El gran problema de la cultura no es el presupuesto

El músico y periodista Alejandro Méndez Mazó pone a nuestra disposición su opinión sobre el polémico recorte de presupuesto a la Secretaría Nacional de Cultura y al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes anunciado la semana pasada.

El gran problema de la cultura no es el presupuesto
El gran problema de la cultura no es el presupuesto

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La semana pasada, el ministro Rubén Capdevilla informó que la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) a su cargo sufrirá un recorte de G. 3.250 millones, y el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec) perderá G. 328 millones, sumando G. 3.578 millones la reducción en el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2020 para el sector. Los salarios, los rubros para inversión física, los insumos de oficina y servicios básicos son los más afectados por los recortes para 2020.

Al conocerse el anuncio, la comunidad cultural puso el grito en el cielo, y al menos una veintena de organizaciones de la sociedad civil salieron a la calle para reclamar la supresión de la medida.

La dinámica cultural no se detendrá

El ministro Capdevila aclaró que, a pesar de la reducción del 7 % del presupuesto para la SNC, continuarán los pagos de las membresías de Paraguay a los programas culturales iberoamericanos, que inyectan capital y dinamizan la industria creativa nacional.

También se ampliará la Biblioteca Nacional del Paraguay, además de inaugurarse el Memorial y Centro Cultural Ycuá Bolaños, que contará con salas de exposición, espacios para cine y teatro, biblioteca y centro de documentación. Y seguirán activos los programas de restauración, puesta en valor y mantenimiento de museos.

El problema del Fondec

Las y los artistas producen arte y cultura cada vez que cuentan con el subsidio del Fondec, y dejan de hacerlo cuando no lo consiguen. La demanda de apoyo de la comunidad cultural es cada vez mayor, mientras que los recursos tienden a reducirse. Y la raíz de toda la problemática es que la única fuente directa de recursos de los proyectos culturales es el Fondec.

Habida cuenta de lo expuesto, a diferencia de lo que pasa en la SNC, las disminuciones para el Fondec impactarán peligrosamente en los proyectos privados subsidiados por el Estado, con que concursan artistas y gestores culturales año tras año.

Vicios y trucos

Quienes hemos gestionado apoyo sin éxito, hemos oído muchas «explicaciones» del fracaso: «para conseguir apoyo, hay que contar con amistades políticas y recomendaciones; hay que contratar a alguno de los consejeros para que forme parte del proyecto que él mismo aprobará; los ganadores son siempre los mismos, que un año figuran con su propio nombre y otro año con el nombre de otra persona; misteriosamente, el dinero desapareció, se lo llevó alguien que nada tiene que ver con el proyecto».

Y lo más terrible de estos mitos y leyendas urbanos es que «es mejor no protestar y buscar amigarse con alguno de los consejeros», dicen las «malas lenguas».

Apoyo para todas y todos

A ningún artista ni gestor cultural debe faltarle apoyo. Nadie debe mendigar, ni transitar caminos irregulares, sencillamente porque no hace falta. Mejor dicho, no haría falta si el Fondec cumpliese eficazmente con su legítima misión de promover decentemente actividades culturales privadas.

Cada consejero se embandera con la pertenencia, representación y defensa de algún sector de la comunidad cultural y artística. Lo mismo pasa con los postulantes al Consejo, que son músicos, profesionales de la danza, escritores, etc. Ahora mismo, desde el pasado viernes 7 de junio, el Senado cuenta con 19 postulaciones de candidatos a integrar el Consejo Directivo del Fondec, con esos perfiles.

Algunos ofrecen beneficios para los jóvenes, otros para las mujeres, otros para los discapacitados… Cada postulación va acompañada de un proyecto, por exigencia de los convocantes. Pero en general no hay proyectos favorables para todas y todos.

Sostenibilidad

El Fondec debe dejar de ser un botín de guerra. Y sus funcionarios deben dejar de padecer cada vez que aparece «¡otro más que pretende vivir del Fondec!», como dicen que dicen algunos de ellos, desbordados por la asimetría entre oferta y demanda de recursos.

El Fondec debe dejar de ser una entidad de beneficencia y transformarse en una poderosa fuerza al servicio de la sostenibilidad de los proyectos de los recurrentes.

Está bien adjudicar un recurso económico. Pero ese recurso no tiene que ser más que un capital semilla. La segunda herramienta debe ser la información fidedigna sobre fuentes de recursos permanentes. Y la tercera herramienta, la capacitación para explotar del modo más eficaz esos recursos.

Cómo lograrlo

Las empresas privadas deben tributar en calidad de responsabilidad social al impulso de la economía naranja, como de hecho lo quiere el ministro Capdevila para la industria cinematográfica. Pero esos aportes no deben pasar por el Estado, sino direccionarse a los propios colectivos culturales y artísticos, sin intermediación alguna.

Es condición sine qua non la eliminación del prebendarismo y la promoción de la autogestión, con consejeros patriotas, moral y profesionalmente solventes. Se acabaron los tiempos en que cualquier inepto podía ocupar un cargo, con el único requisito de la lealtad al padrino político.

Perfil de los consejeros

Los consejeros del futuro inmediato deben ser cultos, con vocación social y dominio de la ciencia y la tecnología al servicio del arte y la gestión cultural.

Deben ser capaces de provocar una revolución en la manera de gerenciar la institución, para poner a disposición del/la artista y el/la gestor/a las herramientas necesarias para la sostenibilidad de sus proyectos.

Para ello, los consejeros contarán con sólida formación profesional en materia de ingeniería técnico-financiera de emprendimientos; criterio para priorizar proyectos (por ejemplo, priorizar el apoyo a artistas que viven en el exterior, o los de dentro); apertura a la innovación y las nuevas ideas; destreza para el diseño y manejo de indicadores y medios de verificación para el seguimiento de proyectos culturales sostenibles; generación de bancos de datos de empresas socioambientalmente responsables.

Auditoría permanente

Nuestro Estado está escasamente institucionalizado. Por eso, los funcionarios son más gravitantes que los entes públicos en sí, y es tan importante en manos de quién está cada decisión. Ese es el motivo por el cual insistimos tanto en la solvencia de los consejeros, los decisores.

Como decíamos al principio, en estos días de crisis, toda la comunidad cultural se indignó y unió en una sola voz para reclamar más presupuesto. Eso es digno de todo encomio. Pero estamos tan descreídos de la solvencia de los funcionarios, que parece necesario evaluar a los funcionarios que vamos a empoderar, en lo posible, antes de armarlos con el presupuesto.

Ojalá la comunidad cultural, con la misma fuerza con que se movilizó por el presupuesto, 1) exija la designación de consejeros moral y profesionalmente solventes, y 2) reclame auditar permanentemente la gestión institucional.

Si la cultura no hace estos deberes, el incremento del presupuesto será más perjudicial que beneficioso.

periodistadecienciadelano@gmail.com

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