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ENTRE LO SIMILAR Y LO DIFERENTE
Yo diría que la semejanza mayor entre Francia y Artigas es que el proceso de independencia de cualquiera de nuestros dos países está ligado fuertemente a los aciertos e historia pública de ellos dos. Artigas es imprescindible para el proceso independista uruguayo, aunque él no lo completa esto se hace en lo que se llama el segundo período de la independencia, con los llamados 33 orientales, que no eran 33 convengamos.
Y en el caso de Paraguay, la independencia se logra con el Dr. Francia. Los dos son inseparables del proceso de surgimiento del Paraguay y Uruguay como nuevos países independientes. Y la diferencia que yo encuentro más importante es que, si bien la propuesta federal fue formulada por primera vez en el tiempo por Gaspar Rodríguez de Francia, este luego se arrepiente y se retrotrae, porque el federalismo implicaba una acción mancomunada con las otras provincias del Río de la Plata, algo a lo que él no estaba dispuesto, pues vislumbraba ya la política de aislamiento como la forma de preservar a Paraguay y preservarlo para un poder omnipotente; o sea, que él formula la federación, y lo hace con una formulación teórica muy rica, muy buena, pero quien la lleva a cabo (y no porque haya leído al Dr. Francia ) es Artigas. Él llega a lo mismo por otro camino; la suya será una propuesta de verdad contundente y a la vez práctica. El campeón de la federación será Artigas. Su caída política se debe, precisamente, a que no renunció a la idea de federación.
Hay una diferencia, que es para mí la más notoria: Francia mantuvo el poder; logró tanto poder que según cuenta Demersay, cuando estaba muerto en la cama, alguien instó a su ayudante de cámara que fuera a corroborar su muerte, el ayudante se negó, aduciendo: "¿¡Y si se despierta!?".
Eso es morir con poder, ¿no? Impresionante. Mientras que Artigas no supo conservarlo; ahí hay una diferencia notoria entre ellos: uno fue un poder triunfante y el otro fue un poder derrotado, militarmente.
Uno pudo hacer al Paraguay más a su forma y estilo, y el otro quedó para el Uruguay en el relato de la nación, que hace de esa derrota un triunfo moral y convierte a Artigas en una figura superlativamente perfecta. En el héroe referencial, en el señor de las frases magníficas, que son guías morales. En eso lo convierte, colocándolo en un lugar de idealización. Quizás precisamente, porque no gobierna, no se desgasta.
SOBRE PASIONES ENCONTRADAS
En Paraguay hay francismo y antifrancismo y acá en Uruguay no tenés un antiartiguismo, debido a ese proceso de idealización. Hay un historiador que casi solitariamente se atreve a hacer críticas al artiguismo, que es Guillermo Vázquez Franco.
Yo, cada vez que voy al Paraguay, que lo hago con deleite absoluto, para estudiar historia paraguaya los escucho hablar de su historia con esa pasión ... y me generan una sonrisa que sale del corazón.
Hay un distanciamiento que provoca el conocimiento, que implica que un investigador toma partido con el presente, que respecto al pasado tiene que ir por lo pronto sabiendo que todo el mundo está muerto, y que él trae el personaje del pasado al presente, pero tiene que saber tomar distancia y preguntarse: ¿Qué aporta el dilema francismo o antifrancismo en el siglo XXI?, ¿qué aporta en relación con otros problemas de hoy en día? El dilema de hoy es, por ejemplo, qué vamos hacer con los derechos de autor y la piratería. Hay una franja importantísima de industria que depende del uso libre o no de lo creativo.
Fíjate: ese es un problema social. ¿Qué repuesta puede dar el Dr. Rodríguez de Francia? ¿Qué vigencia puede tener el francismo para algunos problemas del presente? Ninguna, no tiene vigencia nada del siglo XIX. Puede tener connotaciones, que es diferente un lugar en el proceso de construcción nacional (nada más ni nada menos), pero creo (quizás soy demasiado antidogmática), que ningún "ismo" puede servir como receta eterna.
