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Como es tradicional, la festividad en honor a la protectora de la comunidad de Luque, Virgen del Rosario, comenzó el 24 de setiembre, con la típica Bandera Jere. El desarrollo de este evento durante el cual la sagrada imagen hace un recorrido acompañada de un grupo de bailarines integrado por niños, jóvenes y adultos que ofrecen su talento a cambio de una ofrenda a la patrona (Jopói Tupãsyme guarã) causó emoción durante el desarrollo en el microcentro del distrito.
Otros eventos centrales fueron la misa folclórica, el karu guasu, la procesión y el paseo aéreo llevados a cabo el 2 de octubre. Las calles y el ambiente de la ciudad se llenaron de colorido y fiesta.
El sábado, niños y jóvenes de diversas instituciones educativas de la ciudad inundaron de colores, fiesta y bullicio la ciudad con el tradicional desfile estudiantil en homenaje a la Virgen del Rosario. La parada estudiantil se llevó a cabo sobre la calle General Aquino y su continuación, en Cerro Corá.
El ascenso del Sportivo Luqueño para retornar al torneo de fútbol de primera hizo que la fiesta fuera total en la comunidad auriazul.
Mensaje para los jóvenes
El cura rector del Santuario Nuestra Señora del Rosario, monseñor Enrique Meyer, centró en los jóvenes su mensaje en el marco de las fiestas patronales. Les instó a ser buenos ciudadanos, buenas personas y, sobre todo, buenos cristianos.
“Queremos evangelizar de acuerdo a los valores del evangelio. Queremos que los jóvenes reciban a Jesús, que se encuentren con Él y se conviertan en Él, y seguir sus enseñanzas”, expresó.
Preocupación y crítica
Monseñor Meyer criticó a las autoridades locales sobre la “falta de compromiso” con respecto a las carencias, inseguridad y violencia reinantes en los más de cien asentamientos de “sintechos” formados en Luque.
Estos espacios sociales son el foco de todo tipo de violencia, delincuencia, falta de seguridad, educación, de salud, justicia y de trabajo, lamentó el religioso.
“Estamos teniendo reuniones con el cardenal (Adalberto Martínez) sobre los problemas y necesidades principales de nuestro pueblo, como en los asentamientos. Hay muchísima pobreza y la mayoría de la delincuencia surge en estos lugares por ignorancia, porque no hay formación, educación, no hay familias constituidas”, expresó.
Monseñor Meyer mencionó que el Santuario Nuestra Señora del Rosario tiene un Departamento de Evangelización a través del cual llega hasta los asentamientos. De esta manera numerosas personas pudieron acceder a los distintos sacramentos como bautismo, primera comunión, confirmación y matrimonio, indicó.
“Hacemos misiones en los territorios sociales, llevamos la catequesis en estos lugares, tenemos ayuda social para esta gente. Esa ayuda nació durante la pandemia y lo seguimos haciendo”, explicó el cura.
Aseguró que “no solo se trata de ese tipo de asistencia”, sino que se necesita crear condiciones más justas con capacitación y generación de fuentes de trabajo. Afirmó que existe la imperiosa necesidad de que las instituciones locales se comprometan e intervengan en estos lugares para generar mejores condiciones de vida.
Rezo de 8 millones de avemarías
El Santuario Nuestra Señora de la Virgen del Rosario puso como meta, que fue lograda, que los laicos recen 8.000.000 de avemarías con la intención especial de que con la fortaleza y la sabiduría que procede de Dios puedan llevar el Evangelio a las personas que se encuentran alejadas de la Iglesia. También rezaron por los pastores de la Iglesia para que estos continúen la sinodalidad, que significa “caminar juntos”.