Compromiso con la educación pública

Los que no tenemos poder político, tenemos —sin embargo— el derecho de manifestar nuestras inquietudes y preocupaciones acerca de la educación pública.

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Nuestra prédica se ha de escuchar en algún momento. Entendemos que los referentes responsables de la clase política se ocupan de estas cuatro cuestiones fundamentales que afectan a nuestra sociedad: la seguridad, la salud pública, la economía y la educación pública. Esta última es la cuestión que necesita mayor atención por la sensibilidad que ella comporta, por la incidencia que tiene sus resultados en el comportamiento de la sociedad. En las tres primeras cuestiones, podemos aplicar fórmulas o métodos traídos de otros países de la región o tal vez de otros continentes, sin descuidar del todo nuestras realidades, las que no dejan de tener algunas similitudes con las de otros países. En educación pública, sin embargo, no se debe hacer lo mismo porque la educación pública necesita política de Estado que consulte nuestra realidad como nación, como país. Nuestra realidad para el sector “educación pública” es única e irrepetible. Hemos dicho tantas veces y hoy volvemos a decir: tenemos una realidad sociolingüística única que no admite ningún trasplante de afuera; no debemos traer fórmulas o métodos de otros países, por más que hayan dado los mejores resultados en los países de origen. Somos nosotros, los técnicos paraguayos, los que debemos encontrar las fórmulas o métodos que vayan a generar una política educativa pública que consulte nuestra realidad sociolingüística: esa es la cuestión.

Para ello, hay que buscar los mejores recursos humanos, por su honestidad y profesionalismo: tenemos gentes calificadas, hombres y mujeres, que pueden cumplir roles útiles en la función pública. Todo depende de que se designe a las personas adecuadas en las funciones técnicas que ha de llevar a cabo el Estado a través de las diversas reparticiones de la administración central. Ojalá que no se repitan en este próximo gobierno los errores del pasado, como designar a un médico como ministro de Justicia y Trabajo o como ministro de Hacienda a un ingeniero civil. Que se abandone por fin la práctica perniciosa e inoperante de llenar de operadores políticos las reparticiones públicas. Esta práctica nociva no hace sino obligarles a los responsables de ministerios u otras reparticiones a mentir en busca de proyectar la mejor imagen de sus gestiones.

No nos olvidamos de algo patético y lamentable que hemos denunciado públicamente en su oportunidad. En efecto, el día sábado 21/06/08, el Ministerio de Educación y Cultura presentó en el Hotel Sheraton sus “avances” en materia educativa, en los que la ministra de Educación volvió a decir que se redujo el analfabetismo y que “la matrícula escolar aumentó considerablemente”. Dicho en otros términos, según el MEC, “todo está bien, no hay problemas en el área educativa, todo marcha sobre rieles, porque hoy hay menos analfabetos que ayer y hay más inscriptos en las escuelas este año que el año anterior”. Todo esto se orquestó porque ya hablábamos insistentemente que la reforma educativa estaba resultando un fracaso (esto se confirmó posteriormente con el cambio de gobierno, porque el nuevo ministro de Educación, el Dr. Riart, reconoció públicamente el fracaso de la reforma educativa). Pero lo ridículo que no olvidamos fue que ese mismo día, sábado 21/06/08, aparecen en los diarios de Asunción grandes titulares que decían: “La educación paraguaya es una de las peores de Latinoamérica”, “Naciones Unidas aplaza a la educación paraguaya” y otros títulos similares. Era el lapidario informe de la Unesco sobre la educación en América Latina y el Caribe. Era el segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo desarrollado por la Unesco en 16 países latinoamericanos, entre ellos, Paraguay; un informe que desnudaba la triste y lamentable situación de nuestra educación pública a nivel país, consecuencia de la errónea política que estábamos implementando y a la que hoy seguimos aferrados.

Todo esto nos pide a gritos que asumamos nuestro compromiso con la educación pública. Necesitamos en esta área políticas de Estado, no políticas de gobierno. Necesitamos sincerarnos con nosotros mismos. Necesitamos recurrir a nuestros mejores profesionales en materia de educación pública.

linotrinidad34@hotmail.com

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