LA PARAGUAYA MELCHORA CUENCA
En Artigas primaba su vida política, primaba por sobre todas las demás cosas, primaba tanto que él fue bastante atento y fiel al cuidado de sus hijos; no negó su paternidad en ninguno de ellos, demostró preocupación hasta último momento, pero no se puede decir lo mismo respecto a las mujeres que tuvo; allí hubo de todo: infidelidades, coexistencias, entonces, ¿cuál fue el papel de Melchora Cuenca? No hay mucha más información que la de su existencia y los dos hijos (Santiago y María) que tuvo con Artigas; el resto es que él no la lleva con él en ese tramo final de los años 19-20. Ella lo acompaña hasta Mandisovi. En una de las últimas cartas que Artigas le escribe a su hijo mayor, Manuel, le dice: "Hay una cuadrilla de caballos rosados que son nuestros que están en tal lado que a fulanito le prestamos la carretilla, no se la pidas pero tú tienes que saber que te pertenecen, protege a los tíos (negros viejos al servicio de la familia), pero hazlos trabajar, etc.". Y le dice: "Cuida de Santiago y de María, no dejes que a Melchora le falte nada, que lo de ella es de ella, no se lo toques, pero tampoco dejes que críe a Santiago". No le tenía confianza como para que ella criara al niño a su usanza. Y a Santiago lo terminaron criando Fructuoso Rivera y su mujer, Bernardina. Pero no pudo hacer lo mismo con María, la hija, pues cuando la mujer de Rivera fue a buscarla para que se la entregara, le dijo que no a Bernardina; que María era lo único que le quedaba. Melchora y María, cuando Santiago llega a hombre y se convierte en soldado en la zona de Entre Ríos, se trasladan hasta Entre Ríos a vivir bajo la protección de Santiago.
Rencor y enojo tiene Melchora con Artigas, ¿cómo es que no la dejan seguir a su hombre? y no la debe haber dejado porque los peligros eran inminentes y era un hombre que iba a ser muerto; se despidió de todo y de todos.
Artigas no deja partir a Melchora por esa situación de hombre derrotado que él lleva a cuestas; podían matar a todo el que estuviera con él.
Esto es todo lo que se sabe de Melchora. ¿Tuvo un protagonismo politico-militar? No; fue la mujer de un gran hombre en el momento de instancia final de su vida.
Hay que visibilizarla, visibilizar a todo el que se pueda está bien; al más anónimo de los personajes, siempre está bien. ¿Cuál es el mérito de la visibilidad retroactiva? Cuando tú le das visibilidad a quien la tiene menos, lo estás haciendo emerger, posiblemente aportando causalidad y factores determinantes de por qué se actúa de una manera, claves psicológicas de cómo se piensa. El mérito de esa visualización es la ampliación de las causas explicativas del relato histórico.
UNA TESIS DOCTORAL QUE APROXIMA
Hace cuatro años que estoy escribiendo mi tesis doctoral para la Universidad de Salamanca. Te va a encantar; a los paraguayos les va a encantar: el tema es sobre aquellos que se mantuvieron leales a la Corona española durante los procesos revolucionarios, los que las historias nacionales nominan como los monárquicos, los realistas, los antirrevolucionarios, los godos, los gachupines y todos los demás nombres, la mayoría de ellos despectivos. Los enemigos de Artigas y enemigos del Dr. Francia. ¿Por qué? Porque voy a hacerlo en un estudio comparativo de Asunción y Montevideo. La comparación es difícil, porque todo el mundo me pregunta: Montevideo fue una ciudad de resistencia de los españoles frente a la revolución, pero en Paraguay no hubo nada y, sin embargo, en mi trabajo creo poder probar que hubo algo, hay que rastrearlos mucho a los pro lealtad monárquica en Paraguay, pero hubo más de lo que pensaban. Incluso, el que hayan sido pocos, a mí me sirve como contraluz y comparación con Montevideo, verdadero foco españolista. Espero sorprenderlos con respecto a esos españoles que estuvieron tan callados, tan sofocados, tan diluidos, sin posibilidad de decir que sí hubo algún intento de resistencia, porque sí hubo apego a la Corona.
¿Cuáles son las claves? Hubo un intento de entendimiento muy fugaz, un eje Montevideo-Asunción, eje de resistencia, sobre todo a la Junta de Buenos Aires, eje realista, eje en base a Velazco. En mi opinión, fue interesante que se formara porque se precisaban mutuamente: para Montevideo, la llegada al oro de Potosí implicaba un camino que pasaba por Asunción; y para Asunción, su salida al mar implicaba un puerto, tener un puerto como el de Montevideo como vía de salida, porque con Buenos Aires no se entendían nada. Yo creo que esa es una línea que está como en los huesos de nuestros países, es la unión de los pequeños de cara a los países mayores; cada uno tiene necesidad del otro. Modernamente, llamamos a esto como hidrovía.
