La Operación Sagarana

El jueves 21 de octubre de 1965, cuatro meses después de que un destacamento militar de Brasil invadiera Puerto Renato desencadenando una crisis diplomática, la comitiva paraguaya de límites que acudió al lugar fue detenida por militares brasileños. A pocos días de un nuevo aniversario de aquel episodio del conflicto entre Paraguay y Brasil por el potencial hidroeléctrico de los saltos del Guairá, Hermes Ramos Dávalos nos habla del plan secreto que estuvo detrás de esa intervención territorial de una zona en disputa: la «Operación Sagarana».

La Operación Sagarana.
La Operación Sagarana.Archivo, ABC Color

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Desde el Tratado de 1872 que Paraguay y Brasil firmaron al término de la Guerra de la Triple Alianza, los criterios contrapuestos de los representantes de los países signatarios propiciaron la falta de demarcación en la frontera cercana al Salto del Guairá. El desacuerdo principal, centrado en el punto final de la línea seca que terminaba frente a la primera caída de agua según Paraguay y a la quinta caída según Brasil, dispuso la indefinición de la frontera en una zona de 20 kilómetros situada entre el hito 341/IV y el quinto salto, con lo cual se determinaría el condominio de los saltos entre las dos naciones o la posesión exclusiva por parte del Brasil. Aun con el Protocolo de Instrucciones para la Demarcación y Caracterización de mayo de 1930, la indefinición tuvo continuidad hasta la década de 1960, momento en el cual el conflicto por los saltos del Guairá alcanza su punto más dramático.

A partir de los estudios técnicos para el aprovechamiento hidroeléctrico que Brasil realizaba en aguas fronterizas, se inició un diferendo entre ambas cancillerías desde la nota paraguaya del 12 de marzo de 1962 (1) hasta el Acta Final firmada en Foz de Yguazú el 22 de junio de 1966.

Uno de los episodios de este litigio fronterizo ocurrió el 21 de marzo de 1965, en ocasión de un acto cívico realizado en una zona al sur de la cordillera, a cargo del ingeniero Emilio Meza Guerrero y funcionarios del Ministerio del Interior con presencia de maestros, estudiantes y vecinos de la zona. Luego de entonar el Himno nacional paraguayo, se izó el pabellón y se dio una charla instructiva sobre los derechos del Paraguay sobre los saltos (2).

Esa sencilla, pero significativa ceremonia protagonizada por los paraguayos, motivó al Brasil a ejecutar la operación Sagarana (3), un plan secreto de intervención territorial con el objeto de ocupar militarmente la zona fronteriza en disputa. Se trataba de una localidad a ser construida en la margen derecha del río Paraná y que con el tiempo se convertiría en ciudad, como nexo entre los estados de Mato Grosso do Sur y Paraná. Contó con la colaboración del Ministerio de Relaciones Exteriores (Itamaraty), el Ministerio de Guerra y el mando militar brasileño.

El 17 de junio del mismo año, un destacamento militar se instalaba en la margen derecha del río Paraná, al sur del asiento brasileño conocido como Puerto Coronel Renato, en el trecho no demarcado de 20 kilómetros. Luego de gestiones del Gobierno paraguayo ante el brasileño, por nota del 1 de setiembre el embajador de Brasil en Asunción expresaba que «el diminuto contingente militar brasileño instalado en Puerto Coronel Renato no puede representar inconveniente o perjuicio alguno para el país amigo y que su presencia, ni de lejos, puede denotar propósitos de presión, coacción o represalia por parte del Gobierno brasileño. La permanencia de ese pequeño destacamento de tropa fronteriza, se explica por la necesidad de mantener, en aquel punto, un mínimo de vigilancia para prevenir la formación de eventuales grupos de guerrilleros y combatir, más eficazmente, las operaciones de contrabando» (4).

Ante esto, por nota del 25 de setiembre, el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, Raúl Sapena Pastor, solicitó al embajador brasileño el traslado del destacamento militar «por considerarse que no presta servicio alguno a las tan cordiales y muy buenas relaciones existentes entre los Estados Unidos del Brasil y la República del Paraguay» (5).

En fecha 21 de octubre de 1965, una comitiva paraguaya, integrada por el ingeniero Emilio Meza Guerrero (integrante de la Comisión Demarcadora de Límites), Pedro Godinot de Villare (subsecretario de Estado de Relaciones Exteriores), Carlos Saldívar (asesor legal de la Cancillería), Conrado Pappalardo (director de Ceremonial de la Presidencia de la República) y un fotógrafo, se hizo presente en la zona del conflicto. Entonces, una patrulla militar detuvo a los citados por aproximadamente cuatro horas, confiscando además los rollos fotográficos (6).

Por nota del 22 de octubre, el canciller paraguayo expresó al embajador brasileño «la más formal protesta del Gobierno de la República del Paraguay por la perpetración de los hechos citados y por la ocupación militar por el Brasil de un lugar ubicado en la única zona donde aún no han sido colocados los hitos de caracterización de fronteras para dar cumplimiento al Tratado de Límites de 1872» (7).

