De Baker Street al manga: la expansión infinita del universo Holmes

Sobre la versión manga de las aventuras del detective creado hace más de un siglo por sir Arthur Conan Doyle.

Afiche del anime "Detective Conan: The Million-dollar Pentagram" (2024)
Afiche del anime "Detective Conan: The Million-dollar Pentagram" (2024)

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Las viñetas de Detective Conan (Meitantei Conan), del mangaka Goushou Aoyama (Hokuei, 1963) comenzaron a aparecer hace treinta años, en 1994. Sobre el título original, meitantei es una palabra compuesta: tantei significa detective y mei significa fama, por lo que puede traducirse como «detective fa­moso», y el nombre Conan se escribe en el silabario katakana, prescrito para voces extranjeras. En cuanto al autor, Aoyama, es dibujante desde niño: cuando cursaba primer grado de la escuela primaria ganó un certamen de artes plásticas con una obra que fue expuesta en el centro comercial Daimaru y más tarde, en 1986, ganó un concurso nacional de mangakas que le valió su primer contrato laboral. Su éxito más temprano fue Yaiba, la historia de un joven samurái posteriormente adaptada al anime, pero el mayor, sin duda, fue Detective Conan.

Detective Conan cuenta las aventuras de Shinichi Kudo, estudiante de bachillerato, hijo de un escritor de novela negra y una actriz retirada. Shinichi –que brilla por su inteligencia y además es un excelente skater– está tímidamente enamorado de Ran Mouri, hija del torpe detective Kogoro Mouri. Aunque incapaz de cantar afinadamente, Shinichi tiene oído absoluto: reconoce de forma automática todas las frecuencias y notas musicales de cualquier sonido. Es buen violinista, fino observador –ve detalles (sobre todo, gestos) invisibles para otros– y lector voraz de nove­las de misterio, y cuando empieza a co­laborar con la policía como consultor amateur en casos difíciles, sus logros lo convierten en una celebridad local.

Retrato de sir Arthur Ignatius Conan Doyle en 1893 por el fotógrafo Herbert Rose Barraud
Retrato de sir Arthur Ignatius Conan Doyle en 1893 por el fotógrafo Herbert Rose Barraud

El nombre de Co­nan Edogawa que adopta Shinichi, devoto admirador de Arthur Conan Doyle y Edogawa Ranpo, es una evidente combinación de sus dos autores favoritos. De hecho, por eso toca el violín: para parecerse a su ídolo, Sher­lock Holmes. Al comienzo de la saga, nuestro joven héroe gana un valioso aliado, el Profesor Agasa –que le fabrica un skateboard con propulsión, un reloj lanzadardos y unos zapatos que le permiten correr a enorme velocidad– y funda el Club de Jóvenes Detectives.

A esta altura los lectores ya habrán notado varias referencias intertextuales (además, claro, de la ya señalada intertextualidad estructural principal del De­tective Co­nan con Arthur Conan Doyle y su Sherlock Holmes): tanto el nombre del padre de Ran como el Club de Jóvenes Detectives que funda Conan con el Profesor Agasa y sus amigos de la escuela remiten directamente al detective recurrente en las novelas de Edogawa Ran­po: Ko­goro Akechi, basado a su vez en el Holmes de Conan Doyle. (Dicho sea de paso, Edogawa Rampo, pseudónimo del escritor Hirai Taro (1894-1965), está acuñado a partir de la transcripción fonética al japonés del nombre de Edgar Allan Poe, Edogaru Waran Po).

Detective Conan, el Sherlock Holmes japonés
Detective Conan, el Sherlock Holmes japonés

La intertextualidad principal es explícita desde los títulos de los capítulos, como en el caso de El Holmes de la era Hei­sei (Heisei no Houmuzu). Heisei es el nombre de la época actual, iniciada el día de la asunción al trono imperial de Akihito tras la muerte de su padre, Hirohito, el emperador de la era Showa; ergo, Conan es «El Holmes de hoy», «El Holmes moderno». Otras alusiones son sutiles –pistas para detectives–. Por ejemplo, el nombre de la poción APTX-4869. El número 4869 en japo­nés se lee shi, hachi, roku, kyuu; juntas, las primeras sílabas de esas pala­bras forman Sharoku, trasliteración japonesa de Sherlock. La contraseña de la computadora donde los datos de APTX-4869 están guardados es «Sherrinford», nombre inicial, luego descartado, del detective de Conan Doyle.

En fin, Sherlock Holmes aparece constantemente. En La revelación de Holmes, un terrorista deja citas de Holmes como pistas. En La trampa del konbini, Ran recuerda una frase de Holmes que Shinichi había citado («When you have elimi­nated the impossible, whatever remains, however improbable, must be the truth»). En El asesinato de la montaña rusa, Shinichi cita la explicación de su mé­todo de deducción que Holmes le da a Watson en A study in scarlet. En El fantasma de Baker Street, Conan es beta-tester de un videojuego de realidad virtual que tiene como esce­nario el Londres de fines del siglo XIX, donde se alía con el «verdadero» Holmes para atrapar juntos a Jack el Destripador. Además, al igual que Sherlock Holmes, Co­nan Edogawa resuelve crí­menes con su inteligencia y sus enciclopédicos conocimientos. En suma, Detective Conan es otra prueba de que, desde que Maurice Leblanc publicó en 1908 su Arsène Lupin contre Herlock Sholmes, con el nombre del inmortal detective «mal» escrito adrede para no tener que pagar derechos de autor a un sir Arthur que aún estaba bien vivo, el aventurero universo de Sherlock Holmes continúa en expansión.

Edogawa Rampo
Edogawa Rampo
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