En las garras del cóndor

La dramática historia del secuestro de una familia durante los terribles años del Plan Cóndor sale a luz casi medio siglo después. El libro será presentado este jueves 14 de noviembre a las 19:30 horas en la Manzana de la Rivera.

Lidia Ester Cabrera Maíz: "En las garras del cóndor". Asunción, Arandurá, 2024, 140 pp.
Lidia Ester Cabrera Maíz: "En las garras del cóndor". Asunción, Arandurá, 2024, 140 pp.Gentileza

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La noche del martes 18 de enero de 1977, un destacamento policial detuvo a los esposos Lidia Cabrera y Sotero Franco y sus dos hijas, Myriam, de tres años de edad, y Victoria, de un año y medio, en Puerto Iguazú, Argentina, donde vivían. Los subieron a una camioneta, a empujones y a punta de metralletas, y los llevaron a la Gendarmería, donde Sotero y otros detenidos fueron arrojados a una pieza mientras Lidia y las niñas esperaban sentadas en un largo banco. De algún modo, Rosa, la madre de Lidia, se enteró, llegó, logró entrar y sacó a Myriam de ese lugar. Más tarde, tres policías se llevaron a Victoria, ataron a Lidia de pies y manos, le vendaron los ojos y le dieron una golpiza.

Fueron trasladados al temido Departamento de Investigaciones de Asunción. Torturas, miedo e incertidumbre se volvieron parte de sus vidas. Eran los años del terrorismo de Estado del Plan Cóndor, y la historia de su secuestro permaneció casi desconocida durante cerca de medio siglo.

Más de cuatro décadas después, Lidia Cabrera Maíz recuerda este oscuro episodio de la historia reciente en su libro En las garras del cóndor. Una familia víctima del Plan Cóndor (Asunción, Arandurá, 2024, 140 pp.).

Sotero y Lidia

Sotero Franco nació el 22 de mayo de 1944 en la compañía Villa San Juan, distrito de Isla Pucú, departamento de Cordillera, Paraguay, y Lidia Cabrera nació el 15 de septiembre de 1948 en la ciudad de Clorinda, provincia de Formosa, Argentina.

Sotero militaba desde los 16 años de edad en el Partido Comunista Paraguayo (PCP), y Lidia era hija de Esteban Cabrera Galeano y Rosa Isabel Maíz, también militantes del mismo partido, que se exiliaron en Argentina después de la Revolución del 47 contra el presidente Higinio Morínigo.

En el mítico año del Mayo Francés, 1968, los jóvenes militantes del PCP Sotero y Lidia se conocieron en Moscú, donde ambos estudiaban con sendas becas. Se casaron el 23 de diciembre de 1970 en Formosa.

Las hijas de Sotero y Lidia fueron secuestradas, separadas de sus padres y recluidas en el Penal de Emboscada. Foto del libro "En las garras del cóndor", p. 31.
Las hijas de Sotero y Lidia fueron secuestradas, separadas de sus padres y recluidas en el Penal de Emboscada. Foto del libro "En las garras del cóndor", p. 31.

Infancia

El libro de Lidia incluye recuerdos en sepia de un barrio Sajonia de tiempos pasados, porque sus padres volvieron a Paraguay con ella cuando era una niña. «Mi infancia transcurrió en Asunción, Paraguay», escribe. «Vivimos en un barrio llamado Sajonia, que se encontraba cerca del centro de la capital».

Y a continuación nos enteramos de que es pariente del famoso padre Fidel Maíz: «Mi madre, de nombre Rosa Isabel Maíz, fue sobrina del padre Fidel Maíz, quien fuera cura párroco de la Iglesia de Arroyos y Esteros, y mi padre [fue] Esteban Cabrera Galeano. Ambos eran de Arroyos y Esteros».

La familia se mudó después a Buenos Aires, donde Lidia recuerda a su mamá, Rosa, cocinando feliz los domingos, porque los domingos los visitaban los exiliados José Asunción Flores y Elvio Romero.

Ña China

En Investigaciones, los consejos de los otros presos –con quién hablar, con quién no, etcétera– fueron vitales para Lidia mientras, pese a las denuncias de sus familiares y de organizaciones solidarias, el gobierno paraguayo negaba todo conocimiento de su paradero.

Paradero descubierto gracias a «una señora de unos cuarenta años» detenida por contrabando «de porotos y otras mercancías»: Ña China, que cuando salió en libertad buscó a Rosa Maíz y le dijo dónde estaba su hija.

Rosa viajó a Asunción de inmediato y fue directamente a Investigaciones. Una delegación de la Cruz Roja Internacional se presentó ante Stroessner y demostró que Lidia estaba en ese lugar. El gobierno ya no podía negarlo. A Lidia y otros presos que se daban por desaparecidos les hicieron fichas, les tomaron fotos y los trasladaron al penal de Emboscada: estaban siendo «legalizados», lo que significaba que ya podían pensar en obtener su libertad.

Anexos

En las garras del cóndor tiene anexos con información adicional sobre el siniestro operativo de represión y terrorismo de Estado implementado oficialmente el 25 de noviembre de 1975 por los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay con el respaldo de varios gobiernos de Estados Unidos, y sobre algunas de sus víctimas, como Federico Tatter, Agustín Goiburú, Antonio Maidana o Esther Ballestrino, entre otras.

«Nunca más supe de doña China», escribe Lidia acerca de la presa detenida por contrabando que probablemente le salvó la vida. «Ella y Gladys Ramírez fueron dos mujeres que, al margen de nuestras posiciones políticas e ideológicas, supieron hacer concreto el concepto de la solidaridad, por el que tanto hemos luchado y seguiremos luchando. A ellas siempre mi agradecimiento y mis recuerdos».

Lidia Ester Cabrera Maíz

En las garras del cóndor. Una familia víctima del Plan Cóndor

Asunción, Arandurá, 2024

140 pp.

*El libro de Lidia Cabrera En las garras del cóndor será presentado este jueves 14 de noviembre a las 19:30 horas en el Patio Leonor del Centro Cultural de la Ciudad «Manzana de la Rivera» (Benjamín Constant esquina Ayolas). Se referirá a la obra el periodista e investigador Carlos Pérez Cáceres. La entrada es libre y gratuita. Estamos todos cordialmente invitados.

El Archivo del Terror.
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