Recordando a Edgar

En memoria del poeta, editor y agitador contracultural Edgar Pou (Edgardo Cazal Figueredo, 1969 - 2023) a un año de su fallecimiento.

Edgar Pou cortando cajas para elaborar libros artesanales (Fotografía: Timo Berger).
Edgar Pou cortando cajas para elaborar libros artesanales (Fotografía: Timo Berger).

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«Poeta de la generación ximbo». «Único discipulo declarado del poeta noise dirty maembo Xorxe Kaneze». «Editado por los sellos alternativos ashlushlay-maka-tomaraho Jakembo & Yiyi Yambo». El inolvidable Edgar Pou –seudónimo literario del escritor paraguayo Edgardo Cazal Figueredo– nació el 27 de enero de 1969 en Barrio Obrero, Asunción, y falleció en su ciudad natal el sábado 2 de septiembre de 2023 con tan solo 54 años de edad. Cultivó sobre todo la poesía y el cuento breve y publicó docenas de libros de poemas y ficción con editoriales alternativas y cartoneras. Dejó un rico catálogo de títulos como El Quinielero Patafísico, Pombero Tamaguxi, Mantra Karapa, Besacaballos y Hamburguesa de Moñai, entre otros.

Junto con el escritor paraguayo Cristino Bogado, el poeta y editor brasiguayo Douglas Diegues y el pintor-editor cartonero brasileño Amarildo García (conocido como el Domador de Yakarés), entre otros compañeros de ruta, Edgar Pou formó parte de un equipo de autores-editores que inundaron Paraguay y toda la región de libros artesanales y vivificaron la literatura paraguaya y latinoamericana con el aliento del jopara, el portunhol selvagem y todas las formas imaginables del multilingüismo de la «tierra sin mal».

El fotógrafo fotografiado: Galundia Moera toma un foto de Cristino Bogado y Edgar Pou.
El fotógrafo fotografiado: Galundia Moera toma un foto de Cristino Bogado y Edgar Pou.

La década prodigiosa

Entre 2007 y 2017, Edgar tuvo diez años de intensa actividad. Para comenzar, en diciembre de 2007, junto con los poetas Cristino Bogado y Douglas Diegues, además del «pintor rupestre Domador de Jakarés» y «el cowboy Xico Sá», fue cofundador del evento literario «Asunción - Kapital Mundial de la Ficción», encuentro internacional realizado con el auspicio de la Embajada de Brasil que tenía entre sus objetivos el de «fundar en Asunción la capital mítica de la ficción literaria mundial y la integración cultural transfronteriza –una capital abierta a escritores y artistas de todo el mundo, el país mítico del poder mágico de la palabra que crea, nombra y le reverdece el sentido a la realidad del sueño y al sueño de la realidad».

Al mismo tiempo, al margen del mercado editorial comercial, fue parte del pequeño grupo de escritores que ese año comenzaron a importar a Paraguay la movida cartonera que ya existía en Buenos Aires. Ya con varios libros cartoneros publicados, en junio de 2011, realizó en Asunción la Primera Feria del Libro Kartonero del Mercosur, con la participación de escritores y editoriales de varios países de la región. En 2012, condujo el programa literario y cultural «Los Domingos de Ña Vida» en Radio Nacional del Paraguay. También en estos años impartió talleres de escritura creativa en las cárceles de Paraguay y en la cárcel de mujeres de Rosario, Argentina. En 2016, lanzó el cedé Guatapu: Voces Poéticas de Latinoamérica, con poesía actual de Bolivia, Brasil, Argentina, Colombia, Uruguay, Venezuela, México, Perú, Chile, Honduras, Ecuador y Paraguay, «realizado de manera autogestionada, con amor y sin apoyo de fondos económicos terrícolas». En 2017 inició con sus hijos, los escritores Xavier y Barchi, el proyecto editorial independiente Avagatá Kartonera, que sigue creciendo hasta hoy.

