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Lars Norén publicó su primer libro a los 19 años, en 1963. Era un libro de poemas, Syrener, snö (Sirenas, nieve), pero Norén, considerado por muchos el mejor dramaturgo sueco desde Strindberg, se hizo famoso principalmente como hombre de teatro.
En 1973 se estrenó su primera obra teatral. Dramaturgo prolífico, ampliamente traducido y representado en Europa y Estados Unidos, fue director del Kungliga Dramatiska Teatern –más conocido como el Dramaten, el teatro más importante de su país, fundado en 1788 por Gustav III–, del Svenska Riksteatern, la compañía nacional de teatro creada en los años 30, y del Folkteatern i Göteborg, el Teatro Popular de Gotemburgo. Natten är dagens mor (La noche es madre del día) hizo de Norén en 1982 la gran promesa del teatro sueco, y tras el estreno de Kaos är granne med gud (El Caos es vecino de Dios) fue nombrado Dramaturgo del Año en 1983. Desde esa década, Norén se dedicó principalmente a escribir, y después también a dirigir, obras teatrales, y en 1984 el éxito internacional de Demoner (Demonios) confirmó su lugar entre los mayores dramaturgos escandinavos contemporáneos.
Norén escribió, además, novelas. Biskötarna (Apicultores), de 1970, e I den underjordiska himlen (En el cielo subterrenal), de 1972, hablan de crímenes, humillación y sexo en un Estocolmo negro de seres marginales –prostitutas, ladrones, traficantes–.
Norén estuvo casado entre 1970 y 1975 con la guionista Elisabet Mörk –que firmaba como Titti Mörk-Norén–. Tuvieron una hija en 1971. Norén tuvo otra hija en 1978 con la actriz Ann-Charlotte Bonner, y otra en el 2009 con la actriz Annika Hallin, con quien vivió hasta el 2013.
Norén había nacido en Estocolmo, pero cuando tenía seis años se mudó con su familia a un pueblo próximo a la ciudad de Lund, Genarp, donde su padre había aceptado trabajar en un hotel. Ese hotel es el escenario de Natten är dagens mor y Kaos är granne med gud. Norén fue diagnosticado de esquizofrenia en su juventud, estuvo en clínicas siquiátricas, y su obra poética, fundamentalmente juvenil, es llamada schizz-poes, esquizo-poesía, expresión de su esquizoestética, su schizoestetik. El mundo rural y las enfermedades mentales que fueron parte de su niñez y juventud son temas recurrentes en su producción literaria.
En sus primeras obras, Norén aborda las relaciones familiares con personajes, a semejanza de los de Strindberg, atrapados en el cerrado infierno del hogar. En sus obras posteriores, se interna en los submundos sociales habitados por los vagabundos, los presos, los internos de instituciones mentales, los delincuentes, los adictos, y expone sus honduras interiores con raro lirismo, en la estela de Ibsen. De desnudar los secretos de las oscuras guerras libradas en el escenario humano más primitivo, la familia, pasa a exponer las recónditas ruinas bajo el moderno modelo sueco de bienestar, a revelar la contracara sórdida de la sofisticada y, en más de un sentido, «correcta» sociedad nórdica, los harapos pestilentes debajo de su sobria elegancia indumentaria, la suciedad, el desorden y la locura aplastados bajo la racionalidad impecable y la luminosa estética de sus muebles de diseño.
Para consternación de muchos, Norén hizo actuar a esas personas, borrando –al llevarlas al escenario para interpretarse, cabe decir, a sí mismas– las fronteras entre realidad y ficción. En esta línea de mutua contaminación del teatro y la vida, la situación más sorprendente y macabra tuvo lugar con los ensayos de Sju Tre (7:3), estrenada en el Ricksteatern en 1999. Pero esto merece un párrafo aparte.
Los Malexandermorden
En la obra de Lars Norén titulada Sju Tre (7:3) actuaron presidiarios (a los que Norén pidió que expresaran en escena opiniones nazis, lo cual desató una polémica pública acerca de los límites de la libertad de expresión). Uno de ellos, el neonazi Tony Olsson, autorizado a ir a los ensayos, aprovechó el permiso penitenciario para atracar un banco, el Östgöta Enskilda Bank, junto con Andreas Axelsson y Jackie Arklöv –mercenario del bando croata durante los conflictos de la antigua Yugoslavia, convicto por crímenes de guerra–, y mientras huían dispararon y mataron a dos policías: Olov Borén, de 42 años, y Robert Karlström, de 30. Es el caso conocido como los Malexandermorden, los Asesinatos de Malexander.
