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El festival musical y artístico más grande del siglo XX por su multitudinaria convocatoria, por su impacto social, por su devenir legendario y por su carácter de hito y de mito fue la Feria de Arte y Música de Woodstock, la Woodstock Music & Art Fair, celebrada hace hoy 50 años, desde el 15 hasta el 18 de agosto de 1969. Cuatro largos días de experimentación de todo tipo: cultural y musical, etílica y lisérgica.
Jim Marshall (1936-2010), recordado hasta ahora por haber sido el único fotógrafo que se logró entrar en el camerino de los Beatles en su último concierto, y también por sus retratos de Johny Cash en la prisión estatal de San Quintín y por su famosa fotografía de Hendrix quemando su guitarra en el festival de Monterrey, capturó en imágenes para la posteridad lo que fue vivir la experiencia de participar en aquel festival del cual se cumple medio siglo este mes. Las fotografías de Marshall nos cuentan lo que debió ser estar allí, y lo hacen desde todas las perspectivas posibles: en el escenario, fuera del escenario, detrás del escenario. Unas cuantas de aquellas fotografías suyas de los días de Woodstock transmiten la poderosa impresión de la energía de la multitud.
Esa energía es impresionante en su célebre disparo en technicolor sobre las masas durante uno de los conciertos del festival, mientras toca Carlos Santana. Es una vista panorámica que Jim Marshall tomó desde un punto muy elevado con una lente gran angular «ojo de pez». Se subió, para tomarla, a uno de los enormes andamios de iluminación que rodeaban el escenario. Se sabe que Marshall tenía un poco de miedo a las alturas, pero había recibido horas antes una buena dosis de ácido de los Grateful Dead que le dio el valor necesario para trepar hasta ahí arriba y conseguir esta foto, hoy mundialmente famosa.
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