Entre la selva y el Vaticano: novela de José Zanardini

Sobre la primera novela del antropólogo y sacerdote salesiano José Zanardini, italiano de nacimiento y paraguayo por adopción.

Entre la selva y el Vaticano: novela de José Zanardini
Entre la selva y el Vaticano: novela de José ZanardiniArchivo, ABC Color

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En esta obra literaria, novela narrativa, historia novelada o novela histórica, novela y vida se entrelazan de tal modo que no sabemos dónde empieza una y termina la otra. Se tiene la impresión de que no se está leyendo la vida del padre Raúl, sino la del autor. Y pareciera que hay un pacto consciente para no distinguirlos a ambos.

Zanardini, como antropólogo, está interesado en la cultura y en todo lo relacionado con la convivencia y la estructuración de la sociedad; pero su interés no va tanto por la cultura de las élites o de los platós de los medios de comunicación, cuanto por la cultura que nace de la observación de la vida y de los acontecimientos. La vida le ha enseñado que el «arandú» indígena, personificado en el chamán Nyben, no es el ilustrado en el laboratorio sino el que sabe descubrir, «en el susurro de las hojas del bosque y del vuelo y el canto de los pájaros», el sentido de la vida y el porqué de la propia existencia. Esta concepción de la antropología como observación permanente de la naturaleza al servicio de los intereses y de la organización de una comunidad es fundamental para entender la novela. Raúl, con el paso del tiempo, se ha empapado tanto del entorno ecológico y sociológico que lo rodea, que se ve en la necesidad intelectual y religiosa de repensar sus convicciones y sus modos de entender su propia identidad. ¡Raúl es todo un ejemplo de honestidad intelectual que contrasta con todo lo que estamos acostumbrados a ver y experimentar!

Entre la selva y el Vaticano debe leerse teniendo como referente todos los escritos anteriores de José Zanardini. Es lo que, en la lingüística moderna, se conoce como intertextualidad y que Julia Kristeva describe escuetamente: «Todo texto es la absorción o transformación de otros textos». No podemos olvidar que, al hablar o escribir, estamos haciendo referencia a otros textos. Creo que esta novela es un resumen de todo cuanto ha escrito y dicho en sus libros, artículos de prensa y las conferencias dictadas tanto a nivel nacional como internacional. Ciertamente, la novela es la expresión poliédrica del pensamiento «zanardiniano», pero me parece importante destacar algunos aspectos que atraviesan toda esta riqueza plural de pensamiento:

(1) Ecología

Toda la novela está llena de detalles que denotan la sensibilidad especial del protagonista por el cuidado de la naturaleza como dispensadora de vida. Pero hay una observación que hay que tener muy presente para entender la evolución del pensamiento de Raúl: la crisis social que vive el país y la crisis ambiental se retroalimentan, y ambas afectan a la calidad de vida del hombre y del medioambiente. Combatir la pobreza es el mejor antídoto contra la degradación de la naturaleza. Por eso, Entre la selva y el Vaticano es un alegato contra la desigualdad que produce pobreza, y lo es también contra la depredación de la flora y la fauna del Paraguay. Raúl parece obsesionado, a lo largo de toda su experiencia entre los indígenas, en reconstruir una ética ecológica que no solo denuncie las enormes desigualdades y el consumismo irracional, sino también proponga un nuevo enfoque axiológico.

En la novela hay un compromiso total y absoluto para cuidar a los pueblos originarios, pues ellos son la mejor garantía del cuidado de la naturaleza. Asimismo, la novela se convierte en un alegato claro y contundente contra la deforestación que sufren los bosques amazónicos. La devastación forestal va unida indefectiblemente al genocidio de los pueblos indígenas. Finalmente, decir que, tanto en el diario de Raúl como en sus observaciones y conversaciones con el chamán, está muy presente el pensamiento de Francisco en la encíclica Laudato sí.

(2) Aspectos político-sociales

Raúl proviene de Canadá, país con una larga tradición de convivencia democrática y un ambiente cultural en el que las instituciones del Estado funcionan normalmente y con independencia y, lo más importante, están al servicio del pueblo y no de los intereses partidarios. Mientras que Paraguay ha salido hace relativamente poco tiempo de una larga dictadura en la que se daba una identificación real entre un partido político y el Estado.

