1965, al borde del final

El jueves se cumple medio siglo del primer escape de la muerte de Keith Richards, que casi se electrocutó en un concierto. Era 1965; el apremiante Like a Rolling Stone de Bob Dylan, el abrumador Yesterday de unos Beatles listos para dar más que yeah-yeah-yeahs, The Who y el himno My Generation, James Brown y I Feel Good, el temazo con que puso a bailar sin resistencia posible al mundo entero: antorchas que arden en las noches desde ese año milagroso en que se encendieron junto con la sabiduría arrolladora del Satisfaction de los Rolling Stones para empezar a incendiar el universo.

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1965 es un año crucial en la historia de los Rolling Stones. Lanzaron tres álbumes en Estados Unidos y dos en Gran Bretaña, además de una gran cantidad de simples, entre ellos «Satisfaction», la canción más conocida de la banda. Realizaron cuatro giras norteamericanas, una a Oceanía y algunas actuaciones en Francia. El abogado Allen Klein empezó a manejar sus negocios y Anita Pallenberg se convertía en la novia de Brian Jones. Bob Dylan, fascinado por la personalidad del grupo, lanzó «Like a Rolling Stone». También entraron en contacto con el LSD y la cocaína y Keith Richards casi murió electrocutado en escena. Lo salvaron las suelas de goma de sus zapatos.

La historia de los Rolling Stones casi culmina el mismo año en que estalla la «stonemanía». El próximo 3 de diciembre se cumplirán cincuenta años de la noche en que Keith Richards casi muere electrocutado en el Memorial Auditorium de Sacramento, California. Keith rozó un micrófono sin toma de tierra con el mástil de la guitarra cuando estaban tocando «The Last Time» («La última vez»; afortunadamente, no lo fue). Se oyó un fuerte zumbido eléctrico y un fulgor de luz azulada cubrió al guitarrista, que cayó tumbado al suelo.

El bajista Bill Wyman saltó para desenchufar la guitarra de Keith, que estaba tendido, inmóvil, en el suelo. El show se suspendió y Richards fue llevado urgentemente a un hospital, donde despertó una hora más tarde. El médico que lo atendía dijo que lo habían salvado las suelas de goma de sus zapatos. Más tarde, el pianista Ian Stewart, compañero de la banda desde los primeros tiempos, realmente el sexto Stone, le mostró a Keith la guitarra. Se habían quemado tres cuerdas por completo, como si fueran fusibles fundidos. Irónicamente, ese mismo año, en febrero, Richards había declarado a la revista Melody Maker que probablemente moriría electrocutado.

Fue el primer escape de la muerte del llamado «Riff humano». En los setenta, la prensa tenía el ojo puesto en él como si fuera un buitre. Todos esperaban que muriera de sobredosis. Su adicción a todo tipo de estupefacientes, principalmente a la heroína, era de sobra conocida. Pero Richards sobrevivió a todo. Ya en los últimos años, casi murió dos veces al caer de una gran altura. La primera, en 1998, en su casa, cuando trataba alcanzar un libro del estante más alto de su biblioteca. La segunda, cuando, al caer de una palmera, en las islas Fiyi, se golpeó contra el tronco del árbol y se fracturó el cráneo. Sufrió dos convulsiones cerebrales y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en Aukland, Nueva Zelanda. Se le formaron unos coágulos en el cerebro que afectaron su habla y su motricidad. Afortunadamente, la operación fue un éxito y Richards, con más de setenta años, está de gira actualmente con su banda. En febrero próximo, los Rolling Stones ofrecerán conciertos en Buenos Aires, Montevideo, São Paulo, Río de Janeiro y Porto Alegre. ¿Y en Asunción? Bien, gracias; aquí se presenta Pitbull.

Pero volviendo a 1965, en enero se lanzó en Inglaterra The Rolling Stones Nº 2, un álbum que reunía algunos de los temas de 12 x 5, lanzado el año anterior en Estados Unidos, y otros de Rolling Stones Now!, que se lanzaría en febrero en el mismo país. En ese entonces, los discos lanzados en ambos países no tenían los mismos temas. Recién a partir de Their Satanic Majesties Request, de 1967, sería un solo álbum para todo el mundo.

El 16 de enero, los Rolling Stones se instalan en un estudio de Los Ángeles, Estados Unidos, para unas sesiones de grabación, antes de iniciar la gira australiana. Graban «The Last Time», en el que se combinaba el ritmo de Keith con el riff repetitivo, prácticamente en forma de espiral, de Brian Jones. El sonido Stone estaba empezando a surgir a través de este tema. Un sonido que da la sensación de que no termina de arrancar, una música «insatisfecha». Para Richards, esta fue la primera canción «adulta» del grupo. Esa misma noche/madrugada graban «Play with Fire», que revela la faceta oscura de la banda. Solo Mick Jagger y Keith Richards, junto con músicos de estudio (entre ellos Phil Spector), participaron en este tema. Los demás estaban durmiendo en los rincones del estudio.

Ese sonido oxidado y oscuro se consolidaría unos años después en el período que se inicia con Beggar’s Banquet (1968) y culmina con Exile on Main Street (1972), la mejor época de la banda, y a la par, sus años más turbulentos.

