De mitos, monjes y saberes

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En 1968, los tripulantes de la nave espacial Apolo 8 -la primera que giró en torno a la Luna- leyeron en vuelo el primer versículo del Génesis para sugerir que la ciencia, fundada en la razón, y la religión, fundada en la fe, son compatibles.1 Lo cierto, empero, es que la relación entre ellas resulta conflictiva. Ya el primer libro de la Biblia revela esa tirantez al contar que Adán y Eva penaron por haber violado la prohibición divina al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.