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Hoy, 9 de agosto, hace 75 años que por orden del presidente de Estados Unidos Harry S. Truman la bomba Fat Man fue arrojada sobre Nagasaki. Tres días antes, el 6 de agosto de 1945, la primera bomba, Little Boy, había caído sobre Hiroshima. La puerta a la extinción quedó desde entonces a un botón de distancia.
Página 1: Sobre la aparición en cómic de la trágica historia del piloto del bombardero que abrió camino al Enola Gay y su carga mortífera escribe el Crononauta en «Memorias de agosto: Claude Eatherly».
Página 2: Aunque la figura de Albert Einstein ha quedado asociada a la bomba atómica, José Zanardini nos recuerda otras facetas de la vida del ilustre físico en «Viaje de Einstein en bicicleta sobre un rayo de luz».
Página 3: Seis décadas y media después de la publicación del Manifiesto Russell-Einstein en Londres, al peligro de la aniquilación nuclear se suma la amenaza del cambio climático, escribe Julián Sorel en «Agosto, mes radiactivo».
Página 4: «No hay un después de Hiroshima. No hay, sobre todo, un después de Nagasaki, porque lo hecho en Hiroshima fue sellado en Nagasaki», escribe Montserrat Álvarez en «De lo que no se vuelve».