De eso y más hablará Norén en su En dramatikers dagbok (El diario de un dramaturgo), donde se explaya sobre su trabajo conjunto con los presidiarios tanto en la escritura de Sju Tre (7:3) como en su representación, y sobre la inclusión de expresiones de antisemitismo y nazismo en los diálogos. La publicación del diario desató el repudio contra Norén por haber contribuido decisivamente a que unos extremistas de ultraderecha obtuvieran permiso para salir de la cárcel a fin de actuar en su obra teatral y lo aprovecharan para asaltar un banco y asesinar a dos personas. Pero ese diario, además, contiene críticas abiertas contra personas reconocidas y respetadas en el ambiente cultural sueco. Naturalmente, no fue bien recibido. Pero esto merece también un párrafo aparte.
El diario íntimo
Lars Norén publicó en el 2008 ese pesado volumen de aproximadamente 1700 páginas, En dramatikers dagbok, diario que llevó desde agosto del 2000 hasta el verano del 2005, y lo publicó aparentemente con muy poca edición. Norén, dicho sea de paso, usaba máquina de escribir, no computadora.
En los cinco años que cubre el diario, Norén dirigió y escribió muchas obras. Menciona de vez en cuando alguna idea para una pieza, pero rara vez entra en detalles. El diario no habla de sus procesos artísticos. Sí de las condiciones en las que trabaja.
Norén compra muchos libros pero casi no los comenta. El Castillo, de Kafka, es para Norén el libro más erótico de todos los tiempos. Norén nunca va al teatro, pero siempre disfruta de enterarse por algún amigo de que tal o cual producción fue un fiasco. Norén critica incluso a las figuras de mayor prestigio del mundo cultural. «Las producciones de Bergman de los últimos diez años han sido comida de hospital» (9 de septiembre del 2002. Nota bene: Aquí traducimos del inglés al español fragmentos del diario de Norén, a su vez traducidos del sueco al inglés por el crítico teatral finlandés Matti Linnavuori en su reseña publicada en la revista Critical Stages/Scènes critiques, n. 1, otoño del 2009). Norén registra sus comidas con tanta minuciosidad que satura. Norén compra ropa cara y luego se lamenta de que no puede permitirse gastar tanto. Norén desde el principio decide publicar el diario. A partir de ahí, repite que no tendrá amigos luego de su publicación. Es un diario privado que recoge hasta chismes: Norén no vio a cierto crítico quedarse dormido durante cierta función, pero publicó el rumor, y lo publicó con los nombres. Norén no es discreto. El diario, como todo en Norén, es de una franqueza desarmante.
Para Norén, el infierno se parece a la sala de redacción del tabloide Expressen (27 de abril del 2004). Para Norén, la prensa amenaza la integridad artística de uno. Un periodista del diario Dagens Nyheter fue a los ensayos de La gaviota, de Chéjov, dirigida por Norén, y le ofreció su artículo a Norén para que lo leyera antes de publicarlo. Eso disgusta a Norén: «Uno no debe aprobar lo que escriban sobre uno. Un periodista debe ser libre de opinar. Si quiere verificar hechos, claro, es otra cosa. Pero de sus opiniones, él debe ser responsable» (12 de mayo del 2001). «Estoy orgulloso de tener de enemigo a Dagens Nyheter. No quiero ver cómo los cautelosos halagos se infiltrarían en mi idioma y mi comprensión del mundo» (noviembre del 2000).
Norén es dramaturgo y se inició en la dirección a los 49 años. Al dirigir, dice Norén, solo le importa lo que los actores ignoran de sí mismos. «Todo lo demás, lo oculto, las heridas, los defectos, lo que hay que compensar» (17 de febrero del 2001). «Escuché a Miles Davis y a Sonny Stitt en un concierto en Olympia en 1960. Uno siempre sabe qué frase tocará Sonny al minuto siguiente. Con Miles, no. Uno lo sabe con la mayoría de los actores. Pero algunos casi siempre me sorprenden. Quiero que aquellos con los que trabajo se sorprendan. Quiero que presten atención a las cosas que no saben de sí mismos» (18 de septiembre del 2003).
