Akira Kurosawa: ¡Los oprimidos se levantan!

Del primer cineasta que logró abrir las puertas de la cinematografía de oriente a los espectadores occidentales habla este artículo de Gian P. Codarlupo.

Akira Kurosawa: ¡Los oprimidos se levantan!
Toshiro Mifune y Akira Kurosawa, durante la filmación de "Los Siete Samuráis".Gentileza

Cargando...

A Ruth Calvo Portela

Una de las grandes lecciones de Kurosawa fue enseñarnos a leer, con películas como Trono de sangre (1957), basada en Macbeth, de Shakespeare. Cuando Kurosawa terminó de filmarla, el estudio tuvo que reducir su duración, ya que el resultado fue de 265 minutos.

Nacido el 23 de marzo de 1910 en Tokio, Akira Kurosawa tuvo un padre conservador y estricto, crecido en el contexto militar de la era Meiji y educado en la academia Toyoma del ejército imperial, pero que también llevaba a la familia con cierta asiduidad a estrenos cinematográficos. Kurosawa se aficionó a la pintura gracias a uno de sus profesores, pero reprobó el examen de ingreso a la escuela de Bellas Artes y no insistió porque los materiales eran caros y su familia no podía apoyarlo. En 1928 seleccionaron una de sus obras para una exposición nacional. Ese año empieza a frecuentar la Liga de Artistas Proletarios, pasa hambre, abandona su casa e incluso es detenido por la policía. Finalmente, marcha con su hermano a un barrio popular, donde descubre la violencia cotidiana, huella que queda para siempre en muchas de sus películas, donde los personajes son prostitutas, ladrones, el lumpen del proletariado.

Heigo, su hermano mayor, será decisivo en su formación. Es Heigo quien lo acerca a la literatura rusa, y también a Chaplin, Lubitsch, Fritz Lang, Buñuel, Renoir, Eisenstein, Carl Th. Dreyer. En 1929, Heigo se convierte en benshi, que en tiempos de cine mudo eran los que daban voz a los personajes y también comentaban la acción. Eran muy populares y prolongaban la tradición del teatro de marionetas. En 1931 llega a Japón el cine sonoro con el estreno de La mujer del vecino y la mía, de Heinosuke Gosho, y Heigo pasa a ser uno de los jefes de los huelguistas benshis que se oponían a este avance. Los estudios empiezan a abandonar a los benshis y Heigo comete un primer intento de suicidio al que Akira no presta atención porque piensa que su hermano se parece a los héroes nihilistas de la literatura rusa. En el segundo intento Heigo alcanza la muerte. Era 1933 y tenía 27 años. Después, Kurosawa se preguntará: «Si mi hermano no se hubiera suicidado, ¿habría optado yo por entrar en el mundo del cine, como fue el caso?» (1).

Kurosawa inicia su trayectoria en el mundo del cine como tercer asistente de dirección de Kajiro Yamamoto. Por consejo de este, empieza a escribir guiones, que son rechazados por la censura, a partir de las leyes de 1939. Tras lo sucedido en Pearl Harbor en 1941, Japón decide censurar cualquier imagen relacionada con la cultura anglosajona, lo que irrita a Kurosawa. Un año después, descubre el libro Sugata Sanshiro, de Tsuneo Tomita, y convence al dueño de Toho de comprar los derechos. La película, que en castellano sería La leyenda del gran Judo, fue un éxito de taquilla y recibió excelentes críticas.

Kurosawa rodó 30 películas. Con El ángel ebrio (1948), Toshiro Mifune, su actor predilecto, alcanzó un reconocimiento que crecería con los años. La relación de Mifune y Kurosawa podría ser comparada con la de John Wayne y John Ford. Mifune actuó en 16 películas de Kurosawa, y rompió sus relaciones laborales y amicales con Kurosawa después del rodaje de Barbarroja (1965).

El éxito internacional de Kurosawa vino con Rashomon (1950), en la etapa que los críticos clasifican como la tercera de las cuatro que conforman su universo fílmico. Rashomon ganó el León de Oro de Venecia, y más adelante el Óscar de Hollywood a la Mejor Película en habla no inglesa. Cuando Kurosawa bordeaba los 71 años, decidió escribir su autobiografía, animado por su admiración por Jean Renoir, quien también había escrito la suya. Kurosawa murió el 6 de septiembre de 1998 a los 88 años. A su funeral asistieron más de 35.000 personas.

