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Cristino Bogado: Virgilio, en La Eneida, les dice a los romanos de tiempos de Augusto que descienden de los troyanos a través del héroe Eneas; Cassiano Ricardo, en Martim Cerere (o Sacy Perere), poetiza la génesis de Brasil como cruce monstruoso entre éste y la Uiára (especie de mujer-serpiente o Maite Proenza de las aguas de la TV Manchete), que juntos procrean la noche; Rosicrán se inscribe en esta traditio cuando declara que los ancestros guaraníes son de la Atlántida: ¿la verdad poética es más contundente que la verdad histórica?
Douglas Diegues: Las verdades poéticas no solo son más contundentes, sino más divertidas y hermosas que las históricas. Las verdades poéticas están hechas de imágenes. Las verdades históricas son más abstractas. Las mejores versiones de las verdades históricas son las versiones poéticas. Porque, como todos saben, las verdades históricas narran lo que ha sucedido, y las verdades poéticas tienen el poder de contar y hasta de cantar las cosas como deberían ser o haber sido. El poeta puede inventar historias del pasado y del futuro. El historiador no puede cantar, solo escribir las cosas que han sido. Ñande ipi cuera es un tsunami de imágenes, de verdades poéticas, que Rosicrán supo oír de boca del pueblo inventa-lenguas y mudarlo en una despampanante génesis mitológico popular paraguayensis.
CB: Según la historia de la literatura (o, mejor, escritura) guaraní, hay tres guaraníes: el de Montoya (jesuita, creación casi ex nihilo de una lengua hasta entonces a la deriva en la nada del huevo cósmico), la de los mbya (Ayvu rapyta, quizá la más poética) y el guaraní llamado «paraguayo», cotidiano, obra casi toda entera de Rosicrán (elaborada en tiempos no propicios, nublados, de gobiernos no nacionalistas, liberales –Gondra alegó falta de fondos para imprimir Ñande ipi cuéra-, argentinistas, castellanizantes, etcétera–), ese guaraní saleroso, impagable, lleno de humor y de melancólicas verdades metafísicas. ¿Cuál te parece que será el futuro de las lenguas de este calibre?
DD: Me parece hermoso que el guaraní no sea una sola lengua. Está también el axé guaraní, que tiene buenos exponentes poetas, que cantan poemas que guardan en el korazón. Tuve la suerte de oír algunas grabaciones de cantos-cuentos eróticos axé guaraní recogidos por Guillermo Sequera y me sorprendió la calidad de esos cantos-cuentos dichos con técnicas vocales tan potentes, sofisticadas y vanguardistas como las técnicas vocales de los vanguardistas europeos. En cuanto al futuro del guaraní, no puedo asegurar nada. Hace más de 500 años están tratando de destruirlo y no lo han logrado. Se nota que es una lengua muy resistente. No va a ser fácil destruir a los guaraníes. Todas esas variantes del guaraní son preciosas e importantes. No hay guaraní superior ni inferior. Tengo la suerte de poder apreciar toda esa riqueza lingüística viva en Paraguay. A pesar de la indiferencia del Estado et alia, el guaraní y sus variantes seguirán vivos. Y la humanidad, si quiere sobrevivir en medio de todo, va a tener que aprender a ser guaraní, va a tener que aprender a ser india, porque solo los indios van a sobrevivir a las catástrofes inminentes.
CB: ¿Qué siente un editor que edita libros arrumbados en el polvo del olvido o el marketing del pastiche sin fin, como la obra de Rosicrán, conocida por todos casi sin necesidad de leerlo, ya que tiene la presencia ubicua y constante de los genios hogareños, como si impregnara el aire que respiramos, como si el aire de Paraguay estuviera lleno de los dioses de los que hablaban los poetas primigenios, como es el caso sobresaliente y único de Rosicrán?
DD: A los de Editora de los Bugres nos encanta poder colaborar para que libros hermosos vuelvan a circular en Paraguay y en el resto del mundo. Los de Editora de los Bugres, aparentemente, somos muy tontos: todavía creemos en la poesía, etc. Por otro lado, estamos felices de estar haciendo lo que nos gusta hacer, corriendo riesgos, fomentando la lectura, la escritura, sembrando libros en el korazón de las personas, publicando cosas como Ñande ipi cuéra y otros libros de Rosicrán que vendrán.
CB: Los guaraniólogos y guaranófonos viven pujando por ortopedizar, pasar por la ortopedia o el frenillo de la correspondiente RAE guaraní, la grafía irregular, absolutamente única de Rosicrán, con la excusa de hacerlo más «legible»: ¿no te suena esto como si un inglés intentara «modernizar» el inglés de Shakespeare, aventura de profanación cuyo fin es facturar a través de la mutilación del original, nada más?
DD: La unificación de las lenguas asesina la libertad del lenguaje. Es enemiga de la poesía. Solo sirve para destruir poco a poco la variedad. Oficializar una lengua es destruir sus potencialidades múltiples. En vez de unificar, ortopedizar umía kuéra, más vale fomentar la diversidad, las variantes, las diferencias. No creo que un jardín sea más bello que una selva. Hay gente que prefiere cultivar la lengua como un jardín. Otros prefieren cultivar la lengua como una selva o floresta o bosque. A mí me parece que todos los cultivos tienen su valor, su potencia verbocreadora, su belleza lingüística. Hay que superar el yin-yang de la mirada en vez de limitarse a la dicotomía feo-bello. Si una persona, aunque sea especialista, no consigue ver belleza en la variedad, no quiere decir que la belleza de la variedad no exista.
La cita es el martes
Presentada por primera vez en el Congreso de Americanistas de Río de Janeiro en 1922, esta obra es reeditada luego de una exhaustiva revisión del acervo del autor conservado en el Ateneo Paraguayo, revisión que permitió rescatar las primeras versiones para realizar un cotejamiento a cargo de la editora Okárajapu y procesar el resultado en São Paulo bajo la edición de Douglas Diegues, de Editora de los Bugres.
La coedición bilingüe de Ñande ipi cuéra (Nuestros antepasados), de Narciso R. Colmán, a cargo de Editora de los Bugres (de Douglas Diegues) y Okárajapu (de Fernando Colmán y Cristino Bogado) será presentada el martes 19 de noviembre a las 20:00 horas en el Ateneo Paraguayo, sito en Nuestra Señora de la Asunción 820 casi Humaitá.