«The Last Time» era el preludio de «Satisfaction». Se lanzó en febrero y fue número uno en Inglaterra. Fue como la punta de lanza de la gira norteamericana que comenzaron en abril. Una noche de mayo, en el Gulf Motel de Clearwater, Florida, Keith se despertó de repente con un riff en la mente. Adormilado, tomó la guitarra y grabó el riff en un casete y continuó durmiendo. Al día siguiente se encontró con Mick y le tocó los acordes. «Esto me dice algo así como “I can’t get no-satisfaction”», le dijo al cantante, que empezó a pergeñar la letra. No puedo conseguir no satisfacción, así, con la doble negación que luego fue un dolor de cabeza para los profesores de inglés.

Días después hicieron en Chicago la primera maqueta acústica del tema y luego volaron a Los Ángeles para finalizarlo. Richards quería un sonido más duro y más largo. Subieron el sonido de los amplificadores, calentándolos para obtener un tono más áspero, pero no fue lo suficiente. Ian Stewart fue a una tienda de música y compró el nuevo distorsionador Gibson, el primero que hizo la empresa, y se lo llevó a Richards. Así se consiguió la doble pista de guitarras distorsionadas tan característica. Se sumaron las grabaciones de Chicago, Bill Wyman grabó una nueva línea de bajo y Charlie Watts incorporó pistas de batería y percusión de gran dureza. El ingeniero de grabación procuró enterrar la voz de Jagger en la música, ya que el productor Andrew Loog Oldham temía que la censura se diera cuenta de que la insatisfacción de Mick era realmente sexual.

Brian Jones estaba muy cargado de pastillas y no intervino mucho en estas grabaciones. Poco a poco iba perdiendo el protagonismo que había tenido en los días iniciales de la banda.

Esa misma noche, miembros de la alta sociedad de Los Ángeles estaban allí, en el estudio, y les proporcionaron cocaína a los Stones por primera vez. La mezcla final en estéreo de «Satisfaction» culminó en la madrugada del 11 de mayo de 1965.

El sello discográfico creyó que era lo mejor que el grupo había realizado hasta entonces y quería lanzarlo lo antes posible. Keith Richards no estaba contento con el resultado final. El interés que le había despertado aquella noche esa melodía repetitiva ya no existía y se oponía que se lanzara la canción. Mick se puso de su lado, pero el grupo votó por que se publicara el tema (en la votación también participó Stewart). El 5 de junio de 1965 se lanzó el simple en una mezcla monoaural que fue un éxito instantáneo.

Brian Jones estaba disgustado. Quería seguir con el rythm & blues de los comienzos y cuando interpretaban «Satisfaction», él tocaba «Popeye» como contramelodía. El resto del grupo se volvía loco. En esos días tuvo sus primeros viajes de LSD, que aún era legal. Al finalizar la gira, cada uno se fue por su lado, y Jones se quedó en Los Ángeles tomando todo el ácido que podía. Intentaba hacer música pero siempre borraba las cintas al día siguiente. Tenía grandes ideas pero no podía encauzarlas, y fue sellando su destino en la banda. Pero en octubre encontró refugio en los brazos de la bella Anita Pallenberg, una mujer de la realeza europea que sería crucial en la historia del grupo. Keith Richards estaba muy celoso, pero unos años después conseguiría que Anita se fuera con él.

Volviendo a julio, Bob Dylan estaba fascinado con el sonido de la banda y quería conocer a Jones, al que consideraba su Stone preferido. Un tiempo después, lanzó «Like a Rolling Stone», incluido en el álbum Highway 61th Revisited, en donde el cantautor asumió un sonido rockero, dejando atrás el folk de guitarras acústicas. La influencia mutua entre Dylan, los Stones y también Los Beatles (que ese mismo año lanzaron Rubber Soul) fue muy fructífera.

En ese mismo mes de julio salió el nuevo álbum de los Stones, Out of Our Heads, en Estados Unidos. La versión inglesa no incluiría «Satisfaction», y el simple no saldría hasta la segunda quincena de agosto. Por esos días se había lanzado un EP en vivo, Got Live If You Want It, y no querían arruinarlo con la fuerza arrolladora de «Satisfaction».

Las posibilidades de ganar mucho dinero con «Satisfaction» eran muchísimas y los Stones necesitaban alguien que negociara mejor su contrato con el sello Decca. Contrataron al abogado norteamericano Allen Klein, que fue muy importante en esos días, pero que con el tiempo sería contraproducente para la banda. Mick Jagger había dicho que Andrew Loog Oldham les presentó a Klein como un personaje gangsteril, algo que les había parecido muy atractivo en ese entonces. Pero les salió el tiro por la culata.

Las actuaciones en California, en diciembre, fueron las últimas de la gira de fin de año. «Satisfaction» seguía rotando, pero los Stones ya habían lanzado varios singles posteriores, entre ellos «Get off of my cloud» y «19th Nervous Breakdown». Incluso tenían un nuevo álbum, «December’s Children». Los Beatles produjeron su respuesta a «Satisfaction», «Day Tripper», que también posee un sacudido riff inicial.

A fin de año, cada uno se pegó unas merecidas vacaciones. Richards se instaló en Arizona, donde, con un grupo de amigos, salió de excursión con caballos y vestidos de vaquero. Cumplía su sueño infantil de ser un cowboy. Mick Jagger fue a Jamaica y Brian y Anita a las Islas Vírgenes, y luego pasaron por Nueva York, donde visitaron a Dylan, que pasaba sus días embriagado en el Chelsea Hotel. Posiblemente fuera esa pareja de rubios, que se peleaban todas las noches, la que le inspiraría el título de su próximo álbum, uno de los principales de toda su carrera, Blonde on blonde.

sferreira@abc.com.py

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