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Para Claudia fue emocionante su inicio. Por un aviso del diario, se presentó buscando trabajo. “Las compañeras me tenían que enseñar. Me acuerdo bien que iba a cargar una ensalada mixta y no sabía cómo. Entonces, vino otra compañera, me estira de la mano y me dice: ‘Así tenés que servir’. Después aprendí y muy bien”, refiere con emoción.
Claudia se desempeña como mesera y es una satisfacción para ella servir a los clientes.
“Gracias a Dios y a este trabajo, todos mis hijos están estudiando. Salieron todos profesionales”, comenta. “Estoy orgullosa de mi trabajo y del lugar”, agrega.
Luciana comenzó como moza, pero al final optó por la cocina, donde prepara los caldos y comidas del día, principalmente en la zona del restaurante.
La joven está agradecida con la empresa por la oportunidad de estudiar cocina mientras trabaja en Lido Bar.
“Es mi primer trabajo”, comenta Luciana. “Es un trabajo con mucha responsabilidad el de cocinar, pero estoy tranquila y feliz porque es algo que me gusta”, afirma.
En estas siete décadas, Lido Bar ha sido como una escuela para muchos colaboradores, muchos de ellos incluso se han independizado con emprendimientos propios.