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La escasez de campanas antiguas en las torres de las iglesias y catedrales de Paraguay se debe, principalmente, a la Guerra del 70, por la fabricación del Cañón «Cristiano». Esta investigación tiene el objetivo de conocer, valorar y preservar las campanas de los siglos XVIII y XIX, que, por cierto, son pocas, y dejar un hilo conductor a las personas interesadas, especialmente actores educativos y culturales, para seguir investigando el origen de las campanas de nuestras capillas e iglesias, porque son parte de nuestra historia y de nuestro patrimonio cultural y porque esos datos nos acercarán al mejor conocimiento de los inicios de los pueblos y comunidades del Paraguay –como sabemos, la formación de los táva en la época colonial se iniciaba con la construcción del templo, que en las misiones-reducciones servía también de escuela (los primeros maestros, en la mayoría de los casos, fueron religiosos)–.
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Esperamos también contribuir con el programa Ñe’ẽry y el proyecto Paraguay, País de Lectores, destinados a todos los niveles de educación inicial, educación escolar básica, educación media y educación permanente. Este artículo se propone ayudar a los actores educativos en el desarrollo de las capacidades nacionales, departamentales e institucionales y la elaboración de proyectos áulicos, de áreas, multidisciplinarios y comunitarios, como plantea el programa del Ministerio de Educación y Ciencias. Por supuesto, otro de los objetivos de este trabajo es despertar el interés y la curiosidad de la ciudadanía en general por los objetos antiguos y motivar a investigar, leer, entrevistar, escribir. En cuanto a la comunidad educativa, se recomiendan las actividades de comentar y divulgar lo descubierto a través de diferentes medios de comunicación (diarios, redes sociales, prensa, entre otros). Con la ejecución de estas propuestas sin duda se estará colaborando con el programa y el proyecto mencionados, elaborados por Norma Raquel López y quien esto escribe, respectivamente.
Una curiosa coincidencia
Durante más de un año recorrimos varios museos e iglesias del país, realizando observaciones en las torres de los campanarios, sumando entrevistas y consultas en archivos y bibliotecas públicas y privadas, y hemos encontrado hasta la fecha cinco campanas del siglo XVIII en los siguientes puntos del país: Museo de San Miguel, Misiones, 1724; Museo Jesuítico de Santiago, Misiones, 1725; Catedral Metropolitana, Asunción, 1760; Iglesia de la Santísima Trinidad, Asunción, 1764; Catedral de Villa Rica, 1781.
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Las campanas del siglo XIX que encontramos están en los siguientes puntos: Museo Casa de la Independencia, Asunción, 1811; Catedral de Villa Rica, 1811; Museo Municipal Mbocayaty, Guairá, 1843; parroquia de Hyaty, hoy Félix Pérez Cardozo, Guairá, 1863; iglesia matriz de Ytapé, Guairá, 1879; iglesia de Yhacanguasu, hoy Borja, Guairá, 1880; Museo Municipal Maestro Fermín López, Villa Rica, 1880.
Por último, la mayoría de las campanas encontradas en nuestras capillas e iglesias corresponden a los años 1900.
Como se sabe, la campana más antigua de Europa data del año 930, y la más antigua de América, «La Antoniana», que está en la iglesia de San Francisco, en Honduras, de 1460.
Siguiendo la investigación, encontramos en el Museo de las Misiones, Río Grande del Sur, Brasil, las siguientes campanas del siglo XVIII: Santa María, 1714, altura: 69 cm., diámetro: 62 cm.; San Miguel, 1726, altura: 109 cm., diámetro: 112 cm.; San Francisco, 1730, altura: 53 cm., diámetro: 40 cm.; San Antonio, 1732, altura: 68 cm., diámetro: 62 cm.
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Una curiosa coincidencia: la campana más antigua conservada en el Museo de las Misiones tiene grabada la leyenda «Santa María Ora Pro Nobis», igual que la del Museo de San Miguel; en cuanto al diseño, son casi iguales. Difieren en año de fundición, peso, tamaño y diámetro. La del Museo de San Miguel es, probablemente, la más antigua del Paraguay, seguida por la del Museo Jesuítico de Santiago, fundida en 1725.
El lenguaje de las campanas
Las características de la campana más antigua encontrada hasta el momento en el país, según datos proporcionados por Enrique Correa Velázquez, director municipal de Educación, Cultura, Deporte y Turismo de San Miguel, son: grabados: la inscripción ANO 1724 ORA PRO NOBIS S.TA MARIA, dos cruces de rombos con peana, sellos circundados por rombos; cuatro lados; altura: 55 cm.; diámetros inferior y superior: 46 y 28 cm, respectivamente. Las características de la campana de Santiago, según datos proporcionados por el historiador santiagueño Mario Ariel Amarilla, son: medidas: 75 x 60 cm.; grabados: parte superior, S. BARBARA ORA PRO NOBIS A. 1725; centro, pequeños rombos en forma de cruz; línea inferior: AD OMNIBUS FVEGU E(t) NO (s) DEFENDE. Es digno de resaltar que los dos consultados, tras la publicación del artículo «Las campanas más antiguas del Paraguay», difundieron en sus redes sociales valiosos datos sobre sus pueblos; ojalá esto estimule a más personas para investigar la historia de las campanas de sus capillas e iglesias y publicar sus hallazgos, como hicieron Enrique y Mario.
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En el siglo XVIII, las campanas de las iglesias de las reducciones se fabricaban en San Cosme y Damián, con materiales llevados de Buenos Aires y Santa Fe; quizás el primero en perfeccionar ese trabajo fue el astrónomo jesuita Buenaventura Suárez –que instaló un reloj de péndulo y el primer telescopio en dicha misión–. El costo de las campanas, elaboradas según pedidos y preferencias de los clientes, variaba de acuerdo al tamaño, la forma, el diseño.
Reiteramos que este trabajo espera contribuir al desarrollo de las capacidades y proyectos antes mencionados en diferentes áreas (lengua, literatura, ciencias sociales, ciencias básicas, artes…). La campana tiene su propio lenguaje, es un medio de comunicación y forma parte de la historia cultural, social, religiosa, económica; su fabricación traduce conocimientos científicos, físicos y matemáticos, y su diseño, conocimientos arquitectónicos, escultóricos y artísticos.