Colaboraciones internacionales o mundialización

Común al arte y a la ciencia es la búsqueda de universalidad, mileu natural de las mentes geniales. Lo que piensan es nuevo y, por ende, de valor universal. No importa dónde ni cómo trabajan; geografía, dinero y métodos, meros accidentes del diario quehacer, no afectan su trabajo. Aun si recurren estratégicamente a materiales o temas locales, de su entorno y tradición, su producción tiene alcance mundial. Pero tales científicos y artistas son los menos. El trabajador diario de la ciencia (¿y del arte?) toma muchas veces concepciones ya definidas en algún paradigma de la ciencia central, que mejora o adapta a las posibilidades locales, o usa materiales indígenas, locales en su composición, diseño o cultura.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2059

Cargando...

Los científicos, para sobresalir desde los países de ciencia periférica e interesar a los de ciencia central, pues la producción local es aceptable para la comunidad internacional solo así, deben realizar grandes esfuerzos y utilizar estrategias de supervivencia que palien la falta de tradiciones científicas. Porque los hallazgos científicos casi siempre se originan en estudios previos hechos en otros países. Porque este encadenamiento de un descubrimiento con otro establece un cuasi determinismo en el sentido de que los poseedores de los conocimientos previos son los más probables descubridores de nuevos conocimientos contenidos en cierta manera en aquellos. Entonces, la misión del científico de un país periférico es doblemente difícil, pues al mismo tiempo que tiene que conformarse a los criterios de los paradigmas centrales, debe también emerger de su cultura tomando prestados conocimientos ajenos. La mejor solución sería crear conocimientos absolutamente nuevos, menos dependientes de su historia, pero ligados a una genialidad que raras veces está presente en la ciencia ordinaria.

COLABORACIONES INTERNACIONALES

Existen varios tipos de colaboración internacional en los trabajos científicos, y difieren en los países de ciencia central y en los de ciencia periférica. En los centrales, el interés por lo exótico o por los vestigios o fósiles de antiguas culturas o seres vivos o inanimados (perdura esa antigua visión colonial) puede ser un estímulo para la colaboración internacional del centro con la periferia. Napoleón fue acompañado por doscientos científicos en la invasión a Egipto. Puede existir un interés particular, por la necesidad de aprender que existe en la periferia que, por la globalización y el desplazamiento de personas, afecta al centro; un típico ejemplo son las enfermedades transmisibles originadas en los animales (zoonosis) de regiones geográficas tropicales y transportadas en los viajes a los países de ciencia central. Las necesidades militares, en el caso del potencial de confrontaciones bacteriológicas o virales, es otro ejemplo.

Las colaboraciones internacionales de los países de ciencia periférica con los de ciencia central tienen que ver con la continuación de trabajos iniciados por discípulos que han vuelto a sus lugares de origen. Los discípulos de mentores de países centrales continúan sus trabajos por un tiempo luego de retornar. En general, siguen las líneas de investigación de las instituciones donde se formaron; estudian las ideas generadas por su mentor u otro miembro del departamento o aportan visiones nuevas pero ligadas a la idea central, todas sin relación con los problemas del país al que volvieron. Los discípulos de instituciones de ciencia central, ya en su ambiente, su país, su cultura, luego de una ruptura con sus mentores de ciencia central, pueden, deben, elegir un nuevo campo de estudio e iniciar una línea original de investigación. Esta es resultado de la búsqueda de un nicho, que tenga potencial de investigación universal, dado su poco estudio, y también dependencia geográfica o ecológica. Es la estrategia ideal para iniciar una carrera independiente de investigación en un país sin tradición científica como el nuestro. Pero ¿cuáles son las dificultades? Por su formación impecable en instituciones de ciencia central, el científico en ciernes gana credibilidad local rápidamente, pues en nuestros países se sobrevalora la formación en el extranjero, pero ahora debe lograr credibilidad internacional, que es más difícil porque los temas de países periféricos rara vez despiertan interés en los centrales, que detentan el descubrimiento y la expansión de nuevos paradigmas científicos. Excepto cuando afectan de alguna manera a su seguridad, o cuando es tan original el área de estudio que esta novedad puede despertar interés. Pero las dificultades con los científicos del primer mundo no son en realidad conceptuales ni de arrogancia; ellos están casi siempre abiertos a la colaboración si el potencial de descubrimiento es significativo: el tema es la financiación. Mientras en los países de ciencia periférica han ido aumentando las contribuciones del Estado o las empresas o las fundaciones de apoyo a la ciencia, lo contrario está ocurriendo en los de ciencia central. Entonces, una estrategia de colaboración muy auspiciosa es, ante la existencia de una buena idea, con materiales e insumos básicos en nuestros países, también conseguir financiación local para cubrir algunos gastos, lo que de inmediato atrae a científicos internacionales para estudios en colaboración.

LO QUE IMPORTA SON LOS MÉTODOS Y LAS TÉCNICAS

Pero donde más fructífera es la colaboración es en la utilización de nuevos métodos o técnicas de punta de los países centrales para mejorar el nivel investigativo de los estudios de los países periféricas. Si hay una buena idea y financiación básica en nuestros países para el componente inicial de los estudios, es fácil interesar a científicos en completar esos trabajos con tecnología avanzada. En general, ante una idea excelente, los científicos de grandes centros no reparan en gastos para usarla en proyectos de nuestros países. El pensamiento científico es poco costoso e independiente de la geografía, pero las técnicas cuestan. Todos nuestros estudios de los últimos diez años han sido realizados de esa manera y no hemos tenido dificultades para lograr aceptabilidad de la investigación en la comunidad internacional.

Notablemente, según un estudio reciente sobre el estado de la ciencia en Suramérica, publicado en la prestigiosa revista científica Lancet, de Londres, países como Perú, Bolivia, Paraguay y Ecuador, notorios por su poca ciencia, han dado en los últimos años un salto cuantitativo y cualitativo, con más colaboraciones internacionales que países como Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, líderes en las ciencias de nuestro continente. Es que cuando uno se inicia en la ciencia, en cierta manera depende de esta colaboración, primer paso para ir gradualmente logrando independencia, a la que están más próximos estos últimos países. Hay que evitar la autosuficiencia engañosa que es posible que se dé en países vecinos que están logrando publicar y priorizar sus trabajos en revistas locales ya indexadas a nivel internacional con poca colaboración internacional. Ocurre lo contrario en los países centrales, que hacen un deliberado esfuerzo para internacionalizar a sus profesores universitarios. En las escuelas exclusivas de la Liga de Hiedra (Ivy League) de Estados Unidos, un profesor médico asistente, para ser profesor adjunto, debe ganar reputación nacional con sus investigaciones; esto se mide cuando lo invitan a escribir un capítulo en un libro reconocido en el país. Para ser profesor titular (full profesor), debe lograr reputación internacional, que se mide por las invitaciones a dictar conferencias en otros países y sobre todo por sus publicaciones científicas con colaboradores internacionales.

antoniocubillaramos@gmail.com

Instituto de Patología e Investigación

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...