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Acerca de este libro, Myrna Martínez Núñez González se dirigió a “Los lectores opinan”, de este diario, quejándose de que en algunas facultades se usa este libro como texto base y sugiere, a la vez, que “el Rectorado no debe permitir que se utilice este texto, único dueño de la verdad”.
Acerca de estas y otras afirmaciones de la lectora, los autores de Lengua española – Teoría y práctica dicen en un escrito que nos han hecho llegar: “Lo de único dueño de la verdad, es una afirmación gratuita y cuasi agraviante. En ninguna parte del texto se sostiene tal aseveración; al contrario, del extenso escrito que analizamos se puede colegir que la autora del libelo se considera única dueña de la verdad, pues no admite otro enfoque de la enseñanza de la lengua que sea diferente de la que ella propugna o defiende. Nosotros no rechazamos otros enfoques relacionados con la competencia comunicativa. En el libro criticado, que, según la opinante, no reúne las condiciones que el nivel exige (examen de ingreso), se desarrollan ítem por ítem los contenidos programáticos de la materia vigente en algunas universidades y facultades nacionales y privadas”.
Los autores del libro agregan que en el artículo analizado, en que se habla con insistencia de modernidad, la opinante se contradice cuando afirma que el Ministerio de Educación hace más de diez años actualizó los contenidos y la metodología de enseñanza de la lengua.
Justamente en los últimos años —dicen Maxdonia E. Fernández y Juan E. Aguiar— se produjeron vertiginosos cambios en todos los aspectos de la lengua española, por lo que convendría revisar los contenidos programáticos aprobados hace añares por el ministerio del ramo si se quiere invocar modernidad. Por otra parte, sigue vigente aquella frase “Por los frutos los conoceréis”. ¿Qué resultados han dado los contenidos programáticos aplicados desde hace décadas en la enseñanza de la lengua? Citemos algunos: miles de maestros y maestras aplazados y aplazadas en todos los concursos organizados por el ministerio para llenar vacancias; pésima redacción de los alumnos egresados de la enseñanza media; lamentable forma de expresarse de los políticos en general y, en especial, de los honorables parlamentarios como muchos profesionales egresados universitarios, todos ellos productos del sistema educativo actualizado hace más de una década.
Acerca del libro, los autores dicen que es el resultado de una minuciosa investigación, de largas horas de estudio y consultas de cientos de libros, de varios países hispanohablantes. En cuanto a las terminologías utilizadas, nos ceñimos a las empleadas por los textos académicos normativos (de la RAE y la ASALE), sin desconocer que existen otros sistemas y nomenclaturas igualmente válidos.
Este libro fue escrito para preparar a los postulantes con un fin concreto y limitado a apenas noventa horas cátedra en algunos casos, y en otros, apenas sesenta horas. De ningún modo en este breve tiempo hemos de desarrollar la comunicación en toda su amplitud, por lo que nos limitamos a que el estudiante conozca las concordancias, los géneros, el uso correcto de algunos elementos gramaticales y ortográficos. Pero no nos circunscribimos a la pura gramática, pues el libro tiene varios ejercicios de desarrollo del vocabulario, ejercicios de comprensión lectora, de redacción de párrafos, de organización de secuencia básica en un texto, etcétera. El uso ya depende de la preparación del profesor, del objetivo de su empleo, y el que lo sabe usar lo usará toda la vida.