KMF, Kapital Mundial de la Ficción
KMF, Kapital Mundial de la Ficción

Edgar Pou y la movida cartonera

En la primavera de 2007 aparece en Asunción la primera editorial cartonera del Paraguay, Yiyi Yambo, de la mano de Douglas Diegues, Amarildo García, Cristino Bogado y Edgar Pou. Juntos recolectan cartón, lo cortan, lo pintan, imprimen las páginas, arman los libros, los cosen a mano y los distribuyen.

El objetivo de las editoriales cartoneras es la democratización del libro, la lectura y la creación literaria y artística. Las cartoneras paraguayas –como Yiyi Yambo y Felicita Cartonera– se caracterizan por publicar libros en un jopara lúdico y poético y en portuñol salvaje, capaces de contener el castellano, el portugués, el guaraní y las lenguas de todas las etnias de la zona de la triple frontera (tomáraho, ashlushlay, sanapaná, toba quom, ayoreo, etcétera) con total libertad de normas gramaticales u ortografías oficiales.

"Pombero Tamagutxi", de Edgar Pou.
"Pombero Tamagutxi", de Edgar Pou.

Opiniones sobre Edgar Pou

«Quando viví en Asunción, entre 2007 y 2010, Édgar Pou venía a visitarnos casi todos los días. Desayunábamos poesía, almorzábamos poesía, cenábamos poesía. No éramos parte de ninguma Sociedad de Escritores, Pen Club, Academia de la Lengua. No teníamos aire acondicionado. Era una fiestita salvaje casi todos los días. No éramos aburridos ni mezquinos ni envidiosos como los kara de kulo di paloma que nos ninguneaban. No queríamos el power, ni crear una nueva lengua, ni hacer carrera literaria. Queríamos apenas divertirnos...».

Douglas Diegues, «Como navaja de caballo loko», El Suplemento Cultural.

«Generoso, nos regaló dos relatos en jopara para Los chongos de Roa Bastos, la antología de narrativa contemporánea del Paraguay que editamos en 2011 con Alfredo Grieco y Bavio y Sergio Di Nucci en Santiago Arcos Editor... Son gemas que bailan el ritmo cachaquero de las barriadas de Lambaré y La Chacarita. También la herencia campesina e indígena. Historias del Paraguay del siglo XXI: el país de la soja transgénica, de los mafiosos dinosaurios del Partido Colorado, de la población rural que sigue esperando la reforma agraria. También, de los buenos poetas como Édgar Pou».

Nicolás García Recoaro, «Adiós en jopara», Tiempo Argentino (1).

«Con impecable dominio escénico recorre la vereda y proyecta la voz nítidamente sin tener que chillar pese al ruido callejero; en las sílabas finales, precisas como cuanto se escribe con furor y con paciencia, da matemáticamente los golpes de batería, y la última puñalada se subraya con rapeado de la diestra. En suma: no puedo sino decirle a Edgar con gesto a lo Scott-Heron que u really did it this time broda –yeah u did it».

Montserrat Álvarez, «Hamburguesa de Moñai», Blog Yiyi Yambo (2).

Poetas Montserrat Álvarez y Édgar Pou, parte del incorrecto staff del proyecto "Poemas Para Fumar / Cartes Not Dead", de Lúkas Fúster y Cristino Bogado.
Poetas Montserrat Álvarez y Édgar Pou, parte del incorrecto staff del proyecto "Poemas Para Fumar / Cartes Not Dead", de Lúkas Fúster y Cristino Bogado.

«Edgar fue un gran referente de la poesía en Paraguay; su nombre se relaciona con lo alternativo, los cartoneros, las intervenciones urbanas, los unipersonales en jopara y en portuñol salvagem. Tuvo una presencia fuerte en los espacios literarios a nivel nacional y también internacional. Sin embargo, desde 2015 esta presencia fue disminuyendo. Para 2019, su presencia en los eventos under era casi nula. Pocos saben que Edgar seguía trabajando poesía…».

