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La ciudad tuvo siete mudanzas durante 90 años debido a las invasiones de los bandeirantes de São Paulo y otros inconvenientes. Por ese hecho se la conoce también como “Ciudad andariega”. Luego, tras 22 años de su creación, comenzó su peregrinar, desde el año 1592, hasta que, finalmente, por Cédula Real del 12 de marzo de 1701, se aprobó la instalación definitiva de la Villarrica del Espíritu Santo, en el sitio donde se encuentra actualmente, luego de que un grupo de villarriqueños, partidarios del Ybytyruzú, acudiera ante el propio Rey de España para insistir en el pedido.
La ciudad está ubicada a 172 km de Asunción, a pocos kilómetros de la imponente Cordillera del Ybytyruzú, y con el transcurrir de los años se convirtió en uno de los cascos urbanos más importantes de la región con una población de más de 70.000 habitantes.
Su economía se basa sobre las diversas industrias que se instalaron en su alrededor, como fábricas de azúcar, yerbateras, hilanderías, desmotadoras y productoras de lienzo. Además, producción agrícola, ganadera y agricultura familiar.
En los últimos años también se instalaron en el distrito empresas dedicadas a rubros vinculados al comercio.
La también conocida como “Ciudad culta” es cuna del poeta Manuel Ortiz Guerrero. Mantiene su tradición de cultura y nobleza aristocrática en los caserones y edificios antiguos con aires señoriales, que recuerda a la población y visitantes años de aventuras y cruel persecución.
Un sello muy peculiar de la ciudad es que supuestamente sus habitantes hacen las cosas al revés. Sus habitantes tienen una forma particular de hablar, con un tono cantado.
Su población es mayoritariamente joven, que se quedan en la ciudad gracias al funcionamiento de diversas universidades, principalmente la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” y la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo (Unves).