La infancia de ayer y la infancia de hoy

El viernes, como cada 16 de agosto, Paraguay conmemoró el Día del Niño, y aprovechando esa reciente celebración Araceli González Rolón reflexiona hoy sobre lo mucho que ha cambiado la experiencia de la infancia en nuestro país y en el mundo.

Enrique Collar: arriba, "Niñas jugando con elástico" (tinta sobre papel, 1991); abajo, "El 1, el 9, el 7" (marcador sobre cartulina de color, 1992).
Enrique Collar: arriba, "Niñas jugando con elástico" (tinta sobre papel, 1991); abajo, "El 1, el 9, el 7" (marcador sobre cartulina de color, 1992).

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Los cambios son inevitables. La evolución misma nos ha demostrado que, desde la prehistoria, el mundo los experimenta constantemente y que el ser humano no es ajeno a ellos. Si bien en los últimos siglos no hemos diferenciado muchos cambios físicos, los cambios que vivimos hoy se hacen sentir alrededor de aspectos psicosociales, especialmente en las etapas de la infancia y la preadolescencia. En la sociedad actual, los millennials encontramos un abismo de diferencias entre la infancia de ayer y la infancia de hoy.

Los millennials, aquellos adultos nacidos entre 1981 y 1996, hemos vivido un antes y un después del surgimiento del internet. Aunque se ha vuelto un cliché decir que los tiempos anteriores eran mejores, hay una gran cantidad de verdad en este dicho. Y es que la infancia que hemos tenido estaba llena de juegos al aire libre y un uso casi nulo de pantallas, con excepción de una que otra hora viendo el dibujito animado o el programa infantil en un canal local de televisión. Sin duda, la infancia de ayer estaba llena de ilusión e inocencia. Se caracterizaba por los recreos jugando a la goma, la piola o el trompo; o los momentos en los que pegábamos las figuritas en los cuadernos. ¡Cuántos árboles hemos trepado para bajar aquellas guayabas, mangos o manzanitas de las vecinas!

La infancia de hoy corre el peligro de ser secuestrada por las pantallas de los teléfonos celulares y de las tablets. El tiempo de calidad con los padres ha sido reemplazado, debido a las ocupadas agendas de estos, por videojuegos o videos de YouTube. La música con mensajes sexuales y la moda de ciertos atuendos van robando antes de tiempo la inocencia de nuestros pequeños. Sin embargo, aún existen adultos responsables que cuidan del bienestar de sus hijos. Aquellos adultos que crecieron en la infancia de ayer miran atrás con nostalgia, recordando la felicidad vivida. Pese a las dificultades que presenta la infancia de hoy, muchos permanecen fieles a los valores que les enriquecieron en su niñez, transmitiéndolos a sus hijos, aunque algunos cambios sean inevitables.

Es crucial que, como sociedad, reconozcamos la responsabilidad que tenemos en la formación de las nuevas generaciones. No se trata de rechazar el avance, sino de equilibrar las nuevas oportunidades con los valores fundamentales que nos enriquecieron en nuestra infancia. Hace poco celebramos, una vez más, el Día del Niño; ojalá no necesitemos nunca fechas especiales para recordar que su felicidad no depende de las últimas novedades tecnológicas, sino del amor, la atención y la guía que les brindemos. Aunque algunos cambios culturales son inevitables, podemos elegir cómo los integramos en nuestras vidas y en las de nuestros hijos. Sigamos sembrando semillas de ilusión e inocencia, para que, aun en un mundo cambiante, la esencia de la niñez permanezca intacta.

Kees Scherer, "Auf dem Spielplatz", 1953.
Kees Scherer, "Auf dem Spielplatz", 1953.

*Araceli González Rolón es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Rochester (2020). Es oriunda de la ciudad de Capiatá. En su carrera profesional ha encabezado proyectos de investigación académica enfocados en temas como la política en Medio Oriente y el desarrollo socioeconómico en Paraguay, entre otros, e iniciativas que reúnen a líderes en la ejecución de proyectos innovadores de desarrollo.

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