Carlos Bazzano, «Edgar Pou y el arcoíris», El Suplemento Cultural.

«Edgar Pou fue un autor particularmente inventivo que tocó las teclas del español y del guaraní al mismo tiempo, sin hacer poemas exóticos ni decorativos, sino críticos, elaborados y duros. Pou creó un lenguaje propio».

Régis Bonvicino, «Miel verde de la absenta», El Suplemento Cultural.

«Aquel día hacía calor, quizás más de lo habitual en Asunción. Pero Edgar Pou no sudaba, estaba demasiado absorto. Cuidado, porque un cuchillo como ése resbala rápidamente y luego un dedo también. Los demás seguían de pie, discutiendo qué hacer, cuando Pou agarró la primera caja de cartón que se le presentó».

Timo Berger, «Los cuentos de un chamán», El Suplemento Cultural.

«Los Estados del Universo debieran apadrinar un poco este tipo tan “atípico” de vidas para que puedan vivir más y mejor y dar cabalmente todo lo que tengan para dar (esto es un contrasentido en sí mismo, ya que si Pou hubiera estado cien por cien subvencionado seguramente no hubiera tenido toda la libertad espiritual y creativa que tuvo)».

Galundia Moera, «Niño Kurupí Eterno», El Suplemento Cultural.

Edgar Pou donando libros cartoneros a la biblioteca de la cárcel de mujeres El Buen Pastor, Asunción, 2016.
Edgar Pou donando libros cartoneros a la biblioteca de la cárcel de mujeres El Buen Pastor, Asunción, 2016.

«El vasto imaginario de EP supo compilar y combinar metáforas, léxicos, ritmos, culturas, ñe’ẽkuéra… de forma tan antropofágica, andradeamente falando, y tan irreductiblemente suya, que puede dar vértigo al leer y releer, y por partes también da risa, porque la escritura de Pou tiene gracia, aunque no pocas veces el remate de un poema nos golpea en la cara y hace que con esa misma risa nos atragantemos».

Léonce Lupette, «Peteĩ pukavy para Pou», El Suplemento Cultural.

«Melómano, erudito, estrafalario, vicioso, tremendamente divertido, Édgar Pou, a quien conocí como una mente brillante e indisciplinada mucho antes de que se convirtiera en escritor, tuvo un debut inesperado e insólitamente tardío como poeta, pasados largamente los 30 años de edad. Pero Édgar Pou no es solo un gran poeta, sino uno de los autores que más han hecho en Paraguay por llevar la literatura a aquellas personas a las cuales la literatura no suele ir a buscar, siempre con entusiasmo y sin pensar jamás en publicidad ni en reconocimientos».

Montserrat Álvarez, «Solidaridad con el poeta paraguayo Edgar Pou», ABC Color.

«Un alma aguerrida pero defensora de sus amigos y de los desprotegidos. Yo ahora empecé a pensar en la orfandad de aquellos que se nutrían de su amor de amigo, de su calidad de gestor cultural, de agitador insobornable. Los que se alimentaban de su simpatía y sus ocurrencias. Yo estoy tomando dimensión, ahora, de lo que significaba Edgar. Tanta gente, tantos paisanos que lo van a extrañar. Tanto poeta mediocre que sentía que su poesía tenía ese aliento vertiginoso que le ponía Pou cuando leía sus versos».

Ricardo Daniel Piña, «Una banda que rompía el molde», El Suplemento Cultural.

Edgar Pou con los jóvenes participantes de un taller de edición de libros cartoneros.
Edgar Pou con los jóvenes participantes de un taller de edición de libros cartoneros.

