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Uno de los primeros táva o pueblos de indios –sobre el cual luego se formó una nucleación villarriqueña-criolla, al decir de Susnik– que se asentaron en el sureste de la Provincia del Guayrá fue Caazapá, fundado por el franciscano español fray Luis de Bolaños como San José de Caazapá. Años antes, la zona había sido explorada por fray Juan de San Bernardo, más conocido como fray Juan Bernardo, y sus compañeros. De padre inglés (Nicolás Colman) y madre indígena, fray Juan Bernardo, el primer mártir mestizo de la que fuera la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay, murió en un ritual antropofágico guaraní el 2 de junio de 1594 en Jahapety. Si su proceso de beatificación, actualmente en curso, llegara a buen término, con él y la beata María Felicia de Jesús Sacramentado (María Guggiari Echeverría, 1925-1959, popularmente llamada Chiquitunga), los católicos tendrían dos guaireños para venerar en los altares.
Sobre el punto, los franciscanos guaireños Juan Bernardo y Gabriel de la Anunciación fueron discípulos de Luis de Bolaños, con quien participaron en las reducciones de los pueblos de Yaguarón e Itá. Mestizos ambos, hablaban y escribían perfectamente en guaraní, y a ellos les debemos la traducción al guaraní del Catecismo limense, por lo cual merecen ser recordados en el Día del Idioma Guaraní o, aún mejor, en una fecha dedicada a la memoria de gramáticos como Juan Bernardo Colmán, Gabriel de la Anunciación, Valentín Ayala, Delfín Chamorro y otros. Dado que no se precisa la fecha de nacimiento de Colman, se puede optar por el 2 de junio, por lo señalado más arriba, o por el 14 de febrero, fecha del nacimiento del erudito pa’í Ayala, presbítero ñumiense.
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José Valentín Ayala, erudito ñumiense
Se hace esta acotación porque el tema central de este artículo, Ñumí, uno de los distritos del departamento del Guairá, perteneció antes a la jurisdicción de Yhacanguasú, partido que se encontraba en el territorio de Caazapá, y en la localidad de Jhuguapucú (ahora San Luis), a unos cuatro kilómetros del pueblo de Ñumí, nació el mencionado religioso políglota, José Valentín Ayala, quien, además de su lengua materna, el guaraní, hablaba latín, francés, inglés e italiano y estudió griego, portugués y alemán. Para su formación, viajó a Argentina y Chile, donde estuvo cerca de 8 años, y su preparación intelectual le valió ser elegido por el gobierno paraguayo en 1955 para enseñar guaraní en la universidad de Madrid, si bien no pudo ocupar la cátedra porque fue trasladado a París por sus superiores religiosos. Como muchos eruditos paraguayos, sufrió el exilio. Durante su destierro en Argentina fue contratado para enseñar latín en la Universidad Nacional del Noreste, donde dictó curso un año (1957-1958).
Como Juan Bernardo y Gabriel de la Anunciación, el padre Ayala inició su vida religiosa en la Orden Franciscana, en su caso gracias a un franciscano que se hospedó en la casa de su padre. Estos tres religiosos dominaban la lengua guaraní y la difundían por las misiones que les correspondían. Para conocer mejor al pa’í Ayala, transcribimos parte de su prólogo a la reedición de 1996 de su Gramática guaraní, donde afirma:
«Yo nací el 14 de febrero de 1918 en la localidad de Jhuguapucú (actual San Luis), a una legua del actual pueblo de Ñumí, Departamento de Guairá, lo que significa dos cosas con respecto al guaraní: a) que soy paraguayo y campesino y por ende que mi primera lengua fue el guaraní; y b) que siendo guaireño, mi guaraní es de lo más castizo en razón de que Villarrica está en el corazón de la región oriental del Paraguay, alejada de las fronteras donde la presión distorsionadora de las lenguas extranjeras es más fuerte» (1).
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Señala además que en Jhuguapucú no había escuela y que esto impulsó a su padre, Anselmo Ayala, a vender vacas para construir una, que donó al pueblo, como después, cuando se mudó a Ñumí, que tampoco tenía escuela, cedió su sala para local escolar. Y el pa’í Ayala recuerda la frase de su finado padre: «no quiero dejar a mis hijos vacas –que mueren– sino cultura, que les acompañará toda su vida» (2).
Guerra, nacimientos y bautizos
Oriundos de distritos que pertenecían a la jurisdicción de Caazapá y que posteriormente, por disposición del gobierno, pasaron al departamento del Guairá, como Ñumí, Iturbe (otrora Tebicuary Costa - Santa Clara), Yhacanguasú, Chararã (hoy Gral. E. A. Garay), nacidos hasta inicios del año 1900, figuran en sus certificados de nacimiento como nacidos en Caazapá o en Yhacanguasú.
