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Entre quienes escribimos en estas páginas, más de uno era su colega literario o poético, o su excondiscípulo de la facultad, o compartía con él encuentros e ideas. Miguel nos hizo el honor de colaborar con nosotros, de apoyarnos desde el principio, nos trajo al Tío Gervasio, nos presentó, después de algunos artículos y reseñas aquí publicados, algo nuevo: una columna especialmente creada para El Suplemento Cultural, «un espacio –en sus palabras– de encuentro y diálogo entre el cine y la realidad social». Compañero de aventuras y amigo nuestro desde mucho antes de que empezáramos a dirigir este suplemento, nos dijo pronto que quería ser parte (porque «si estás vos, yo estoy»). Nadie quizá, o muy pocos, han hecho algo semejante.
No corresponde hablar aquí, por obvias razones, sino de lo que concierne a este proyecto, El Suplemento Cultural, el último que tuvimos la alegría de compartir en esta vida. Pero aun limitándonos a esto, lo que hay por decir se revela retrospectivamente enorme.
Este 2020 –Miguel lo propuso hace apenas unos días– íbamos a empezar a sacar los diálogos de Miguel y el Tío Gervasio del papel a la calle organizando una sesión de cine-debate la semana en la que se publicara su columna sobre Exomologesis. No era nuestro único plan para este año, pero es el que corresponde a este lugar. No tenemos palabras para expresar nuestro pesar por lo que perdemos.
La intención de Miguel con su columna de Cine, Filosofía y Ciencias Sociales era a la vez modesta y subversiva: sembrar de modo en apariencia ligero, ameno, cuestionamientos a las instituciones, a lo normalizado, al «sentido común».
Miguel nos adelantó a fines de diciembre varias entregas para este año. Una de ellas, que se distribuyó el domingo pasado con la edición impresa de ABC, fue la portada de nuestro número de la semana. No hubiéramos imaginado que Miguel no la vería. Que no la comentaríamos con él. Que no nos divertiríamos juntos, como siempre.
Por los sueños, que son lo único serio de esta vida, por una sociedad diferente, nueva y libre, Miguel. Por un mundo mejor, que un día te merezca, como nosotros no pudimos hacerlo.