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El pasado lunes 11 se cumplieron cincuenta años del cruento golpe de Estado militar encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte (1915-2006) que puso fin, en septiembre de 1973, al gobierno constitucional chileno del presidente Salvador Allende (1908-1973), frustrando el inédito intento de lograr transformaciones económicas y sociales que dejaran atrás el capitalismo en forma pacífica, en el marco jurídico de una democracia representativa y pluripartidista. El golpe militar también significo la interrupción de décadas de vigencia del orden constitucional en el país trasandino, que, no sin sobresaltos, logró sostenerse desde la constitución de 1925 hasta aquel fatídico día en que los cazas Hawker Hunter de la Fuerza Aérea chilena bombardearon el Palacio de La Moneda.
Luego de la muerte de Allende, esa misma tarde se instaló el gobierno militar y se desató una violenta represión que incluyó secuestro, tortura, detención arbitraría y ejecución sumaria de simpatizantes del gobierno depuesto o sospechosos de cualquier tipo de disidencia con el nuevo poder político. Estos dramáticos hechos, sus causas, así como sus trágicas consecuencias, son hoy materia de ardua controversia no zanjada en Chile.
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La magnitud de estos sucesos los hacen tema de numerosas obras históricas, literarias, fílmicas y artísticas, pero para esta remembranza me permito evocar una pieza del comprometido cine del realizador franco griego Konstantinos Costa-Gavras, Missing (Desaparecido), de 1982. El filme, con guión del mismo Costa-Gavras en colaboración con Donald Stewart, está basado en el libro de Thomas Hauser La auténtica historia de la ejecución de Charles Horman, que narra la desaparición y el asesinato, con el beneplácito de los representantes del gobierno de Washington, del periodista estadounidense Charles Horman en los días inmediatamente posteriores al golpe de Pinochet.
La película está protagonizada por John Shea en el papel de Charles Horman, Sissy Spaceck como Beth Horman, esposa de Charles, y Jack Lemmon encarnando a Ed Horman, padre del periodista desaparecido. La trama se centra en la denodada búsqueda de Ed Horman, próspero empresario neoyorquino y devoto de la iglesia de la Ciencia Cristiana, que, en una ciudad de Santiago militarizada y sumida en el terror de las operaciones represivas, intenta conocer el paradero de su hijo. El notable trabajo actoral de Lemmon nos hace apreciar la evolución de su personaje desde una inicial incomprensión de las ideas políticas de su nuera e hijo hasta el progresivo abandono de su ingenuidad al advertir el sistemático encubrimiento y complicidad de los diplomáticos estadounidenses con el gobierno militar.
El hábil uso del flashback en la narrativa visual de la película delata la razón de la «desaparición» del periodista norteamericano: luego de pasar un día de descanso en Viña del Mar, una huelga de transportistas deja varado allí a Charles Horman, quien no puede regresar a Santiago. Es la víspera del alzamiento militar. El día 11 de septiembre, en su hotel, es testigo circunstancial de la presencia de elementos de la inteligencia militar estadounidense que brindan cobertura y colaboración a los golpistas.
El rodaje se realizó en México, pero la recreación es aceptable y se logra una nítida reconstrucción de la violencia del terrorismo de Estado desatado por la Junta Militar en aquellos sangrientos días de septiembre de 1973. Naturalmente, la película causó revuelo en su época, a solo nueve años de los sucesos y con Pinochet aún como dictador en Chile, país donde fue vetada y prohibida su distribución y exhibición. En el Festival de Cannes de 1982 el filme fue galardonado con la Palma de Oro y Jack Lemmon fue premiado como mejor actor. También ganó el premio Oscar al mejor guión adaptado ese año. Mención aparte merece la música del filme, realizada por el compositor griego Vangelis, quien creo una evocadora pieza para Missing.
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La película está disponible en internet y la recomendamos con énfasis. En cuanto a testimonios documentales sobre la presidencia de Salvador Allende y el golpe militar de 1973, muchos son los materiales audiovisuales disponibles, pero quizás el más completo sea La Batalla de Santiago, de Patricio Guzmán, que, pese a cierta perspectiva sesgada en la narración, constituye un testimonio audiovisual inestimable de un tiempo de confrontación ideológica y política, un momento de la historia americana indispensable para intentar comprender nuestro azorado presente.