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A partir del parto, ya es necesario realizar el control reproductivo de la vaca, de tal modo que a los dos meses pueda estar nuevamente en servicio y volver a preñarse. Se procede a la palpación del animal y se diagnostica si está en condiciones. En el caso de presentar inconvenientes, se hace el tratamiento y, a partir de allí, se elabora el plan de inseminación artificial. En la parte reproductiva existen varias opciones, una de ellas es mediante la monta natural. En este caso, los toros deberán estar sanos; lo que significa que pasaron sin problemas los controles de enfermedades reproductivas. Todo queda registrado en planilla.
Aparte de eso, hay que anotar las fechas de servicio de las vacas, para saber cuándo hay que dejar de ordeñar (a los 7 meses de preñez), para tener calendarizado y hacer el manejo que corresponda.
En el caso de la inseminación artificial, también puede hacerse con monta natural. Así, habrá que diagnosticar el celo en las vacas, lo cual se da en horas de la tarde (17.00 o 18.00) y primeras horas de la madrugada. Se debe atender muy bien porque el celo en la vaca dura cuatro a seis horas. Si al operario se le pasa el celo, tendrá un retraso para la inseminación.
Para el servicio de las vacas, lo fundamental es conocer el tipo de semen que se va a utilizar. Hoy en día existe la posibilidad de contar con material mejorador. Entonces, uno busca, de acuerdo al tamaño del animal, un toro mejorador de la raza.
En vaquillas de primera parición, se recomienda usar toros cuya descendencia no sea muy grande para evitar la dificultad de parto, mientras que en vacas adultas, es posible utilizar toros de mayor tamaño. El peso normal de un ternero Holando es de 35 y 38 kg en promedio. No obstante, hay toros que dan crías de 45 y 50 kg, entonces habrá que analizar con qué tipo de hembras se utilizará determinado macho.
En los tambos también es frecuente la ayuda al parto, porque cuando la hembra va a entrar en proceso de alumbramiento será importante intervenir inmediatamente. El proceso de parto lleva entre unas cuatro y seis horas. Allí, habrá que trabajar con técnica y el uso de los elementos e instrumentales adecuados.
Debido a que la detección de celo resulta dificultosa, una de las estrategias es la utilización de un toro con prepucio desviado. Entonces, el ejemplar puede hacer la detección natural de celo; es decir, que monta a las vacas sin penetrarlas. Otra forma de detección es mediante la sincronización del celo. Para ello, hay que trabajar con el profesional veterinario para ver las condiciones de las vacas. Se hace la palpación o la ecografía y, luego, se planifica la sincronización con prostanglandina o mediante IATF.
La vaca debe tener la condición corporal de tres para arriba, al tiempo de mantener su peso para entrar constantemente en celo. Cuando llegue al parto, tendrá que mantener una buena condición corporal para recuperarse rápidamente y entrar en celo nuevamente.
Una vez que la vaca recibe el servicio de monta natural, 18 a 21 días después hay que estar atento si la vaca vuelve a entrar en celo. De ser así, habrá que controlarla, ya que puede dar un falso celo o tal vez quedó preñada. Si no hay celo a los treinta días, puede realizarse una ecografía para la confirmación de la preñez y, en caso de palpación, se ejecuta a los 40 y 60 días del servicio. No obstante, si la vaca no se preñó, nuevamente se procede al trabajo de inducción al celo para intentar preñar a la vaca.