Cargando...
En un texto publicado en este mismo suplemento el 24 de noviembre pasado, el autor –Rodrigo Cardozo Samaniego– se refiere a las Academias Estudiantiles de la Historia, cuyo objetivo sería «fomentar el conocimiento de la historia a través de la investigación, sea individual o grupal». Inmediatamente, nos recuerda que «una de las áreas de la educación más falseadas durante la dictadura estronista fue precisamente la historia», y que esta fue «utilizada políticamente para fortalecer el régimen». A continuación, sorprendentemente, afirma que la creación de estos espacios para los jóvenes se inscribe en el proceso de «transición hacia la democracia» y que fue por iniciativa de la entonces presidenta de la Academia Paraguaya de la Historia (APH), Olinda Massare de Kostianovsky, que estas academias juveniles fueron creadas en el año 2007 con el fin de la «búsqueda de modalidades innovadoras en la educación».
Lea más: Historias perdidas del anarquismo paraguayo (I). El Pájaro Negro y el DeLorean
Luego de leer este texto, cualquier neófito en el tema asocia a la APH y a sus integrantes, entre ellos a Massare de K., como propiciadores de la transición democrática y enemigos del falseo de la historia por el régimen estronista. Pues bueno, nada más lejano de la trayectoria de Massare.
Nacida en 1939, fue una de las fundadoras en 1966 del Instituto Femenino de Investigaciones Históricas (IFIH), y al año siguiente fue nombrada miembro correspondiente de la APH, en el marco de una coyuntura en la cual dicha corporación estrechó vínculos con el régimen estronista y actuó como colaboracionista cultural en las actividades correspondientes al centenario de la «Epopeya Nacional», desarrolladas entre 1964 y 1970.
Lea más: Historias perdidas del anarquismo paraguayo (II). Consecuencias de pasar de obrero a patrón
A principios de 1970 dictaba clases como profesora adjunta de Historia Moderna y asistente de Historia Nacional (Colonial). Inmediatamente comenzó a ganar posiciones dentro del juego interno de la APH. Por ejemplo, en abril de 1970, durante uno de los ciclos represivos más duros del régimen, uno de sus patrocinadores para su ingreso a la misma, Julio César Chaves –uno de los más eficientes colaboradores culturales del estronismo–, organizó y dirigió un certamen televisivo denominado «Patria es Historia», transmitido por Canal 9 TV Cerro Corá, en donde Olinda Massare preparó al equipo del Colegio Nacional de Niñas, que resultó vencedor. Un claro antecedente de estas contemporáneas Academias Estudiantiles de Historia que nos presenta Cardozo Samaniego. Pocos meses después, en junio, fue consultada para una encuesta sobre la opinión que las mujeres paraguayas tenían de los hombres, también paraguayos. Presentada como «catedrática», opinó que «El hombre paraguayo […] está considerado socialmente más intelectual, superior y mundano […] Entonces, por el siglo XVIII ya se había sedimentado una raza definida, de hombres apuestos, hermosos, trabajadores y virtuosos, que sobrepujaban en cualidades a los del Río de la Plata […] Es que los hombres paraguayos son: sencillamente virtuosos e inteligentes» (1).
En una facultad fuertemente controlada por el régimen, ella pudo dictar clases sin problemas desde 1970 en adelante. En su itinerario la encontramos a cargo de un «Primer Curso Libre de Historia Nacional», desarrollado en septiembre de 1973 (2), cuya apertura estuvo a cargo del tristemente recordado rector de la UNA Dionisio González Torres, quien al asumir como tal en 1969, había declarado: «Debemos tener sumo cuidado de no caer en el extremo de algunos interesados en perturbar la vida universitaria, de confundir autonomía universitaria con inmunidad absoluta, con extraterritorialidad, al punto de transformar el recinto universitario en foco de subversión y cuartel general de desórdenes y guerrillas. Esto, felizmente –acotó el rector–, está lejos de nuestra manera de ser» (3).
