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La lista de las consecuencias del encierro sanitario en las actividades culturales sería larga, pero en medio de esta diversidad de efectos hay consenso general en un punto: los sectores económicamente más perjudicados de la industria cultural son los que requieren consumo presencial, como el teatro, la danza o la música en vivo.
El impacto de la pandemia en las artes escénicas fue impresionante e inmediato en todo el mundo. Se cancelaron miles de obras y conciertos, incluyendo festivales tan grandes como Coachella o Lollapalooza. Con carteleras suspendidas hasta nuevo aviso, para los artistas y trabajadores del sector el panorama es incierto. Las artes escénicas ocupan a muchos y muy diversos trabajadores: artistas, técnicos de luces, de sonido, fotógrafos, profesores de danza, de actuación, de música, productores, personal de limpieza, maquillaje, utilería, vestuario, escenografía... La crisis de las artes escénicas afecta incluso a los bares donde seguimos la noche después de una función o un concierto, a los lomiteros que músicos y actores visitan para recuperar fuerzas después de largas horas de ensayo, a los chiperos que rondan las filas de entrada, a los que reparten invitaciones y pegan afiches antes de los estrenos, a los que atienden la taquilla, a los que venden pororó en la puerta…
En cada uno de los múltiples sectores de la economía que podamos pensar, tanto dentro de la industria cultural como más allá de esta, las repercusiones de la crisis actual son todavía incalculables. En nuestra edición de hoy de El Suplemento Cultural, vamos a hablar del caso del teatro y las artes escénicas en Paraguay, una escena local que forma parte del más vasto escenario latinoamericano y mundial, una pieza de este complejo rompecabezas global que con diversos testimonios podemos empezar a armar desde cada rincón del planeta.
El impacto directo del encierro, que abordaremos hoy, es solo la parte visible a corto plazo del problema. El impacto indirecto de una disminución generalizada de las posibilidades de consumo cultural en un contexto de crisis económica es por ahora impreciso. ¿Qué medidas se toman desde el Gobierno y qué estrategias se organizan desde la sociedad para paliar ese impacto en Paraguay? ¿Qué cuestionamientos a las instituciones y políticas vigentes, y qué expectativas y horizontes pospandémicos inspira la crisis actual?
En nuestro Dossier de hoy contamos con las opiniones de dos voces conocidas por su compromiso y trayectoria en el mundo del teatro en Paraguay. «El sector artístico-cultural es uno de los más afectados tras una crisis que no se debe necesariamente al covid-19, sino a una estructura debilitada por la ingobernabilidad y la ausencia de políticas. A pesar de ello, el sector permanece dividido aunque finja adhesiones a una unión real», escribe Julio de Torres, escritor, actor, docente universitario y secretario general de la Unión de Actores del Paraguay (UAP). «La pandemia no ha creado la crisis, simplemente la expone, quita la alfombra que la tapaba y desenmascara a una clase política que hace décadas viene enajenando lo público (lo tangible y también lo intangible). Esta pandemia saca a relucir en una magnífica marquesina de qué y cómo se sustenta el sistema», escribe Martín Pizzichini, iluminador escénico, militante del partido Fuerza Común y secretario de formación sindical del Centro Paraguayo de Teatro (Cepate).
Solo nos queda agregar que, aunque hoy abordamos el caso del teatro y las artes escénicas, todas las voces que quieran aportar sus testimonios y análisis de la situación actual desde otras áreas están cordialmente invitadas a este espacio. Nuestras páginas quedan abiertas.