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Cuando en 1992 la clase política del país despertó de su letargo y consagró en la actual Constitución Nacional la oficialización del idioma guaraní, así como la obligatoriedad de la enseñanza –en los comienzos del proceso escolar– “en la lengua oficial materna del educando” (Art. 77 de la CN), se intentó corregir el error a que estamos refiriéndonos y así se inició en el país una tímida enseñanza bilingüe bicultural. Esa timidez estaba mimetizada en el mismo proyecto, porque esto nació con una fuerte dosis de hipocresía. Se inició la gestión para acallar la reclamación que se venía detrás de la oficialización del guaraní. No hubo convencimiento ni sinceridad de propósitos en los elaboradores y ejecutores del proyecto cuando la enseñanza bilingüe bicultural se insertó en la Reforma Educativa en 1994. La Reforma fue un rotundo fracaso, aunque algunos pretenden negar ese fracaso, simplemente porque tuvieron algún protagonismo en el proceso. Después de que el ministro de Educación Dr. Riart admitió públicamente tal fracaso, se llamaron a silencio aquellos improvisados defensores o pretendidos justificadores del fracaso. Definitivamente, el problema no tuvo solución. Seguimos con la asimetría comentada.
Hoy tenemos la Ley de Lenguas, la que en el fondo nos obliga a revisar nuestro sistema educativo. Pero muchos compatriotas, especialmente aquellos con algún poder político, necesitan fortalecer su sentimiento de identidad y tener un acabado conocimiento de nuestra cultura. Muchos tienen un error conceptual, inoperante y pernicioso, al creer que el guaraní sirve solamente para el “kachiãireato”. Se debe entender que la lengua guaraní es un sistema de comunicación con autonomía y capacidad; que no tiene nada que envidiar a ninguna de las lenguas modernas indoeuropeas; que es un sistema portador de la cultura guaraní, de la cosmovisión guaraní. Necesitamos corregir rumbos y fortalecer la enseñanza y consiguientemente, el conocimiento del guaraní, para que, a través de ese fortalecimiento, podamos revertir nuestra caótica falencia en el manejo de nuestro lenguaje en castellano. Ya lo dijimos en artículos anteriores que es de vital importancia la alfabetización en lengua materna (Art. 77 de la CN) porque la lengua de instrucción debe ser bien conocida, bien desarrollada y utilizada con fluidez por el educando, porque si no es así, el resultado cognitivo de la enseñanza va a seguir siendo nulo y así seguiremos multiplicando lamentablemente el ejército de analfabetos funcionales en castellano, que es uno de los resultados más perceptibles y negativos de nuestro actual sistema educativo.
linotrinidad34@hotmail.com