Cargando...
Jia Zhangke es una figura importante de la llamada «Sexta Generación» de directores de cine de la República Popular China, y también uno de los cineastas chinos más reconocidos actualmente a nivel mundial, aunque en sus inicios tuvo que vencer la censura del gobierno para realizar sus películas. Formado en la Academia de Cine de Pekín, el paisaje que nos muestra no es la típica imagen de exportación: Jia Zhangke nos sumerge en la realidad cotidiana y los grandes cambios que han sucedido en China en los últimos años.
Lea más: Especial: La Masacre de Tiananmen
Lleno de colores saturados, Xiao Wu (1997), su primer largometraje, retrata la vida de un ladrón de poca monta, un carterista, que no ha sido invitado a la boda de su amigo Xiao Yong, que años atrás era su compinche de atracos. Esto se debe a que Xiao Yong no quiere que su nueva reputación de empresario próspero se vea manchada por su pasado de ladrón, representado por Xiao Wu. La película muestra el contraste entre el ladrón que ha podido cambiar de vida y ahora es visto como un ejemplo para la sociedad y el ladrón de poca monta que sigue en las mismas fechorías. Sin embargo, el personaje de Xiao Wu es memorable porque, a la vez que infringe la ley, es bastante conservador en sus costumbres y actos cotidianos, y en el fondo de su alma se reprocha no por ser un ladrón, sino por no subir de jerarquía, a diferencia de sus compañeros, que han hecho dinero con distintos negocios, como Xiao Yong, que se ha enriquecido traficando tabaco.
Xiao Wu es un documento de la China contemporánea, de las contradicciones de una sociedad llamada a ser una nueva potencia económica mundial. Dice Jia Zhangke sobre el protagonista: «Siento mucha compasión por este personaje. Que sea un ladrón no es lo más importante. Lo que cuenta es su estado espiritual, compartido por los chinos de nuestro tiempo. Tiene el deseo de hacer cosas que transgredan la ley en general y, al mismo tiempo, está ligado a los principios, a las reglas de vida en sociedad, como hacer un regalo de matrimonio a su amigo o ser correcto con las muchachas. A través de este personaje he expresado el amor que siento por los chinos, por la gente ordinaria que se debate entre la tentación de situarse fuera de la ley o mantenerse sensible a ciertas convenciones sociales. Mucha gente me pregunta si es un film autobiográfico. En realidad, la historia está muy alejada de mi vida. El estado espiritual del personaje, por el contrario, me resulta muy cercano».
Xiao Wu es una gran primera película, de un Jia Zhangke joven que bebe directamente de Hou Hsiao Hsien y de Robert Bresson. Cosechó importantes premios en el Festival de Berlín de 1998, el Premio de la Netpac, el Premio Wolfgang Staudte Nantes, así como el Premio del Festival des 3 Continents 1998, entre otros.
Una juventud extraviada
A diferencia de Xiao Wu, en la segunda película Jia Zhangke, Zhantai (2000), la cámara está más alejada de los personajes, el encuadre es mucho más amplio. Wang Hongwei interpreta a un actor de una compañía teatral de la China posmaoista; aparecen datos de la realidad, como el control de la natalidad. Jia filma espacios rurales con personajes condenados a quedarse a trabajar en sus pueblos como mineros o lo que sea que encuentren, o a emigrar en busca de una vida más digna o de estudios universitarios. Un momento cumbre es cuando Mingliang ofrece una actuación en el pueblo de su primo, que trabaja en la mina con un contrato casi infrahumano, para una empresa que no se hará cargo de la muerte de ningún trabajador en caso de accidente, con un sueldo de diez yuanes al mes. Tiene una hermana que vive fuera del pueblo y está intentando ingresar a la universidad. Cuando Mingliang está a punto de partir, tiene con su primo un diálogo que resume la etapa de transición de China:
–¿Qué pasa?
–Entrégale estos cinco yuanes a Wenying. Que vaya a la universidad. Que no vuelva más aquí.
Tal vez una de las razones por las que el director ha retratado la vida de las provincias es porque él mismo proviene de ese mundo, de Shanxi, una región pobre, de tradición minera, que siempre ha exportado mano de obra. Jia Zhangke retrata también un cambio de época vertiginoso. Sus películas recorren el paisaje de una juventud que ve todas sus aspiraciones condenadas al fracaso, a la par que se le anuncia que China está entrando en una época de modernización. Es el caso de Ren Xiao Yao (2002), la historia de dos jóvenes que aspiran a alcanzar el amor pero se quedan a medio camino. Es la representación de la pérdida, con la música, una vez más, como uno de los elementos esenciales del cine de Jia Zhangke. Los retratos de una juventud perdida asoman a cada momento en su filmografía. Otro de sus temas recurrentes son la migración y la pérdida de identidad que conlleva, plasmados en Shijie (2004), con Zhao Tao, actriz fetiche de Jia Zhangke, que más tarde será su esposa. En esta película aparecen historias de mujeres que tienen que sobrevivir en la capital bajo un régimen de explotación terrible. Una mujer rusa y una mujer china tratan de entenderse; no hablan el mismo idioma pero padecen el mismo dolor, la misma pérdida.
Lea más: Y la risa, horrible mueca
Si las primeras películas de Jia Zhangke se caracterizan por presentar elementos del neorrealismo italiano, las que vienen después varían. Una de las últimas es un documental sobre tres escritores chinos; a manera de entrevista, van contando los procesos históricos de China, sus historias y los obstáculos que tuvieron que vencer para hacerse escritores. Una particularidad de los escritores aparecidos en Yi zhi you dao hai shui bian lan (2020) –Swimming out till the sea turns blue, en su traducción al inglés– es que todos vuelven a sus pueblos a encontrarse con sus orígenes. Tal vez esta es la larga búsqueda que ha emprendido Jia Zhangke desde el inicio de su filmografía, pensando en aquella idea de Stendhal de que no hay nada más universal que un pueblo. Así lo ha expresado en una entrevista: «La mayor parte de los directores de la Sexta Generación provienen de las grandes ciudades, y cuando empezaron su carrera se centraron en lo que sucedía en las ciudades, pero yo nací en Fenyang, en la provincia de Shanxi, en una remota ciudad rural. […] Creo que de los 1300 millones de habitantes de China, mil millones viven en ciudades pequeñas o en zonas rurales y por eso hago películas que reflejan la forma de vida de la mayoría de la población. […] También es cierto que la vida de la ciudad es parte de la vida en la sociedad actual, pero siento preocupación por los mil millones de personas que no son reflejadas en la pantalla. No busco rodar películas sobre condiciones extremas de vida, porque eso llevaría a un efecto dramático, sino ambientes y caracteres comunes; deseo que mi trabajo pueda contener las cosas corrientes de la vida». He aquí un director que apuesta por la universalidad apelando a los elementos más sencillos, aquellos lenguajes, costumbres y rostros que encontramos en la vida cotidiana. El 24 de mayo Jia Zhangke cumplió 52 años; que esta sea una puerta para ingresar al cine chino, a su historia y a su poesía.
Referencias
Alonso Martín, M. C., Sazatornil Lavilla, M. Á. (2012). Cine chino. Breve mirada histórica. Madrid, Imagine Ediciones.
Planas, R. (2019). Historia del cine chino. España, Editorial Almuzara.