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Publicado por AranduBook Ediciones e ilustrado por el humorista Nicodemus Espinosa, el libro Crítica de la sinrazón pura: epigramas ajaponesados o epihaikus, de Ángel Luis Carmona Calero, es una colección de textos breves en verso libre sobre una amplia variedad de temas con el factor común –como anuncia el título– de la «sinrazón».
«A falta de mejor nombre –explica el autor, conocido como periodista y crítico de arte de vasta trayectoria en la prensa–, los he llamado epihaikus porque fueron tomando forma bajo el influjo de la tradición de los mordaces epigramas occidentales y el reflexivo minimalismo de los haíkus japoneses». Ofrecemos una pequeña muestra de este libro singular a nuestros lectores.
I
Las nubes, cuando ven
el reflejo de sus sombras
sobre las aguas tranquilas,
sueñan que nadan: volar
les parece insignificante
V
La realidad es políticamente
incorrecta pero, hasta ahora,
nadie ha podido proscribirla:
lo que sí están prohibiendo
es exponerla con palabras.
Lea más: Los «epihaikus» de Luis Carmona, «un llamado a la cancelación»
VIII
Nadie ha podido explicarme
la causa de que no sean
los héroes que triunfaron
los que el militarismo más venera:
¿les parece más meritoria la derrota?
IX
¡Derrota, qué palabra tan confusa!
Nombramos con ella, indistintamente,
la ruta para llegar al destino deseado
y nuestros fracasos más crueles:
quizás trazamos los dos con el mismo lápiz.
XIII
En cada época, innumerables ideas
revolotean como huidizas bandadas
de pájaros asustados. Solo atrapamos
unas pocas con las redes del lenguaje:
las importantes huyen hacia el futuro
XX
Dicen los sabios que los celulares
cada día aborrecen más a la humanidad:
ya no soportan tener tan cerca una nariz,
unos ojos ansiosos. Ese creciente odio
hace justificado llamarlos “inteligentes”
XXX
En realidad, el término “afroamericanos”,
de adopción obligada para la corrección política,
es tan inclusivo y cuidadoso de las minorías
que ha excluido a la mitad norte del continente
y poco más o menos de la mitad de los africanos
XXXIX
Hannah Arendt quizás se quedó algo corta
al formular la idea de “banalidad del mal”,
esos hombres-engranaje que ejecutan el horror
sin remordimento no serían eficientes sin tantas
“buenas gentes” aplaudiendo sus quemas de brujas
XLI
Ahora que uso, después de tantos años,
los números romanos, caigo en la cuenta
de que esta suerte de letras despistadas
desertaron de la fonética para colonizar
una disciplina aún sin nombre: el álgebra
Lea más: La insoportable levedad de las ideologías
XLVII
Los peores enemigos de cualquier ideología
son los tontos que la profesan irreflexivamente;
sin importar cuán razonables sean sus teorías
se apresurarán a saturarlas de acción disparatada:
nadie se molesta en refutarlos, solo los ridiculizan
LXXII
Si quemas o modificas libros, como el enemigo; tachas ideas,
como el enemigo; intentas alterar la historia a tu conveniencia,
como el enemigo; persigues e insultas cualquier disidencia,
como el enemigo; solo escuchas a los que piensan lo mismo,
como el enemigo… Entonces: ¿Qué te diferencia del enemigo?
LXXXIII
Casi ningún pueblo se merece el gobierno que tiene,
pero en cambio no son pocos los que sí que tienen
el gobierno que se merecen... La diferencia parece nimia,
pero aunque nadie merece ser gobernado por corruptos,
ellos contestan: “¿Me votaron? ¡Soy la voz de la mayoría!”
Lea más: El vuelo literario de Ángel Luis Carmona
LXXXV
Al principio me sorprendió que los pobres no figurasen
como prioridad de los adalides de la corrección política,
salvo para comprar ropa de marca que imita la pobreza.
¡Pero qué tonto soy! ¡Cómo no me había dado cuenta:
por más que sean oprimidos, nunca fueron una minoría!
XCI
Le preguntaron a Groucho Marx: ¿Cuál es el secreto
del éxito? “Sin lugar a duda es la honestidad -contestó
de inmediato y, tras una breve pausa, prosiguió-, si uno
puede prescindir completamente de ella, el éxito está
garantizado.” ¡Ojalá hubiera sido uno de sus chistes!
