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Voltairine de Cleyre tenía 24 años de edad cuando se presentó en Filadelfia para impartir una conferencia provocativamente titulada Esclavitud sexual, en el curso de la cual interpeló a la multitud con palabras como: «Que la mujer se pregunte: “¿Por qué soy esclava del hombre? ¿Por qué se dice que mi cerebro no es igual al suyo? ¿Por qué mi trabajo no se paga igual que el suyo?”». Corría el año de 1890, y ese tono desafiante y seguro no era usual en una jovencita, pero la aguerrida Voltairine no acababa de llegar al escenario: había escrito su primer poema a los 6 años, y llevaba dando conferencias desde los 19.
Hoy, día de su aniversario de nacimiento, recordamos a Voltairine de Cleyre, nacida en Leslie, Michigan, Estados Unidos, el 17 de noviembre de 1866, hija del sastre francés Héctor de Claire, que nació en Lille en 1836, migró a América, luchó por el Norte en la Guerra de Secesión y, tras la contienda, obtuvo la ciudadanía estadounidense, y de Harriet Elizabeth Billings, que también nació en 1836 y era abolicionista. Harriet y Héctor se casaron en 1861, y Voltairine recibió ese nombre en homenaje a Voltaire.
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La Revuelta de Haymarket, en Chicago, selló la conversión de Voltairine al anarquismo. El 3 de mayo de 1886, los agentes de policía de Chicago dispararon contra una multitud de huelguistas, y mataron a varios. Un grupo de anarquistas se reunió en la Plaza de Haymarket en una protesta pacífica la noche siguiente. Cuando la policía intentó dispersarlos, alguien lanzó una bomba y siete agentes murieron. Ocho anarquistas fueron arrestados, seis de los cuales no estaban en el lugar cuando el incidente ocurrió. Condenados sin pruebas, el 11 de noviembre de 1887 cuatro de ellos fueron ahorcados; el quinto condenado, el joven Louis Lingg, se suicidó en su celda la víspera «para no dar a sus verdugos el placer de matarlo».
Eran los Mártires de Chicago. Voltairine nunca dejó de escribir sobre ellos.
A partir de entonces, el anarquismo fue su causa. El 6 de septiembre de 1901, Leon Czolgosz, un anarquista de padres polacos, disparó dos balas a bocajarro contra William McKinley, vigésimo quinto presidente de Estados Unidos, que murió días después. Czolgosz fue ajusticiado en la silla eléctrica el 29 de octubre, y sus últimas palabras fueron: «Maté al presidente porque era enemigo de la gente buena, de la gente trabajadora. No me arrepiento de mi crimen. Me arrepiento de no haber podido ver a mi padre». Esto puso a los anarquistas en el punto de mira de la policía y las autoridades. Después de su ejecución, el nuevo presidente, Theodore Roosevelt, declaró: «Al lado de la eliminación del anarquismo, cualquier otra cuestión es secundaria». En todo el país, los anarquistas fueron perseguidos y arrestados. En ese clima, no fue tan insólito que el senador Joseph R. Hawley ofreciera mil dólares a quien le disparase a un anarquista.
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Voltairine de Cleyre le respondió con una carta en la que le decía que se ahorrase la recompensa, que podía matarla gratis. Es la «Carta al senador Hawley» («A Letter to Senator Hawley»), que apareció publicada en la revista Free Society, vol. 9, n° 15: «Con solo pagar su pasaje a mi casa (mi dirección está abajo) –dice la carta–, puede dispararme gratis. No me resistiré. Me quedaré de pie frente a usted a la distancia que desee y podrá dispararme en presencia de testigos. ¿Su instinto comercial no aprovechará esta oferta? Pero si el pago de los mil dólares es una parte necesaria de su propuesta, los donaré para propagar el ideal de una sociedad libre, sin asesinos ni presidentes, sin mendigos ni senadores». Firmaba con su nombre y dirección: Voltairine de Cleyre, 807 Fairmount Avenue.
Uno de los autores que relatan esta anécdota es Paul Avrich, en su libro An American Anarchist. The Life of Voltairine de Cleyre, AK Press, 2018, p. 136.
Sobre el tipo de anarquismo que profesaba, en su ensayo In Defense of Emma Goldman and the Right of Expropriation (En defensa de Emma Goldman y del derecho de expropiación, 1894) se distancia de las ideas de su amiga Emma, que no obstante respeta: «La señorita Goldman es una comunista; yo soy una individualista. Ella desea destruir el derecho de propiedad; yo deseo hacerlo valer. Yo hago la guerra contra el privilegio y la autoridad, por los que el derecho de propiedad, el derecho real de lo que es propio de la persona, es aniquilado. Ella cree que la cooperación sustituirá completamente a la competencia. Yo sostengo que la competencia, de una forma u otra, siempre existirá, y que es deseable que exista. Pero sea ella o yo la que tenga razón, o sea que ambas estemos equivocadas, de una cosa estoy segura; el espíritu que anima a Emma Goldman es el único que emancipa al esclavo de su esclavitud, al tirano de su tiranía: el espíritu que está dispuesto a atreverse y a sufrir».
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La vida de Voltairine de Cleyre no fue demasiado larga. En 1910, se emocionó con las noticias de la Revolución Mexicana a tal punto que comenzó a tomar clases de español y se preparó para viajar. Por ese entonces, le dedicó a la causa mexicana los versos de Written in Red (Escrito en rojo):
Bear it aloft, O roaring flame!
Skyward aloft, where all may see.
Slaves of the World! Our cause is the same;
One is the immemorial shame;
One is the struggle, and in One name
–Manhood–we battle to set men free.
«Uncurse us the Land!» burn the words of the Dead,
Written–in–red.
Fue su último poema. Murió de meningitis el 20 de junio de 1912 en Chicago. Está enterrada en el cementerio Forest Home de esa ciudad, cerca del monumento a los Mártires de Haymarket.