En 1978 pasó a ser miembro de número de la APH. En tal condición, junto a Luis Lara Castro e Idalia Flores de Zarza, en mayo de 1980 redactó un informe sobre la posición de la APH respecto al «currículum renovado», el cual fue enviado al ministro de Educación del régimen con el fin de reclamarle que suprimieran la reforma educativa de 1973, que eliminaba horas de la materia Historia, la cual pasaba a ser parte de «Estudios Sociales». Allí afirmaba: «Para un país de tan gloriosa tradición como el nuestro, su estudio [de la historia] era de varias horas por semana, y sus resultados han sido maravillosos en la identificación de todas las generaciones con su pasado, en que brilló tan alto heroísmo, la abnegación y el amor a la patria, para llegar al supremo sacrificio de la vida en defensa de la integridad territorial y el honor de la República». El informe concluye: «Consideramos indispensable una revisión del nuevo plan de estudios, tendiente a devolver a la Historia el lugar que le corresponde como ciencia básica en la cultura universal, poniendo énfasis en la Historia Patria y exaltando a sus héroes» (4). La última oración expresa a las claras que Massare de K. y los miembros de la APH, en materia educativa, eran más reaccionarios y nacionalistas que el mismo estronismo, que con esta reforma cumplía con organismos internacionales que la propulsaban.
Lea más: Historias perdidas del anarquismo paraguayo (III). Los cuatro de 1938
Dentro de su itinerario durante el estronismo, Massare de K. vuelve a aparecer en julio de 1987, en momentos en que era la directora de la carrera de Historia de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), durante las denominadas «III Jornadas de Historia», organizadas por la APH con motivo de dos aniversarios: el primero relativo a los 450 años de la fundación de la ciudad de Asunción, y el segundo, al cincuentenario de la APH (1937-1987). Estas actividades fueron financiadas por la Fundación La Piedad y la Municipalidad de Asunción. Huelga aclarar que ser el director/a de la carrera de Historia implicaba una alineación con el régimen.
A partir de 1989, Massare de K., junto a sus colegas de la APH, llevaron a cabo una operación de invisibilización de su pasado como colaboracionistas culturales del régimen estronista. Tanto fue así que fue nombrada decana de la Facultad de Filosofía y viceministra de Educación entre 1989 y 1992. Sin embargo, a partir de septiembre de 1995 los estudiantes reaccionaron y solicitaron al Consejo Superior Universitario la destitución de Massare de K., aunque no por su pasado, sino por irregularidades en el manejo de los fondos. Uno de los estudiantes que impulsó la denuncia fue el vicepresidente del Centro de Estudiantes de Filosofía, el hoy reconocido historiador Hérib Caballero Campos, quien la responsabilizó por la pobreza de volúmenes en la biblioteca y por la inexistencia de un departamento de investigaciones (5). Pero lo más grave fue la acusación de un «Mal manejo de remuneraciones extraordinarias y el uso de dadivoso de las mismas para algunos funcionarios privilegiados», como también la autorización de Massare para el cobro de «planilleros» a los que nunca se veía en la facultad, entre ellos Jorge Fanego, perteneciente al clan colorado de la localidad de Ybycuí (6).
Lea más: Historias perdidas del anarquismo paraguayo (V). El caso de Emilio Goltz y el paradigma indiciario
En febrero de 1996, ante la amenaza de una destitución y proceso, decidió renunciar alegando motivos de salud (7). Ocho años después, estuvo involucrada en una causa por enriquecimiento ilícito en el marco del proceso por la intervención al Banco Alemán, de donde surgió que Massare de K. había «remesado 50 mil dólares a un banco de Islas Caimán, Trade & Commerce Bank». Posteriormente, la fiscal retiró los cargos (8). Dos años después, viajó a Caracas para participar como delegada de la APH del VI Congreso de Academias Iberoamericanas de Historia, realizado entre el 26 y 30 de abril de 1998. Allí leyó una ponencia en la que insistió con la oposición de la APH a la reforma de 1973 y, en claro contraste con las recomendaciones de 1996 propuestas por Milda Rivarola y Margarita Durán, declaró que «es necesario poner énfasis en “la Historia Patria y exaltando a los héroes”» (9), nuevamente, la matriz histórica del estronismo.
Estuvo al frente de la APH como su presidenta entre 2007 y 2013, en un momento muy especial del proceso político de la región: nos referimos a lo que se conoció como la «marea rosa» –el ciclo de gobierno sudamericanos identificados como progresistas– y al gobierno de Fernando Lugo en el Paraguay. Lo llamativo de las actividades de la APH durante su presidencia fue que, por primera vez en toda su historia, la corporación asumió una postura opositora hacia un gobierno, no siempre explícita, pero con actitudes y gestos muy significativos, como el fastuoso festejo realizado en agosto de 2012 por sus 75 años de vida (1937-2012) a pocos meses del golpe parlamentario a Lugo, y en donde invitados como el uruguayo Héctor Patiño Gardone, representante de la derecha más reaccionaria de su país e informante del ejército uruguayo en la represión universitaria en los setenta (10), pronunció un discurso contra los gobiernos progresistas de la región. No fue casual que, en febrero de 2013, el Franco chiquito –Federico–, ejerciendo la Presidencia de la República, le haya rendido un homenaje a Massare de K. tras su fallecimiento (11).
