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FERNANDO DE LA MORA (Antonia Delvalle C., corresponsal). El presbítero Lucio Arana señaló que el novenario de la protectora espiritual de los católicos de este distrito llegó en un momento muy oportuno, cuando la gente ya estaba más que necesitada de un apoyo espiritual, pero con posibilidades de acercarse a su iglesia. Acotó que esa apertura posibilitó que el ánimo y la esperanza volvieran en muchas personas.
“Se dio ese encuentro con el Señor, con la comunidad, después de tanto encierro. Fueron meses muy difíciles, en especial para las personas mayores de 60 años y niños”, resaltó.
Añadió que los sacerdotes contribuyeron a restablecer ese buen ánimo, esa esperanza, a través de las misas y las confesiones, de palabras de aliento, por la confianza que les generaban a los feligreses.
Destacó que la pandemia del covid-19 fue una gran oportunidad para que cada uno demostrase su potencial, sus dones. A los sacerdotes les ayudó a vivir más que nunca esa experiencia de pastor, de acompañarlos, de escucharlos, de orar por ellos; cumplieron, y lo hacen hasta ahora, un papel muy importante en la parte espiritual y pastoral, propiamente, y además gestionaron alimentos para muchas familias pobres mediante el apoyo de varias organizaciones, expresó.
Señaló que los sacerdotes estuvieron en todas las parroquias al frente ayudando a contener a la gente porque en la zona central se vivieron momentos muy fuertes que exigieron el protagonismo de los pastores de la iglesia. Señaló que cree que estuvieron a la altura de las circunstancias demostrando el servicio al prójimo.
El mensaje más importante que puede dar en esta fiesta patronal es rogar a la gente que siga siendo obediente en lo que atañe al cuidado de la salud, expresó el religioso.
Agregó que cuidar la salud en esta situación especial implica mucho más que evitar el contagio del nuevo coronavirus, sino que abarca llevar presente muchos valores, como el amor que se refleja en el respeto al prójimo, a la vida misma, ayudar a la promoción de la salud.