El desentendimiento se hizo patente en las notas intercambiadas entre ambas cancillerías, con versiones opuestas de los hechos, de lo cual se resalta que Paraguay exigía el retiro del destacamento militar de la zona no demarcada y Brasil insistía en que el territorio en cuestión era de soberanía brasileña (8).

Entre la diplomacia y el militarismo

Las posturas asumidas por los gobiernos y la presencia militar brasileña tuvieron repercusión en la prensa y en la ciudadanía de los países protagonistas, además de otras naciones. En Asunción, los partidos políticos, asociaciones y estudiantes manifestaron su repudio a la ocupación brasileña, con lo cual el caso sobrepasó la esfera diplomática.

En fecha 18 de mayo de 1966, el canciller brasileño Juracy Magalhães informó a los congresistas brasileños sobre la posibilidad de elevar el problema de caracterización de límites a tribunales internacionales, Brasil no se opondría, «por su tradición histórica de no apelar a la fuerza para solucionar los problemas internacionales» (9). Curiosa declaración, considerando la presencia militar en la zona disputada a causa de un tratado firmado luego de una guerra con presencia del Ejército brasileño en Asunción.

Como consecuencia de las gestiones diplomáticas y los buenos oficios (10), los cancilleres de Paraguay y Brasil se reunieron en Foz de Yguazú en junio de 1966 en un nuevo intento de construir el consenso. Según el relato de Magalhães, Sapena «continuaba mostrándose sensible al problema de fronteras, insistiendo en la retirada del destacamento militar brasileño y ante el planteamiento de revisar el Tratado de 1872 respondió: Ministro, para el Brasil, sus fronteras están definitivamente marcadas a través de Tratados, un Tratado sólo podría ser alterado por otro Tratado o por una guerra (…) El Brasil no está en condiciones de aceptar un nuevo Tratado, ¿está Paraguay en condiciones de iniciar una guerra?» (11). Cabe señalar que en la zona de conflicto llegaron a instalarse cuatro batallones brasileños (12).

Finalmente, el 22 de junio se firma el Acta Final entre ambas cancillerías, que propició el origen del Tratado de Itaipú y la construcción de la represa hidroeléctrica cuyo embalse inundó el territorio discutido. El impasse diplomático fue así superado, aunque según el embajador brasileño en Asunción: «Aún después de la decisión conjunta brasileño-paraguaya de planear la construcción de la hidroeléctrica, el problema de la frontera continuó. Muchos de nosotros no estábamos de acuerdo con la solución, prefiriendo, pura y simplemente, repeler las pretensiones del Paraguay, si fuese necesario por la fuerza» (13).

Las fronteras como condición resultante de la política exterior practicada por las coronas españolas y portuguesas parecieron definirse después de la Guerra de la Triple Alianza. Sin embargo, la proyección continental del Brasil basada en su geopolítica propició la rivalidad en el río, cuyo conflicto basado en la soberanía territorial se extiende hasta el presente como cuestión de soberanía energética. Ante las lecciones de la historia, cabe tener presente que, al margen de los discursos oficiales, la verdadera política exterior brasileña se revela en sus acciones.

Notas

(1) Protesta de la Cancillería paraguaya ante la brasileña tras conocer por noticia del Jornal do Brasil del 13/02/1962 que Brasil realizaba estudios de aprovechamiento de las aguas del Salto del Guairá de manera unilateral.

(2) Ynsfrán, Edgar L. Memorias, Tomo II, Asunción, 2012, p. 24.

(3) Formulada por el coronel Octavio da Silva e Tosta, secretario de la Comisión Especial de la Franja Fronteriza del Consejo de Seguridad Nacional. El nombre parece ser un homenaje a João Guimarães Rosa, jefe del Servicio de Demarcación de Fronteras y autor de un libro de cuentos titulado Sagarana, a quien el coronel debía el cargo.

(4) Debernardi, Enzo. Apuntes para la historia política de Itaipú, Asunción, Editorial Gráfica Continua, 2010, p. 53

(5) Ibídem, p. 54.

(6) Diario La Tribuna del 27/10/1965, p. 10.

(7) Ibídem.

(8) Notas de la cancillería paraguaya de fechas 14/12/1965 y 09/02/1966. Notas de la cancillería brasileña de fechas 29/10/1965, 08/11/1965 y 25/03/1966.

(9) Cuenca Torres, Juan Marcelo. La última invasión. El conflicto por los Saltos del Guairá, Asunción, Editorial Arandurã, 2017, p. 159.

(10) El 24/11/1965 el Secretario de Estado norteamericano Dean Rusk visitó Asunción, donde se entrevistó con el presidente Stroessner y conoció la versión paraguaya del conflicto. En el marco de la Guerra Fría, la relación entre Estados Unidos y Brasil se fortaleció con el gobierno de Castelo Branco, ocurriendo lo contrario con Argentina.

(11) Cuenca, op. cit., p. 184, y Debernardi, op. cit., p. 70.

(12) Ver: www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/los-militares-de-ambos-paises-nos-identificamos-con-nuestros-respectivos-pueblos-992446.html

(13) Gibson Barboza, Mario. Na diplomacia, o traço todo da vida, 4° ed., Brasilia, Fundaçao Alexandre Gusmão, 2020, p. 122

hermesrada@gmail.com

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