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Las imágenes de los originales mecanografiados que acompañan esta breve selección de poemas se pueden encontrar, junto con otros importantes documentos y materiales digitalizados, en el recomendable sitio La Asunción Clandestina de Carmen Soler (https://carmensolerpy.com/).
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El torturador
De tanto burlar la muerte
tenía la sangre negra.
De tanto burlar el día
tenía el alma negra.
De tanto burlar al pueblo
tenía la vida negra.
Simplemente lo mataron.
En el lugar encontraron
solamente un pozo negro.
No hubo quién preguntara.
*Publicado por primera vez en el poemario En la Tempestad (Buenos Aires, Cartago, 1986) con la dedicatoria: «A los que sabemos».
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Alas y cadenas
Oídme. Yo he visto.
Hay sangre en las espigas
y sangre en los terrones,
y las heridas
están llenas de tierra y llenas
de granos que germinan.
He visto
huellas de botas que han pasado
quebrando los maizales,
y voces prohibidas arengando
rebeldes mandiocales.
He visto
el espadín del coco erguirse airado
buscando quien lo esgrima,
y manos tendidas en su busca
sangrando en las espinas.
He visto
romperse el surco henchido
de fuerzas potenciales,
con temblores que llegan desbocados
desde los quebrachales.
He visto
el furor del viento redoblando
sus iras con sus penas.
Y oídme.
La tierra está forjando
sus alas, sin cadenas.
*Fechado por la autora: «Cárcel de Mujeres, Julio de 1955». Publicado en Antología poética (Buenos Aires, Revista La Marea, 2016), compilación hecha por María Eugenia Aponte Soler.
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Ilusos
Hellman se llama
el jefe del cuarteto pistolero
que fue a apresarme.
Es alto y rubio como su nombre
y posee
una amplia sonrisa
de niño bueno.
Al mirarlo,
¡quién diría!
que tiene el triste oficio
de apresar mujeres,
revolver sus ropas y papeles
y robar sus versos!
¡Es decir: robar mis versos!
¡Apresar mis versos!
Si estoy llena de luces
Que se escapan cantando.
Si estoy llena de voces
Que cantan en el viento
¡Ilusos! Si aún sobre mi tumba
oirán una campaña
tocando a rebato por la libertad.
*Fechado por la autora: «En el exilio, Clorinda. Agosto de 1955». Publicado en Antología poética (Buenos Aires, Revista La Marea, 2016), compilación hecha por María Eugenia Aponte Soler.
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Vida clandestina
Pierdes el color
cambias el rostro
la manera de ser
y de portarte.
Te observas y eres otra
a tal punto
que un día te preguntas:
y yo,
¿cómo era antes?
*Publicado por primera vez en el poemario En la Tempestad (Buenos Aires, Cartago, 1986) con la dedicatoria: «A Rosa, a Isabel, a María».
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Sala de torturas
Allí están sin amarras
los barcos infinitos.
Es un viaje extraño
en ese mar de gritos
espeso y sofocante
girando como ruedas
de un molinete brujo
en ese horror kafkiano
en ese absurdo obtuso.
Después llega el silencio.
Un silencio que plancha
el alma contra el piso.
Que allí todo es silencio
cuando todo no es grito.
*Publicado por primera vez en el poemario En la Tempestad (Buenos Aires, Cartago, 1986) con la dedicatoria: «A Esther Ballestrino, detenida-desaparecida».
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