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Otros enfatizan la perspectiva del acceso a la comunicación y unos pocos han comprendido su objetivo pedagógico. Por tanto, existe confusión o falta de comprensión de altos referentes educativos, por lo cual debemos señalar las profundas diferencias entre los programas de “informática educativa” (Padre Jesús Montero Tirado, ABC, 26/3/2013), denominados programas de “digitalización”, y la “fluidez tecnológica”, es decir, la capacidad de crear en una plataforma de aprendizaje.
Hagamos una breve reseña histórica. Seymour Papert, sudafricano de nacimiento, colaborador de Jean Piaget, científico, profesor de Matemática de MIT, (Massachussets, Boston, EE. UU.), da nacimiento al “construccionismo” indicando: “El construccionismo tiene la misma connotación del constructivismo del aprendizaje como creación de estructuras de conocimiento a través de la internalización progresiva de acciones. La persona que aprende está conscientemente dedicada a construir una entidad pública, ya sea un castillo de arena en la playa o una teoría del universo” (Papert, 1991).
Señala el “construccionismo” de Papert que la conversación con uno mismo, con los objetos de aprendizaje creados por el individuo, la externalización de los sentimientos y las ideas son prerrequisitos para el aprendizaje. De ahí en más el individuo solo podrá aprender, si él realmente comprende “cómo se aprende a aprender”. Seymour Papert señala que el aprendizaje no tendrá lugar porque el maestro encontró la mejor manera de instruir, sino más bien si ofrece al aprendiz oportunidades para crear, construir, debatir y, por sobre todo, de errar.
Con estas ideas de cómo se aprende, Papert advertía en la década de los sesenta que la tecnología en la escuela mal empleada era mejor no introducir. Es decir, que si pretendíamos que impactara en la educación escolar, y si esperábamos un avance significativo en los resultados de pruebas estandarizadas, los educadores y responsables de políticas educativas terminarían objetando el uso de la tecnología en las escuelas.
Lo predijo y se cumplió. No todos los resultados del uso de las TIC fueron alentadores, y los políticos empezaron a decir: “No funciona”, especialmente los aportantes de fuentes internacionales a los gobiernos locales. Muchos olvidaron que fue categórico Papert cuando señaló que no se hacía lo que se debía hacer con la tecnología. Es decir, se utilizaba la tecnología de manera equivocada y pasiva y, como consecuencia, la errónea implementación de la misma es la que anima a los voluntariosos críticos del programa UCPN en Caacupé, que justamente se esmera en su correcto uso. Papert también predijo, con otros referentes como Alan Kay, que los niños tendrían en sus manos un dispositivo portátil, mucho antes de la creación de las PC, lo que entonces parecía una utopía. Corrían los años sesenta, por tanto Papert se parecía más a un “lunático”, “soñador” o algún profesor de MIT que no comprendía lo que sucedía fuera de la torre de marfil, es decir, del campus universitario. Papert insistió que debíamos pensar en una transformación pedagógica si deseábamos algún impacto significativo en la educación escolar, sobre todo entre grupos de escolares en situaciones vulnerables, donde el maestro desconoce la importancia del razonamiento crítico. Es decir, anunciaba un cambio de paradigma en el sentido de Kuhn. A partir de esta idea central, de construir el propio aprendizaje, Papert y sus colegas de MIT inician el proyecto LOGO. No es esto más que un micromundo o espacio de aprendizaje con objetos que el niño va usando para construir y poner a prueba su propia idea, su imaginación. Para los temerosos de los efectos deletéreos del individualismo y el aislamiento supuesto que la tecnología ejerce en el niño, Papert y colegas observaron que la presencia de otros es necesaria para la construcción y el desarrollo de los nuevos conceptos, porque el compartir les da la oportunidad de encontrar y corregir errores, reflexionar conjuntamente y ahondar en sus reflexiones. Ese compartir se evidencia cuando observamos a grupos de niños crear con la tecnología correcta.
Señalando lo arriba mencionado, no cabe la menor duda de que no se ha comprendido a cabalidad la plataforma de aprendizaje que se trata de expandir a través del proyecto UCPN en nuestro país, por lo menos en el distrito de Caacupé. La máquina, hoy día una portátil, de cualquier marca o color, siempre y cuando cumpla con los presupuestos pedagógicos señalados por Papert, tendrá una enorme utilidad, ya que manejando los códigos y lenguajes apropiados, el niño podrá construir su propia visión del mundo.
No es fácil para muchos, y menos aún si no pertenecen a la profesión educativa o la ejercen fuera del aula, comprender el porqué del proyecto UCPN. Mientras sigamos discutiendo sobre la digitalización, como el uso apropiado de internet, el sistema operativo, el procesador de textos, las planillas electrónicas, los resultados no serán abrumadores. La informática tradicional, si bien utiliza la tecnología digital, la emplea dentro del paradigma educativo existente cuando que lo que se pretende es ingresar con osadía a un nuevo paradigma, el de la fluidez tecnológica centrada en el desarrollo de la lógica matemática. Pero la realidad de la precariedad de nuestro sistema educativo en las escuelas públicas, sobre todo las rurales, es tan fuerte que aunque solamente trabajemos con digitalización y no lleguemos a la fluidez tecnológica, el esfuerzo por conectar a los niños al mundo habrá valido la pena. Pues en lugar de analfabetos funcionales habrá escolares digitalizados, quienes se insertarán en puestos laborales, y el resultado habrá pagado su costo.
Sigamos luchando, aun cuando queda arduo camino por recorrer. En algún momento, políticos, educadores, maestros y el ciudadano común comprenderán que la digitalización y la fluidez tecnológica son espacios diferentes y ambos son necesarios. El primero es un inicio, servirá de algo, pero el que marcará una diferencia será el que obtenga fluidez tecnológica para la creatividad, característica necesaria de las sociedades modernas. No es el objetivo principal que los escolares se conviertan en programadores o desarrolladores tecnológicos como algunos superficiales comentarios sugieren, sino que en el proceso de desarrollar su lenguaje de programación habrán tenido la oportunidad de construir, crear, compartir, debatir, desafiar, errar, predecir, hipotetizar y jugar con sus ideas. Esa es la diferencia y de eso trata el mundo moderno.
DIGITALIZACIÓN
Manejo de herramientas de ofimática, como procesador de textos, hoja de cálculo, presentaciones.
Utilización de sistema operativo: manejo de iconos y símbolos.
Manejo de la web 2.0.
Recepción de información y comunicación.
FLUIDEZ TECNOLÓGICA
Diseño y desarrollo de objetos multimedia: animaciones, simulaciones, modelaciones.
Desarrollo de código para el sistema operativo y sus programas.
Concreción de conocimiento en plataformas colaborativas virtuales.
Construcción de conocimiento.Colaboración, reflexión y construcción de ideas.
Editor: Alcibiades González Delvalle - alcibiades@abc.com.py
(*)Educadora