El propio padre Raúl sufrirá las consecuencias de esta confusión, que, sin ser la única causa, sin embargo es el caldo de cultivo para que surjan grupos que, apoyados por intereses ideológicos revolucionarios, crean una permanente desestabilidad política y un miedo contenido en la población. Lo que sí es evidente es que no es fácil terminar con estos grupos, pues «hay mucho misterio y cosas muy oscuras en esta situación, y lo seguro es que se mueve mucha plata y no se sabe quién se queda con eso». En algún momento se llega a afirmar, por parte de una de las personas que pretenden entrar en el mundo político, que estos grupos cuentan con la protección de «algunas autoridades poderosas que les dan libertad para cometer los crímenes más horrorosos». También se insinúa que los grupos, que protagonizan secuestros y muertes, son el producto de las desigualdades que genera la pobreza y se nutren de los sectores económicamente más débiles porque, como dice María Antonia, «ellos siempre esperan un cambio de la situación social y económica que aflige al país».

La lectura detenida y atenta de la novela encontrará datos muy interesantes para poder comprender todo el entramado político, social y religioso de Paraguay. ¡Toda una tarea!

(3) Mujeres

El mundo está cambiando, entre otras cosas, porque ha irrumpido con fuerza la igualdad de las mujeres. Y este aspecto no podía faltar en la rica experiencia de Raúl. Aparecen varias mujeres y todas ellas son tratadas con gran delicadeza por parte del protagonista. La novela, evidentemente, se decanta en favor de esta nueva corriente de igualdad de las mujeres, y lo tipifica en la capacidad de liderazgo que el autor atribuye a María Antonia; en un ambiente hostil para la mujer, ve con simpatía la candidatura de María Antonia a la intendencia de San Antonio el Milagroso.

Entre Raúl y María Antonia se crea una corriente de simpatía y comparten ideales, tiempo y afectos. Tanto, que quedan unidos por el destino cruel de la tortura y el dolor: ella a manos de los guerrilleros, él a manos de las autoridades. La situación violenta que ambos padecen se convierte en un alegato contra la desigualdad y la violencia y en una reivindicación radical de la justicia y del derecho de todos a una vida digna.

El trato de Raúl con las mujeres de San Antonio siempre es exquisito y delicado. Los mejores consejos para moverse entre la gente los recibe de ellas, que, conscientes de las diferencias entre Raúl y los hombres del pueblo, lo van poniendo al día de lo que se dice y se piensa de él. Y serán las conversaciones con María Antonia las que le abrirán horizontes nuevos para entender el Paraguay y le terminarán recordando a las mujeres que marcaron su vida y que nunca lo han abandonado.

(4) Para finalizar

Además de lo dicho anteriormente, hay que dejar claro que, para llegar al fondo de la novela, la mejor guía es el diario del P. Raúl, en el que va día a día dejando las huellas de su transformación personal. Es el mejor testigo de su honestidad intelectual y de la pasión que hay en él y que le va llevando a identificarse con los valores profundamente humanos y religiosos que va descubriendo en las personas que forman el entorno de la novela. En todas estas personas Raúl encuentra un resquicio que trasluce la bondad, pequeña o grande, que hay en todo ser humano, desde el comisario que ama tiernamente a su hija, hasta el párroco del pueblo, que, a pesar de su poca formación intelectual, logra ser apreciado por sus feligreses.

Las largas horas de soledad y silencio del bosque dan a Raúl la oportunidad de ir plasmando toda una forma de pensamiento y vida que, en cierto modo, quiere dejar como testamento a quienes lo lean. «El gran amigo en la selva es el diario liberador de los fantasmas y de las esquizofrenias. Las páginas son las amigas que escribo a la luz de una lámpara».

A lo largo de todas las páginas se nos invita a disfrutar de las cosas que nosotros, presos de nuestras concepciones científicas deterministas y determinadas, hemos perdido y ya no valoramos: las aguas de un arroyo cristalino, las incisiones rúnicas de una cueva, la soledad y el silencio de los bosques, el vuelo de un pájaro…; pero, sobre todo, el valor de los gestos de las personas que, como los del chamán, son gestos rituales con efectos curativos tanto a nivel personal como comunitario; o los gestos de las indígenas que son para Raúl una invitación permanente a descubrir el lado alegre, festivo, placentero y onírico de la vida. Este rasgo de disfrute equilibrado atraviesa toda la novela y, a pesar de las limitaciones de la gente y de las contradicciones de las autoridades políticas y eclesiásticas, es esencial para entenderla. Por eso la vida de Raúl es un canto a la libertad y a la alegría de vivir. ¡Alegría!

El protagonista Raúl, cuando llega de vuelta al Canadá, solo se le ocurre decir a los medios de comunicación que «la experiencia de Paraguay le ha cambiado la vida».

Quienes hemos tenido la suerte de conocer y amar este país nos sentimos transformados y felices por haber podido experimentar la calidad humana de sus gentes. En el fondo, todos somos Raúl, el protagonista de Entre la selva y el Vaticano.

José Zanardini

Entre la selva y el Vaticano

Asunción, Criterio Ediciones, 2020

200 pp.

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