Incluso, en una muestra de la inercia de las ideas autoritarias que portaba en su praxis, en pleno 2010, Massare de K. concluía la redacción de su informe de gestión 2007-2010 de la presidencia en la APH con la leyenda «Es mi informe», una clara muestra de la prolongación del lenguaje estronista (12).
Reflexiones finales
Massare de K. no es una historiadora a la que se recuerde por su producción académica. Sus trabajos sobre la mujer paraguaya no fueron sino investigaciones propuestas por sus colegas varones y con las premisas de estos. En consecuencia, sin una agenda propia, solo permitieron un reforzamiento del mito heroico, funcional a la matriz de la historia estronista.
Desde 1989 en adelante, trabajosamente, primero desde el periodismo y luego desde el ámbito académico, se abordó el estudio de diferentes actores sociales y sus trayectorias durante el estronismo: los partidos políticos, el movimiento obrero, la oposición armada, el ejército, los movimientos campesinos, y un largo etc. Sin embargo, nunca se estudiaron las trayectorias de aquellos que construyen las representaciones del pasado: los historiadores. La razón es clara: se niegan ellos mismos a ser objetivados, como decía Pierre Bourdieu. Pero debemos preguntarnos: ¿Qué hicieron los historiadores/as paraguayos/as durante el estronismo?
En un muy recomendable artículo de 1997 (13), el politólogo argentino Elías Palti reflexionó sobre cómo la figura de Domingo Sarmiento fue utilizada por sectores antagónicos para explicar su idea de nación, intentando apropiarse de su figura. Denominó a esa práctica «el pretexto Sarmiento», es decir, referirse a su figura como pretexto para hablar de temas más abarcadores. Lejos estoy de pretender equiparar a Massare de K. con Sarmiento, lo cual sería un despropósito, pero sí podemos, teniendo en cuenta el contraste en la valoración sobre ella que expresa este artículo frente al de Cardozo Samaniego, utilizarla como un pretexto para abordar la trayectoria, prácticas y discursos de los historiadores paraguayos bajo el estronismo. Esa es la tarea.
Fuentes
(1) «El hombre paraguayo analizado por mujeres paraguayas», ABC Color, 23 de junio de 1970, pp. 16-17.
(2) «Se inicia hoy ciclo de conferencias en el Primer Curso Libre de Historia Nacional», ABC Color, 24 de septiembre de 1973, p.34.
(3) ABC Color, 3 de julio de 1969.
(4) En Historia Paraguaya, Vol. XXVI, 1989, p. 128.
(5) «Estudiantes pidieron la intervención de Filosofía», ABC Color, 1 de septiembre de 1995, p. 34.
(6) «Anomalías en Filosofía UNA comprometen a Decana», ABC Color, 11 de diciembre de 1995, p. 24.
(7) «Renunció decana de la Facultad de Filosofía UNA», ABC Color, 10 de febrero de 1996.
(8) «Fiscala afirma que ex decana justificó bienes», ABC Color, 10 de enero de 2003.
(9) «Estrategias de cambios en la enseñanza de la Historia», Historia Paraguaya, Vol. XXXVIII, 1998, p. 23.
(10) Ver Islas, Ariadna. (1995). «La Facultad intervenida (1973-1985)», en: Blanca París de Oddone (Coord.). Historia y Memoria. Medio siglo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo: Departamento de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República.
(11) «Recordaron a Carmen de Lara Castro y a Olinda Massare», ABC Color, 27 de febrero de 2013.
(12) En Historia Paraguaya, Vol. L, 2010, p. 399.
(13) Palti, Elías. (1997). «Argentina en el espejo: el “pretexto Sarmiento”», Prismas, No. 1, pp. 13-34.
*Mariano Damián Montero (Buenos Aires, 1976) es profesor de Historia recibido en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, maestrando en Historia Intelectual por la Universidad Nacional de Quilmes, investigador, colaborador en El Suplemento Cultural y autor de artículos sobre historia reciente del Paraguay publicados en revistas de diversos países. Ha publicado los libros Agapito Valiente. Stroessner kyhyjeha. Reconstruyendo la vida de Arturo López Areco. El Partido Comunista Paraguayo y la Columna Mariscal López (Arandurã, 2019) y Obras completas de Lincoln Silva (Arandurã, 2021).