“Paseo de los monumentos” para el deleite

A lo largo de la avenida Mariscal López de la ciudad de Fram, el visitante puede apreciar una de las riquezas intangibles que tiene la comunidad. Tiene relación con la ola de inmigrantes de diferentes puntos del mundo que se instalaron desde principios del siglo pasado en esta tierra.

Monumento de gratitud del pueblo ucraniano al Paraguay, inaugurado en ocasión del Bicentenario de la Independencia de la República. También recuerda los 20 años de independencia ucraniana.
Monumento de gratitud del pueblo ucraniano al Paraguay, inaugurado en ocasión del Bicentenario de la Independencia de la República. También recuerda los 20 años de independencia ucraniana.

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La avenida Mariscal López nace en la intersección con la ruta “Graneros del Sur”, que hace de una suerte de columna vertebral que se extiende desde Carmen del Paraná hasta desembocar en el distrito de La Paz, pasando por el “borde” del casco céntrico.

A lo largo de más de 1.000 metros de esta amplia avenida, con un amplio y atractivo paseo central, se pueden apreciar retazos de la historia de la comunidad, testimonios de la vida, el trabajo y la cultura de sus habitantes.

Entre estos testimonios, una reliquia de un antiguo alzaprima con un enorme tronco de árbol nativo, elocuentes testimonios de lo que fueron las extensas selvas que cubrían el territorio, y de las que ya apenas si quedan algunos vestigios. También, unos tubos de silos de grano, característicos de la producción agrícola en el distrito que se abrió paso donde anteriormente existía selva virgen.

Un poco más adelante un monumento de la colectividad ucraniana, con una característica construcción abovedada de la arquitectura barroca ucraniana, y un monumento de recordación y gratitud del pueblo ucraniano al Paraguay, inaugurado en ocasión del Bicentenario de la Independencia de la República, y que recuerda también los 20 años de independencia ucraniana.

Siguiendo el recorrido, hacia el oeste, el visitante se encuentra con un significativo monumento a los inmigrantes polacos erigido por esa comunidad. En un solo bloque se puede apreciar a una pareja acompañada de sus dos hijos, un testimonio de quienes vinieron para quedarse en estas tierras. Un poco más atrás, bajo un “galpón” característico en las colonias de inmigrantes, un “carro polaco”, medio de transporte que también caracterizó y fue popularizado por los colonos polacos.

En otro sector, más al oeste, se puede apreciar un atractivo jardín japonés, con su característico e imponente arco, y el infaltable puente curvo sobre una pequeña laguna, rodeada de vegetación típica de aquel país.

Para rematar el paseo, un parque al aire libre con máquinas para hacer ejercicios ofrece un momento de esparcimiento y relax. Las máquinas están prolijamente cuidadas por los lugareños. Frente a este sector, en una pequeña rotonda con una fuente de agua, la plazoleta de las naciones exhibe las banderas de todas las comunidades de inmigrantes que habitan la zona.

Recorrer este paseo es un deleite para la vista y una buena oportunidad de conocer parte de la historia de esta comunidad, y una opción para el descanso.

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