XCIV
Me pregunto si la plaga de gerentes enquistados
en los directorios de lo que ellos llaman “industria
cultural”, pero que no saben diferenciar una novela
de un desodorante o una sinfonía de un lavarropas,
permitirían hoy el éxito de los Beatles o los Rolings
CII
Los especialistas son personas que saben casi todo
de algo y casi nada de todo lo demás; es una mezcla
explosiva -advirtió Ortega- de sabiduría e ignorancia:
por saber mucho de algo se consideran autorizados
a sentar cátedra indiscutible de todo lo que ignoran
CVI
Un estudiante dispara a profesores o a compañeros,
mientras los padres, no sin razón, entran en pánico;
los titulares tipo catástrofe proliferan en los medios:
todos se preguntan por qué diablos lo habrá hecho,
nadie pregunta qué le habrá hecho a él la educación
CXXIII
Lo malo de las buenas ideas es que también caen
en manos de tontos, buenos para malinterpretarlas,
y malvados que con toda facilidad les encuentran
el peor de los usos posibles… Si dudan, pregunten
a Nietzsche o a Einstein qué hicieron con las suyas
CXXXI
Pensé que era el colmo del racismo cuando escuché,
por primera vez, anteponer un origen a la nacionalidad;
fue en Perú, alguna gente decía: “soy germano, hispano
o anglo-peruano” para descartar cualquier mestizaje.
¿Por qué sería antirracista decir “soy afroamericano”?
Lea más: La palabra analfabeta y la magia antipática
CXXXVI
Se usan de más los adjetivos, muy traicioneras herramientas:
cuando los agregas a un concepto positivo, “justicia ejemplar”,
por ejemplo, simplemente anulan el concepto que modifican;
si los añades a conceptos negativos como, pongamos por caso,
“discriminación positiva”, apenas logran ser un mal camuflaje
CXLII
Las palabras, atrapadas en las páginas de los diccionarios,
como los típicos genios encerrados en las tópicas botellas,
son igualmente peligrosas: aunque nunca concedan deseos,
quienes tienen la osadía de dejarlas escapar de su recipiente,
han de saber que ellas contienen explosivos pensamientos
CLI
Si aplicáramos la llamada “cultura de la cancelación”
al pie de la letra, tendríamos que olvidarnos del teatro
y el cine, vaciar los museos y clausurar las bibliotecas,
porque infinitos son los pecados de los artistas contra
lo correcto; de hecho, el arte mismo es incorrección
CLXXVI
Hay pinturas callejeras muy buenas, pero que no son grafiti;
de hecho, esas convocatorias de municipios y gobiernos para
domesticar la propuesta grafitera, apropiándose de su estética,
nunca funcionan porque el grafiti a veces es arte y otras no,
a veces es bello, otras no; pero siempre es un aullido de furia
CXC
Quizás se están preguntado por qué la corrección política
me molesta tanto y hasta pude haber parecido exagerado;
pero ocurre que la considero muy peligrosa: son moralistas
ultraconservadores que, al igual que la mentira robó la ropa
a la verdad, se han apropiado la vestimenta del progresismo
CXCVI
“Las cosas no son como son sino como las recordamos”,
dijo Valle-Inclán, haciendo de la memoria el parámetro
de la realidad, puesto que nada puede ser rememorado
tal cual ocurrió o consumiría el mismo tiempo recordarlo
que vivirlo: toda buena memoria es un pacto con el olvido
CXCIX
Dicen: “En chino crisis se escribe con dos símbolos, peligro
y oportunidad”, aunque es evidente que nunca son los mismos
quienes tienen las oportunidades y los que sucumben al peligro.
En una guerra, el fabricante de armas lucra y el soldado muere:
que los dos símbolos son para todos es apenas un cuento chino
CCI
Si se te pierde un unicornio azul mejor guarda el secreto
y no se lo cuentes a nadie: el haber perdido algo tan raro
no habla muy bien de tí. O imaginaste un animal inexistente
o extraviaste un ejemplar único, tanto da, puesto que a veces
la metáfora expone más al metaforizador que lo metaforizado
(Luis Carmona: Crítica de la sinrazón pura: epigramas ajaponesados o epihaikus, Asunción, AranduBook Ediciones, 2024.)
*Ángel Luis Carmona Calero es periodista, docente y crítico de arte. De vasta trayectoria como columnista y articulista, sobre todo en áreas culturales y de opinión, Crítica de la sinrazón pura: epigramas ajaponesados o epihaikus (AranduBook Ediciones, 2024) es su primera publicación fuera de los medios masivos de comunicación.