Aun anegados siguen siendo la fuente del desarrollo de la ciudad

Salto del Guairá recibe desde el año 2012 una compensación por la desaparición de sus majestuosas cataratas de las Siete Caídas. Los recursos económicos que, si bien están lejos de pagar tan grande pérdida, se constituyen en el pilar para el desarrollo de la ciudad.

Actual vista del río Paraná y los puntos en los cuales están sumergidas las Siete Caídas.
Actual vista del río Paraná y los puntos en los cuales están sumergidas las Siete Caídas.Archivo, ABC Color

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Alrededor de G. 44.000 millones al año transfiere el Ministerio de Hacienda a la Municipalidad de Salto del Guairá en compensación por la desaparición de las cataratas de las Siete Caídas. Este dinero debe ser destinado a construcción de infraestructura turística, obras viales, salud y educación, según el artículo 4 de la Ley N° 5.404/2015.

La transferencia de recursos de compensación a los municipios del departamento Canindeyú en reparación por la desaparición de los Saltos del Guairá, en el marco de la distribución de compensaciones de la Entidad Itaipú Binacional, fue establecida en una primera ley, la número 4.597 promulgada el 23 de abril de 2012. Esta normativa “especial de compensación al municipio por la desaparición de los Saltos del Guairá” y tenía vigencia de tres años.

Mediante gestiones realizadas por las autoridades de la época, el 20 de marzo del año 2015 consiguieron la promulgación de la actual legislación. Establece la reparación económica permanente a Salto del Guairá por sus cataratas inundadas.

Antes del resarcimiento, Salto del Guairá mal podía mantener sus calles, atendiendo que con su exigua recaudación apenas cubría los gastos corrientes para el funcionamiento de la institución.

Como lo describe el historiador Eduardo Hirohito Nakayama Rojas, los Saltos del Guairá se constituía en un lugar de tránsito de conquistadores, asentamiento de poblaciones españolas y reducciones jesuíticas. También punto de disputa permanente entre las coronas española y portuguesa.

Era, además, un territorio de constante trifulca entre tupíes y guaraníes, registra Nakayama y, por último, un escenario de constantes fricciones entre los ejércitos de Paraguay y Brasil.

Tras la firma del tratado de la Itaipú Binacional en el año 1973, casi una década más tarde, en 1982, se produce la inundación permanente de los maravillosos saltos.

Finalmente, en 2012, luego de 30 años, se reconoce un resarcimiento económico a la ciudad que más perdió con el nacimiento de la Itaipú Binacional y que, por esas coincidencias de la vida, nace como distrito en el mismo año en que se firmó el tratado para su construcción.

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