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Algunos datos históricos nos presenta el doctor Peña Báez para empezar a comprender a la medicina ortomolecular. “Entre los años 1912 y 1950 se descubrieron todas las vitaminas que conocemos hoy. El término fue ideado por el bioquímico Casimir Funk en 1912, quien pudo comprobar que la cascarilla de arroz contenía una sustancia que prevenía la enfermedad del Beriberi trabajando con un grupo de marineros japoneses, esta sustancia sería denominada luego vitamina B1”, explicó.
“Posteriormente en el año 1917 Elmer Verner y equipo descubren la Vitamina A, en 1918 el médico británico Edward Mellanby determinó la vitamina D, luego en 1922 los estadounidenses Herbert McLean Evans y Katherine Bishop descubren la vitamina E. En 1932 Waugh y King lo hacen con la Vitamina C, luego fue el turno del ácido fólico, la vitamina K y el complejo B, en años posteriores”, continuó para graficar mejor.
Hace 100 años o menos, se iban descubriendo estas “aminas” imprescindibles para la vita o vida, por ello denominadas vitaminas y se fue conociendo la importancia de ellas para nuestra salud.
El especialista informó que “en la medicina ortomolecular, profundizamos en el estudio de estos nutrientes, como también de los minerales, aminoácidos, fitoterápicos, polifenoles el efecto y la importancia de los mismos para el óptimo funcionamiento del cuerpo humano. Esta corriente de la medicina, relativamente nueva, injustamente menospreciada muchas veces por colegas médicos, quienes afirman sin conocer sobre ella ‘que no sirve’, ‘que no funciona’ e incluso ‘advirtiendo’ a los pacientes que no la realicen. Y seguro estoy de que lo hacen sin conocimiento alguno de la práctica que realizamos numerosos profesionales en el país y de los estudios que fundamentan las acciones que tomamos”, subrayó.
Como médico con más de 10 años de experiencia en esta técnica e hijo del doctor Ramón Verísimo Peña, quien trajo en los años 90 al Paraguay esta “medicina de avanzada” como le gustaba llamarla, y de quien heredé la pasión por este enfoque de salud, puedo afirmar que un verdadero profesional que piense y opine de la forma que comento en el párrafo anterior, está científicamente equivocado y muerto”.
¿Por qué dice esto? “Porque un verdadero científico duda de todo y si conoce algo nuevo, investiga sobre ello y luego emite opiniones, no emite afirmaciones dogmáticas, indiscutibles, porque en la ciencia de la salud, todo es discutible. Recordemos que la ciencia de la salud, es una ciencia inexacta donde la evidencia se genera dudando, recabando información, y luego sacando conclusiones basadas en las evidencias obtenidas”, estimó.
Radicales libres, microbiota y las vitaminas
Según advierte el doctor Peña “la medicina no es un dogma, no podemos creer o no en ella, no podemos decir que tal cosa no sirve o no existe, porque podríamos estar equivocados. Invito a mis colegas que no conocen del tema a investigar sobre los radicales libres, su efecto sobre los tejidos, la inflamación crónica de bajo grado, la microbiota, la disbiosis, las vitaminas D, C, A, E, Zinc y los efectos sobre el sistema inmune, acerca de la Coenzima Q10, el Resveratrol, el Pycnogenol y sus efectos antioxidantes entre muchos otros temas y enfoques de la medicina ortomolecular. Así cambiarán de percepción sobre estos temas al conocerlos, aceptarlos y utilizarlos”, enfatizó.
“Mi querido padre me repetía siempre ‘lo peor, Pablo, es el que niega algo, sin conocerlo’, él fue muchas veces menospreciado en su práctica médica por colegas que poco conocían de esta técnica”, aseguró.
Tenemos que cambiar
El profesional opinó que “debemos cambiar nuestra forma de ver las medicina, dudar ante todo, no dar nada por hecho, aunque siempre se haya hecho de esa manera o lo haya afirmado el médico más prestigioso y experimentado (el también puede estar equivocado, al final somos humanos y lo decía el filósofo Lucio Seneca: errare humanum est o errar es humano). Debemos dudar más y eso nos llevará a investigar más y así si nos hablan de la cúrcuma y los efectos antiinflamatorios de su compuesto curcumina y nos reímos, o escuchamos de las propiedades inmunológicas del lapachol compuesto fenólico aislado de la corteza del árbol del lapacho y desmeritamos ese conocimiento entonces estamos actuando con fanatismo. Sin dar lugar a la duda que nos llevará a conocer más sobre estos temas, sin dar oportunidad a la investigación sobre estos principios activos usados de ejemplo, porque existen miles”.
El ejemplo del doctor Finlay Barres
El doctor Peña trajo a colación que así como lo hizo el doctor Carlos Juan Finlay Barres, médico cubano, quien dudó sobre la fiebre amarilla y dudando, investigó y llegó a la conclusión de que la misma era transmitida por el mosquito Aedes aegypti. “Así salvó muchas vidas y cumpliéndose hoy 187 años de su nacimiento y con el mundo científico dudando, invirtiendo e investigando sobre los efectos de la Vitamina D, el Zinc y otros nutrientes sobre el sistema inmune, ante la pandemia del Sars Cov 2 (covid 19)”.
También se explayó sobre “abrir la mente y sumar fuerzas entre la medicina convencional practicada normalmente en sanatorios y hospitales, la cual también practicamos diariamente, y dar lugar también a la medicina ortomolecular, como un complemento importante, con un único objetivo en común: la salud y el bienestar del paciente”.