Guerra, pobreza y locura

En Crónica de un ser vivo (1955), Kiiji Nakajima, un hombre atravesado por el trauma de la guerra y las bombas atómicas, intenta salir a toda costa de Japón. Kurosawa nos muestra el dilema de una familia, su herida por llevar a su padre a juicio, y a la vez el trauma de toda una colectividad. Un momento cumbre es cuando Kiiji, frente a sus seres queridos y al Tribunal de Familia, afirma con furia: «¡Los hombres deben morir, pero yo detesto que me maten!». El tribunal termina acusándolo de loco, de haber llegado demasiado lejos en su desesperación por vivir. Estas cuestiones nos llevan a pensar hasta dónde nos deja llegar la sociedad y también hasta dónde es capaz de llegar un ser humano por realizar sus deseos. Guerra, pobreza y locura son las palabras que podrían definir las películas de Kurosawa.

Trabajador incansable, antes de filmar una película Kurosawa se documentaba lo máximo que podía junto con su equipo; así nace el guion de Los siete samuráis (1954). En 1960, el remake de John Sturges, Los siete magníficos, extendería la influencia de Kurosawa fuera de Japón, al mundo occidental.

Dodes Ka den (1971), la primera película a color rodada por Kurosawa, fue un fracaso absoluto en taquilla. Retrata una sociedad pobre, sórdida, plagada de mentiras, hipocresía y ternura. El símbolo de la inocencia es un niño que conduce un tranvía imaginario, solo en un mundo devastado, corriendo entre las ruinas de una fábrica y los basurales, agredido por otros niños que no entienden su música interna, su dulce locura. Y, por otro lado, un vagabundo con su pequeño hijo imaginando una casa, la casa en la que quieren vivir, la que van construyendo día a día en sus fantasías, hasta que sucumben a la realidad, hasta que el hambre los ataca, sobreviviendo con los desperdicios de un restaurante. Una película dura que presenta una realidad que sigue siendo cotidiana en distintos lugares de América Latina y el mundo.

El 22 de diciembre de ese año, el cineasta se encerró en el baño de su casa y se cortó con una cuchilla más de treinta veces, intento de suicidio que no pasó a mayores.

Kurosawa no consiguió fondos suficientes para Rashomon (1950) y Los siete samuráis (1954), por lo que George Lucas y Francis Ford Coppola convencieron a las 20th Century Fox de cubrir parte del presupuesto. Una película de Kurosawa inspiró La guerra de las galaxias de Lucas, ferviente admirador del maestro, al que descubrió cuando ingresó a la universidad. Lucas cuenta en una entrevista: «La fortaleza escondida tuvo influencia en La guerra de las galaxias. Cuando empecé a escribir el guion tenía esa película en mente. Recuerdo que lo que más me sorprendió fue que contara la historia de los personajes más humildes. Y me pareció una buena idea para La guerra de las galaxias: coger a los personajes de menor rango y contar la historia desde su punto de vista, en este caso el de los dos androides».

En Ran (1985), un padre traicionado por sus dos hijos mayores pierde sus tierras y es acogido por el menor, a quien había desterrado. En este caso también está presente la locura: el viejo rey queda trastornado cuando se enfrenta a la realidad de que está solo, pobre y no le queda mucho tiempo de vida. La película está basada en el señor feudal japonés del siglo XVI Mori Motonaria, y en El Rey Lear, de Shakespeare. Ran nos demuestra que a veces la esperanza es inútil, que no hay dios ni dioses que puedan absolvernos de nuestro final, que no hay esperanza y por ello debemos entregarnos a la fugacidad de estar vivos.

El universo filmográfico de Kurosawa ha influido en varias generaciones de directores. Su marca personal es un ansia de transformación y de crítica a la sociedad, pero jamás estaría con aquellos que cambian todo para que nada cambie y pactan alianzas con las clases dominantes. Kurosawa estuvo al lado de los vencidos, conoció la derrota y a partir de ahí, en esa afirmación, consciente de la clase a la que pertenecía, elaboró su obra, una de las más brillantes del siglo XX. A través de su cine, Kurosawa propone un sujeto revolucionario que intenta sobrevivir en un mundo adverso, algo más vigente que nunca. La meta siempre será la conquista de los sueños.

Notas

(1) C. Tesson: Akira Kurosawa, Prissa Innova, 2008.

Referencias

A. Kurosawa: La fortaleza escondida (película, 1958).

A. Kurosawa: Autobiografía (o algo parecido), Madrid, Fundamentos, 1990.

A. Low, A.: Kurosawa. Un documental sobre la vida del maestro (película, 2001).

C. Vizcaíno: Akira Kurosawa, Bubok Publishing, 2011.

Gian Pierre Codarlupo -giancodar@gmail.com

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...