La existencia del partido Ñumí precede en algunos años al inicio de la Guerra del 70. En un inventario de bienes del finado don Juan Andrés Agüero, recibido el 8 de enero de 1822 (documento obrante en el Archivo Nacional de Asunción), remitido por la Tesorería General, don Nicolás Mariano de Acosta, encargado del inventariado, menciona una estancia en el «Partido Ñumí». Estancia –que después, presumiblemente, se denominó Los Pinos, próxima a la compañía Santa Rosa– en la cual, según la línea histórica, se encuentra el primer camposanto del distrito de Ñumí.
Durante la guerra y la posguerra de la Triple Alianza, algunos pobladores de Yhacanguasú se refugiaron en el lugar denominado Ñu-mi, que dependía de dicho partido como parte de su jurisdicción; en los certificados de nacimientos y bautismos, la mayoría de los pobladores del distrito de Ñumí nacidos a comienzos del año 1900 están registrados en la iglesia de Yhacanguasú. Por cierto, el bautismo de José Valentín Ayala fue el 27 de abril de 1918 en la Iglesia del Señor de la Esperanza. Leemos que nació el 14 de febrero de 1918, hijo legítimo de Anselmo Ayala y María Benita de Ayala. Como padrino encontramos a José Antonio Cardozo, y fue bautizado por el presbítero Pantaleón García. El citado documento coincide con lo manifestado por el pa’í Ayala («yo nací el 14 de febrero de 1918»).
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Podríamos deducir la etimología del nombre de esta zona, que es elocuente (ñu, campo, y mi, pequeño; Ñumí: campo pequeño, campito). Posteriormente, por ley pasó a la jurisdicción del departamento del Guairá, siendo hasta ahora uno de los distritos del cuarto departamento del Paraguay con menor extensión territorial, pese a que le fue anexado el partido Perulero. Que, por cierto, tiene una rica historia.
El partido Perulero
En el testamento del presbítero José Mariano Duarte, quien, como su padre, Carlos Duarte, estuvo entre los primeros pobladores del partido Mbocayaty, de la jurisdicción de Villa Rica –recordemos que don Carlos construyó la Capilla Duarte y que tanto él como su hijo donaron tierras para la formación del partido– leemos que José Mariano tenía propiedades colindantes con el «Partido Perulero» y que donó la tercera parte en 1798. Asimismo, leemos en el documento de 1801 que Diego Alderete, vecino de Villa Rica, era «dueño de los campos que llaman Perulero que colindan con las tierras de Doña Gervacia Godoy», madre de José Mariano; «para la posesión oficial de dicho campo a favor de Diego Alderete se constituyó José Mariano Careaga en el paraje denominado Perulero el 9 de febrero de 1801».
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En el censo de 1846 realizado por el padre Venancio Toube el 30 de abril encontramos al partido Perulero, jurisdicción de Villa Rica (Villa donde se registraron 3644 adultos y 2823 párvulos, con una población total de 6467), y en una nota del 8 de marzo de 1909 al Director General de la Escuela, el agente escolar de Villa Rica propuso al señor José Matías Verón para director de la Escuela Rural Inferior de Perulero (la propuesta fue aceptada y el señor Verón fue nombrado el 23 de marzo de 1909 para asumir el cargo).
Ferrocarril y progreso
El desarrollo social y económico de Ñumí recibió impulso con la prolongación del ferrocarril mediante la construcción del tramo Borja-Yguazú, iniciada en 1912, y su habilitación parcial en 1914 por decreto 1735, que «Autoriza a la Empresa del Ferrocarril Central del Paraguay a librar al servicio público una sección de la línea de Borja al Yguazú» y cuyo artículo primero dispone «librar al servicio público la nueva línea construida desde Borja hasta Potrero Chararã, con la condición expresa de que los trenes no excederán la velocidad máxima de 15 kilómetros por hora en el trayecto comprendido entre Ciervocua-mí y el punto terminal expresado hasta tanto queden subsanados los defectos de la línea». El 26 de febrero de 1916, con el decreto 4416 fue aprobado «el trazado general y planos detallados del ramal de la línea férrea de Borja a Yguazú, desde el kilómetro 26 al 71».
En la segunda entrega profundizaremos el tema del ferrocarril, hablaremos de las creaciones de comisarías, escuelas y otras instituciones, conoceremos el lugar donde se jugó fútbol por primera vez y recordaremos a los primeros párrocos de la iglesia matriz y a los veteranos de la guerra del Chaco, entre otros temas.
Notas
(1) Ayala, J. V. (1996). Gramática guaraní. Buenos Aires, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, República Argentina, p. 17.
(2) Ibíd.