Según Norén, la crítica está cansada de ver tanto teatro, y, para que reaccione, el teatro debe ser cada vez más brutal (22 de septiembre del 2002). El Dramaten es, como dijimos antes, el más prestigioso teatro de Suecia. «Estoy harto y cansado de los actores mimados que se mueren por estar en el Dramaten mientras alardean de lo horrible que es... Nadie quiere estar ahí, pero todos están ahí, si pueden. Nadie quiere estar ahí, pero estar ahí les encanta» (19 de marzo del 2001). Norén no conoce la paz: «Nunca estoy tranquilo, feliz y relajado. No al mismo tiempo» (15 de agosto del 2002). «He estado triste las últimas dos semanas, o, más exactamente, toda mi vida» (10 de julio del 2001).
«Ya nunca más tendré mis zapatos oscuros»
Norén tenía todo lo que un escritor debe tener: el saber innato y la técnica de un clásico, y la aguda sensibilidad para los infiernos contemporáneos de un hombre de su época. Con Ibsen compartía el pulso de cirujano, la nitidez implacable; con Strindberg, la experiencia de conocer el caos por dentro. Desde la llegada de Norén al mundo literario, los suecos llaman a las situaciones extrañas e inquietantes «rena Norén», y cuando una Navidad resulta especialmente perturbadora, dicen que es una Navidad «Norénjul». Después del libro de 1980 Hjärta i hjärta (Corazón en el corazón), Norén dejó de publicar poesía, si bien mucho después, más de tres décadas después, rompería ese silencio poético con Stoft (Cenizas), del 2016, y quizá antes, con Fragment (Fragmentos), libro del 2015 que reúne textos a medio camino entre el aforismo y la poesía. Y pensar que a este gran, y finalmente ilustre, hombre de teatro el escritor y traductor grancanario Justo Jorge Padrón lo presentaba, a comienzos de la década de 1970, como «el benjamín de esta nueva generación poética» en La nueva poesía sueca (Barcelona, Plaza & Janés, 1972), antología que incluye los versos que abajo (traducidos por el propio Padrón) transcribimos, tan tempranos como, ahora, póstumamente oportunos, torrencial testamento anticipado a ciegas desde el inescrutable horror de alguna hora perdida de la distante, lúcida juventud, «mientras a pesar de todo el amanecer fuera de las ventanas».
Fotografiar la muerte
Estoy desnudo en el amanecer
ante la añoranza de torrentes pútridos repartiendo
hermosura resplandeciente
en lo azulado de viejas fotografías
en el quebranto y la articulación de viejas fotografías
estoy desnudo en el amanecer cuando gritando
busco mis pulidos zapatos negros que hace un momento estaban aquí
y me pertenecían pero ya no existen
estoy desnudo en el amanecer ya no tendré nunca más mis zapatos oscuros
en donde meter mis pies y escapar con ellos
mientras a pesar de todo el amanecer fuera de las ventanas
se llena de doradas y cenicientas
y brillantes máquinas de un mundo de belleza
el proceso de la petrificación crece a través de los cristales de las ventanas mojadas
las máquinas crecen con agujeros de putrefacción que darán la libertad
pero yo estoy desnudo y pegajoso en el amanecer
y echo de menos mis desangrados zapatos y el sonido de las caras
estoy desnudo en el centro del suelo ante el amanecer
ya pronto empezarán a fotografiar blanco ahogado de luz fotografiar
a pesar de que la cara infame no me aguante
a pesar de que alguien siembre la semilla en filas largas luminosas
y yo no pueda caminar más para buscar su aroma
Irremediablemente tengo que quedarme enrollado en el suelo vacío
pronto empezará el blanco fotografiar y el desenlace
el ardor y los silenciosos cubos de esmalte con la orina de los niños
pronto empezarán a fotografiar
pronto estarán todos a mi alrededor
todos me miran durante un breve momento
como si esperasen que yo vomitara
todos se preparan, arreglan su ropa y se miran
Sonríen hacia la cámara y me olvidan
Sé que lo hacen y que algo ocurre
a pesar de que yo sólo pueda verme a mí mismo y no
sus oscuros trajes y clímax y movimientos concéntricos
sé que las preparaciones comenzaron
ellos se reúnen a mi alrededor
yo busco mis zapatos
que deben estar delante de mí con su piel tersa
que se parece a la piel de mis pies
con sus dedos y uñas que se parecen a mis dedos y uñas
yo los corté al amanecer antes de que vinieran
mis zapatos oscuros deben estar delante de mí
aún desabotonados como si fueran mis pies
pronto empezarán a fotografiar