Creo que esa hermandad nos une poderosamente a paraguayos y uruguayos. Por lo menos, yo la noto en la historia, como un entendimiento mágico que todavía tiene vigencia, como por ejemplo, con el episodio del bloqueo de los puentes con Argentina, el primer país en solidarizarse con Uruguay fue Paraguay
LECTURAS OBLIGADAS
Me fueron fundamentales autores con una panorámica general y gran erudición, como Julio César Chaves; autores de fina percepción geográfica y social como el holandés Jan Kleinpenning (Paraguay 1515-1870. Una geografía temática de su desarrollo), editado por Tiempos de Historia en 2011; o los estupendos estudios de antropología histórica e indigenismo, de Bartomeu Melià; o los trabajos de extranjeros dedicados temáticamente al Paraguay, como Thomas Whigham y Jerry Cooney. No puedo dejar de mencionar los grandes clásicos (ESO SÍ: imbuidos de los rasgos de cada etapa historiográfica y sobre todo del relato de la nación, tan intencionadamente patriótico, tan emotivo, tan reñido con las reglas de la moderna historiografía, siempre atenta al discurso y el papel de las representaciones): Fulgencio Moreno, Mariano Antonio Molas, Rafael Velázquez, etcétera. Estoy muy agradecida a las escasas y estupendas crónicas de época, como las cartas de los hermanos Robertson o el clásico de Rengger y Longchamps. También he aprendido (y celebrado) mucho la aparición de miradas renovadas, eruditas, acompasadas al ritmo de la historiografía que se hace en el mundo, como lo son los más recientes trabajos de Milda Rivarola, Liliana Brezzo, Ignacio Telesca, Hérib Caballero Campos, Guido Rodríguez Alcalá. Y, por supuesto, mi gratitud para los trabajadores silenciosos de los archivos, por las ediciones de documentos, caso del historiador Viola y sus largos años de trabajo y caso del equipo actual de la editorial Tiempos de Historia, encabezados por Martín Romano y Andrea Tutte, que han publicado esos tres magníficos tomos sobre el Dr. Francia.
Yo diría que la semejanza mayor entre Francia y Artigas es que el proceso de independencia de cualquiera de nuestros dos países está ligado fuertemente a los aciertos e historia pública de ellos dos. Artigas es imprescindible para el proceso independista uruguayo, aunque él no lo completa esto se hace en lo que se llama el segundo período de la independencia, con los llamados 33 orientales, que no eran 33 convengamos.
Y en el caso de Paraguay, la independencia se logra con el Dr. Francia. Los dos son inseparables del proceso de surgimiento del Paraguay y Uruguay como nuevos países independientes. Y la diferencia que yo encuentro más importante es que, si bien la propuesta federal fue formulada por primera vez en el tiempo por Gaspar Rodríguez de Francia, este luego se arrepiente y se retrotrae, porque el federalismo implicaba una acción mancomunada con las otras provincias del Río de la Plata, algo a lo que él no estaba dispuesto, pues vislumbraba ya la política de aislamiento como la forma de preservar a Paraguay y preservarlo para un poder omnipotente; o sea, que él formula la federación, y lo hace con una formulación teórica muy rica, muy buena, pero quien la lleva a cabo (y no porque haya leído al Dr. Francia ) es Artigas. Él llega a lo mismo por otro camino; la suya será una propuesta de verdad contundente y a la vez práctica. El campeón de la federación será Artigas. Su caída política se debe, precisamente, a que no renunció a la idea de federación.
Hay una diferencia, que es para mí la más notoria: Francia mantuvo el poder; logró tanto poder que según cuenta Demersay, cuando estaba muerto en la cama, alguien instó a su ayudante de cámara que fuera a corroborar su muerte, el ayudante se negó, aduciendo: "¿¡Y si se despierta!?".
Eso es morir con poder, ¿no? Impresionante. Mientras que Artigas no supo conservarlo; ahí hay una diferencia notoria entre ellos: uno fue un poder triunfante y el otro fue un poder derrotado, militarmente.