«Como persona, su pérdida es invaluable: hoy en Asunción ya será impensable encontrar un conversador con su chispa e inventiva. Como poeta, el legado de Pou es impredecible. Juntó el guaraní con el español con el payé de su jopara charmoso, erotikon, sexy, lujurioso, atatachinado, feliz. Antes de él, el guaraní y el español eran el río Paraguay y el río Paraná, el Partido Colorado y el Partido Liberal, Cerro Porteño y Olimpia: dos líneas paralelas que nunca se juntan en el infinito. El jopara de Pou es ese infinito».

Cristino Bogado, «El Big despertar de Pou», El Suplemento Cultural.

Edgar Pou según Edgar Pou

En su perfil de blogger, Edgar Pou, a.K.a «ratá pypore», se presentaba a sí mismo de la siguiente manera:

«Información sobre mí:

Intereses: las tortillas, los poemas perdidos, las chicas malas, la música de Cioran, los poemas de Coltrane y Sonic Q.

Películas favoritas: Todos nos llamamos Ali, de Fassbinder, El inquilino, de Polanski, Sueños, de Akira Kurosawa, El vientre del arquitecto, de Greenaway, Los olvidados [de Luis Buñuel].

Música favorita: Billy Holliday, Coltrane, Clanna, música iraquí, Quemil Yambay, Mattmos, Sonic Youth, Joy Division, New Model Army, New Order, Bauhaus, Wilco (A.M.), The Flying Burrito Brothers, Nick Drake, Nick Cave, Nico, Velvet U[nderground], Sumo, Santa Sabina.

Libros favoritos: Siberia Blues, de Néstor Sánchez, Zama, de Di Benedetto, Palinuro de México, de Fernando del Paso, El inconveniente de haber nacido, de Cioran, El malogrado, de Bernhard, El jorobadito [de Roberto Arlt], Dandy ante el vértigo [de Cristino Bogado], Música ficta [de Joaquín Morales], Temborewi [de Jorge Canese], El astronauta paraguayo [de Douglas Diegues], Zona Dark, de MonTse Álvarez».

Edgar Pou en el Festival de Poesía de Rosario, 2011
Edgar Pou en el Festival de Poesía de Rosario, 2011

Un poema de Edgar Pou: «Stronito mío»

como no fui manumitido satisfactoriamente

después de traficar con mis dientes de leche

después de regatear pañales mamadera sonajero

después de no abatir el ombligo a los murmullos del hambre

y con una dulce fe en el quinielero

sin dejar de robar algún chupete al koreano

ni dejar de sonreírle al basurero

ni dejar de oír los consejos del gentil vecino jubilado

ni esperar que el honorable señor cura invite dos veces

ella teniendo en cuenta el filo sediento de sus pestañas

la clavícula más tersa de todas las lavanderas

sin que sus manos solitarias sucumbieran a la lujuria de la lavandina

y llevando el pelo suelto de luto inquieto

y los senos apremiantes de viuda joven

y el furor agazapado de sus caderas

y con la boca desnuda carne de ámbar

y sus tobillos serenos de mántix guardiana

para que yo corriera en la lluvia por los patios viejos

para que el invierno susurrara simplemente en mi bufanda

para que yo me masturbara bajo sabanas de algodón callado

para que mi bicicleta lisérgica fuera más veloz que los perros del policía

para que nunca se me arrugara la camisa

que me regaló en mi cumpleaños el dentista

para no esperar en el burdel sin beberme al menos una decente wiscola

y mandar al carajo el sacrosanto edicto

para que yo me fumara un punto rojo

antes o después de sacudirme un verso

mi madre

esa que está tirada ahí

y le quitan fotos espasmódicas

así sin nada sin respirar

y me pedís que la identifique

mi madre, siempre dijo sí.

Retrato de Édgar Pou, por Douglas Diegues.
Retrato de Édgar Pou, por Douglas Diegues.

Notas

(1) https://www.tiempoar.com.ar/cultura/despedida-poeta-edgar-pou/

(2) https://yiyijambo.blogspot.com/2008/09/hamburguesa-de-moai-de-edgar-pou.html

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