Cargando...
La Academia Paraguaya de la Historia desea expresar a la opinión pública su fuerte preocupación por la circulación y comercialización de documentos falsos sobre la historia paraguaya, lo que constituye una estafa no solo económica sino también intelectual, por el enorme perjuicio para la historiografía del país que esto supone.
Un caso concreto –aunque no el único– es la publicación de escritos apócrifos que se presentan como documentos sobre la vida y trayectoria del general Patricio Escobar y el Mariscal Francisco Solano López. La preocupación de la Academia no responde a ningún juicio, positivo o negativo, sobre esas destacadas figuras, sino a la voluntad de impedir la tergiversación de los hechos históricos con textos fraguados.
La falsedad de esos textos ya ha sido comprobada con estudios periciales, que se pondrán a disposición del público. Esos estudios constataron que ni el papel, ni la tinta, ni el instrumento escritor ni la grafía corresponden a las fechas en que supuestamente se escribieron. Además, las firmas son falsas, como constataron los peritos y, en muchos casos, salta a la vista.
Más allá de los aspectos técnicos, el contenido de estos documentos riñe con los hechos históricos comprobados y llega a extremos absurdos e imposibles. Los papeles sobre Patricio Escobar pretenden ser biográficos y autobiográficos –según se dice, en parte los dictó el propio Escobar y en parte los escribieron paraguayos y extranjeros, entre 1906 y 1910 aproximadamente– e incluyen un pretendido respaldo documental compuesto por gran cantidad cartas y otros papeles fechados a partir de 1864. ¿Quiénes escribieron esta supuesta biografía de Escobar? Entre los paraguayos, se cita a Manuel Domínguez, Manuel Gondra, Alejandro Guanes y Arturo Bray. Esto es dudoso porque en 1904, los tres primeros participaron en la revolución liberal que tumbó al Gobierno colorado al que adhería Escobar; y Arturo Bray –nacido en 1898– no podía ser un buen amanuense a esa edad.
Entre los biógrafos extranjeros se menciona a Bartolomé Mitre, quien supuestamente escribe en la carpeta número cuatro del legajo: «Este trabajo ha sido confeccionado con un sinnúmero de documentos del Archivo Nacional de Asunción». El texto no cita un solo documento y plantea dudas de que pudiera haber sido escrito por Mitre; dudas que se confirman al ver la firma falsa. También se hace aparecer a don Miguel de Unamuno, a quien se le atribuyen varias páginas con una caligrafía que no le pertenece.
La presunta correspondencia de Escobar durante la Guerra contra la Triple Alianza con Venancio Flores, Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento, Pedro II, Tamandare, Caxias, Rio Branco y otros, que ocupa centenares de páginas, se pretendió hacer pasar como auténtica e inédita. Sin embargo, aceptarla como veraz (lo que implicaría ignorar los dictámenes periciales) conduciría a conjeturas absurdas. Si era parte de la correspondencia oficial entre el Gobierno del Paraguay y los de los países aliados, tendría que haber quedado al menos una copia de alguna de esas páginas en archivos oficiales, y se ha confirmado que no hay ninguna. Esto, para el caso de que Escobar obrara con la autorización y el conocimiento del mariscal López. Si Escobar hubiese obrado a título personal, sin autorización de su superior, es imposible que el sistema de seguridad del Ejército paraguayo hubiera dejado pasar tantas cartas sin interceptarlas; en tiempos de guerra, la comunicación no autorizada con el enemigo se castiga con la pena de muerte. La misma pena se impone a la deserción, que en la guerra se interpreta en términos muy estrictos; a ella se exponía Escobar si, como dicen los papeles, iba y venía del campamento paraguayo al aliado para hablar con Mitre y Tamandare.
De hecho, la primera carta de Escobar lleva fecha 6 de agosto de 1864, y la dirige el entonces soldado raso Patricio Escobar al «ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, vizconde de Rio Branco», para decirle: «Haga el favor de evitar la guerra». El destinatario, Paranhos, no era entonces ni vizconde ni ministro de Relaciones Exteriores, algo que solo llegó a ser años después, pero supuestamente contestó la carta y se estableció una relación muy cordial entre ambos. Por eso, 9 de junio de 1867, Pedro II le escribió al general Patricio Escobar para decirle que pactara la paz con el ministro Paranhos –que seguía sin ser ministro–. Escobar llegó a general en 1874, pero Pedro II, Mitre y Sarmiento ya lo llamaban general en sus cartas, dirigidas a su nombre y nada menos que al «Campamento del Ejercito en Azcurra» y preferían tratar con él. Sarmiento le escribía el 23 de noviembre de 1868, diciéndole: «No voy a hablar con Solano López, el pobre está loco». Más adelante, Sarmiento llegó a decirle «mi querido Escobar» y ordenó que todos los soldados argentinos evacuaran totalmente el Paraguay en enero de 1869. Quien sabe algo de historia, sabe que la evacuación total llegó en 1880, con la entrega de la actual Villa Hayes.
Última de cientos, pero no menos pintoresca, es la carta escrita por Escobar en Cerro Corá, el 1 de marzo de 1870, a «Su Alteza Imperial Duque de Caxias, Comandante en Jefe del Ejército Aliado», para decirle «Como director del Ejército Aliado se ha portado de la mejor manera posible». Perdonando lo de «Alteza Imperial», es imposible que el coronel Patricio Escobar no supiera que el comandante aliado, desde hacía más de un año, era el conde D’Eu y no Caxias.
Ante versiones de que han «aparecido» más documentos apócrifos (por los cuales se habrían pagado sumas enormes de dinero), la Academia Paraguaya de la Historia alerta a la comunidad de investigadores, interesados en la historia paraguaya y ciudadanía en general sobre el tema y exhorta a no negociar documentos de época de dudoso origen y menos aun a prestar oídos a versiones interesadas de la historia, nacidas de plumas apócrifas actuales y con claras intenciones distorsionadoras, en una actitud tan ilegal como insultante y dañina para la historia de nuestro país.
acapyhis@rieder.net.py