Uno pudo hacer al Paraguay más a su forma y estilo, y el otro quedó para el Uruguay en el relato de la nación, que hace de esa derrota un triunfo moral y convierte a Artigas en una figura superlativamente perfecta. En el héroe referencial, en el señor de las frases magníficas, que son guías morales. En eso lo convierte, colocándolo en un lugar de idealización. Quizás precisamente, porque no gobierna, no se desgasta.
SOBRE PASIONES ENCONTRADAS
En Paraguay hay francismo y antifrancismo y acá en Uruguay no tenés un antiartiguismo, debido a ese proceso de idealización. Hay un historiador que casi solitariamente se atreve a hacer críticas al artiguismo, que es Guillermo Vázquez Franco.
Yo, cada vez que voy al Paraguay, que lo hago con deleite absoluto, para estudiar historia paraguaya los escucho hablar de su historia con esa pasión ... y me generan una sonrisa que sale del corazón.
Hay un distanciamiento que provoca el conocimiento, que implica que un investigador toma partido con el presente, que respecto al pasado tiene que ir por lo pronto sabiendo que todo el mundo está muerto, y que él trae el personaje del pasado al presente, pero tiene que saber tomar distancia y preguntarse: ¿Qué aporta el dilema francismo o antifrancismo en el siglo XXI?, ¿qué aporta en relación con otros problemas de hoy en día? El dilema de hoy es, por ejemplo, qué vamos hacer con los derechos de autor y la piratería. Hay una franja importantísima de industria que depende del uso libre o no de lo creativo.
Fíjate: ese es un problema social. ¿Qué repuesta puede dar el Dr. Rodríguez de Francia? ¿Qué vigencia puede tener el francismo para algunos problemas del presente? Ninguna, no tiene vigencia nada del siglo XIX. Puede tener connotaciones, que es diferente un lugar en el proceso de construcción nacional (nada más ni nada menos), pero creo (quizás soy demasiado antidogmática), que ningún "ismo" puede servir como receta eterna.
LA PARAGUAYA MELCHORA CUENCA
En Artigas primaba su vida política, primaba por sobre todas las demás cosas, primaba tanto que él fue bastante atento y fiel al cuidado de sus hijos; no negó su paternidad en ninguno de ellos, demostró preocupación hasta último momento, pero no se puede decir lo mismo respecto a las mujeres que tuvo; allí hubo de todo: infidelidades, coexistencias, entonces, ¿cuál fue el papel de Melchora Cuenca? No hay mucha más información que la de su existencia y los dos hijos (Santiago y María) que tuvo con Artigas; el resto es que él no la lleva con él en ese tramo final de los años 19-20. Ella lo acompaña hasta Mandisovi. En una de las últimas cartas que Artigas le escribe a su hijo mayor, Manuel, le dice: "Hay una cuadrilla de caballos rosados que son nuestros que están en tal lado que a fulanito le prestamos la carretilla, no se la pidas pero tú tienes que saber que te pertenecen, protege a los tíos (negros viejos al servicio de la familia), pero hazlos trabajar, etc.". Y le dice: "Cuida de Santiago y de María, no dejes que a Melchora le falte nada, que lo de ella es de ella, no se lo toques, pero tampoco dejes que críe a Santiago". No le tenía confianza como para que ella criara al niño a su usanza. Y a Santiago lo terminaron criando Fructuoso Rivera y su mujer, Bernardina. Pero no pudo hacer lo mismo con María, la hija, pues cuando la mujer de Rivera fue a buscarla para que se la entregara, le dijo que no a Bernardina; que María era lo único que le quedaba. Melchora y María, cuando Santiago llega a hombre y se convierte en soldado en la zona de Entre Ríos, se trasladan hasta Entre Ríos a vivir bajo la protección de Santiago.
Rencor y enojo tiene Melchora con Artigas, ¿cómo es que no la dejan seguir a su hombre? y no la debe haber dejado porque los peligros eran inminentes y era un hombre que iba a ser muerto; se despidió de todo y de todos.
Artigas no deja partir a Melchora por esa situación de hombre derrotado que él lleva a cuestas; podían matar a todo el que estuviera con él.
Esto es todo lo que se sabe de Melchora. ¿Tuvo un protagonismo politico-militar? No; fue la mujer de un gran hombre en el momento de instancia final de su vida.
Hay que visibilizarla, visibilizar a todo el que se pueda está bien; al más anónimo de los personajes, siempre está bien. ¿Cuál es el mérito de la visibilidad retroactiva? Cuando tú le das visibilidad a quien la tiene menos, lo estás haciendo emerger, posiblemente aportando causalidad y factores determinantes de por qué se actúa de una manera, claves psicológicas de cómo se piensa. El mérito de esa visualización es la ampliación de las causas explicativas del relato histórico.
