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“Realmente nos sentimos privilegiados al poder mantener los puestos de trabajo de todos los colaboradores, quienes hacen posible poder llegar a los hogares”, valora David Delgado, gerente comercial de Ersa.
Fundada en 1928, por Enrique Remmele, esta empresa familiar se dedicaba en principio a la colecta de cuero vacuno para exportación.
En 1961, fue transformada en Sociedad Anónima, con la inclusión de empresarios locales que intensificaron su accionar en el campo de los subproductos vacunos y su exportación, principalmente a Europa. Desde 1968, el directorio decide diversificar las actividades incorporándose al mercado alimenticio.
En 1987, comienza la construcción de un moderno molino de trigo en Yataity del Norte (San Pedro del Ycuamandyyú), iniciando su producción en 1989. Con el correr de los años, el molino ha ampliado su capacidad de molienda, actualizándose con tecnología de última generación. Paralelamente, en 1994 se inicia en la planta de Tablada Nueva la industrialización de harinas de carne de hueso y de grasas vacunas de alta calidad.
La harina de Ersa de mayor salida es la de 000, que se utiliza en la elaboración de todo tipo de panes y se destaca por ser una harina de fuerza. La otra que le sigue en venta es la de 0000, que es una harina más refinada.
“Buscamos siempre crecer a la par de nuestros clientes. Buscamos acompañarlos, ver necesidades que le puedan surgir y adaptarnos a ellas”, afirma el gerente comercial acerca de las proyecciones para este año.
En cuanto al crecimiento del rubro panadero, Ersa aporta con innovación en desarrollar productos que a los clientes les pueda facilitar sus procesos de producción y se traduzcan en mejores rendimientos y así generar impacto positivo. “También impulsando el desarrollo de nuevos productos que se adaptan a las necesidades de cada cliente”, agrega Delgado.