UNA TESIS DOCTORAL QUE APROXIMA
Hace cuatro años que estoy escribiendo mi tesis doctoral para la Universidad de Salamanca. Te va a encantar; a los paraguayos les va a encantar: el tema es sobre aquellos que se mantuvieron leales a la Corona española durante los procesos revolucionarios, los que las historias nacionales nominan como los monárquicos, los realistas, los antirrevolucionarios, los godos, los gachupines y todos los demás nombres, la mayoría de ellos despectivos. Los enemigos de Artigas y enemigos del Dr. Francia. ¿Por qué? Porque voy a hacerlo en un estudio comparativo de Asunción y Montevideo. La comparación es difícil, porque todo el mundo me pregunta: Montevideo fue una ciudad de resistencia de los españoles frente a la revolución, pero en Paraguay no hubo nada y, sin embargo, en mi trabajo creo poder probar que hubo algo, hay que rastrearlos mucho a los pro lealtad monárquica en Paraguay, pero hubo más de lo que pensaban. Incluso, el que hayan sido pocos, a mí me sirve como contraluz y comparación con Montevideo, verdadero foco españolista. Espero sorprenderlos con respecto a esos españoles que estuvieron tan callados, tan sofocados, tan diluidos, sin posibilidad de decir que sí hubo algún intento de resistencia, porque sí hubo apego a la Corona.
¿Cuáles son las claves? Hubo un intento de entendimiento muy fugaz, un eje Montevideo-Asunción, eje de resistencia, sobre todo a la Junta de Buenos Aires, eje realista, eje en base a Velazco. En mi opinión, fue interesante que se formara porque se precisaban mutuamente: para Montevideo, la llegada al oro de Potosí implicaba un camino que pasaba por Asunción; y para Asunción, su salida al mar implicaba un puerto, tener un puerto como el de Montevideo como vía de salida, porque con Buenos Aires no se entendían nada. Yo creo que esa es una línea que está como en los huesos de nuestros países, es la unión de los pequeños de cara a los países mayores; cada uno tiene necesidad del otro. Modernamente, llamamos a esto como hidrovía.
Creo que esa hermandad nos une poderosamente a paraguayos y uruguayos. Por lo menos, yo la noto en la historia, como un entendimiento mágico que todavía tiene vigencia, como por ejemplo, con el episodio del bloqueo de los puentes con Argentina, el primer país en solidarizarse con Uruguay fue Paraguay
LECTURAS OBLIGADAS
Me fueron fundamentales autores con una panorámica general y gran erudición, como Julio César Chaves; autores de fina percepción geográfica y social como el holandés Jan Kleinpenning (Paraguay 1515-1870. Una geografía temática de su desarrollo), editado por Tiempos de Historia en 2011; o los estupendos estudios de antropología histórica e indigenismo, de Bartomeu Melià; o los trabajos de extranjeros dedicados temáticamente al Paraguay, como Thomas Whigham y Jerry Cooney. No puedo dejar de mencionar los grandes clásicos (ESO SÍ: imbuidos de los rasgos de cada etapa historiográfica y sobre todo del relato de la nación, tan intencionadamente patriótico, tan emotivo, tan reñido con las reglas de la moderna historiografía, siempre atenta al discurso y el papel de las representaciones): Fulgencio Moreno, Mariano Antonio Molas, Rafael Velázquez, etcétera. Estoy muy agradecida a las escasas y estupendas crónicas de época, como las cartas de los hermanos Robertson o el clásico de Rengger y Longchamps. También he aprendido (y celebrado) mucho la aparición de miradas renovadas, eruditas, acompasadas al ritmo de la historiografía que se hace en el mundo, como lo son los más recientes trabajos de Milda Rivarola, Liliana Brezzo, Ignacio Telesca, Hérib Caballero Campos, Guido Rodríguez Alcalá. Y, por supuesto, mi gratitud para los trabajadores silenciosos de los archivos, por las ediciones de documentos, caso del historiador Viola y sus largos años de trabajo y caso del equipo actual de la editorial Tiempos de Historia, encabezados por Martín Romano y Andrea Tutte, que han publicado esos tres magníficos tomos sobre el Dr. Francia.