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El colegio es una continuidad de la Escuela Básica N° 5234, fundada por Heinfried en el año 1991 para que su hija (actual directora de la empresa) y los hijos de los trabajadores de su firma tengan una escuela donde estudiar en la naciente compañía rural denominada Kressburgo, del distrito de Carlos Antonio López.
En la infraestructura del colegio fueron invertidos dos millones de dólares. Se trata de un edifico de tres plantas, con laboratorios, biblioteca, salas de clases y sector administrativo.
El colegio es una verdadera institución educativa del futuro. Fue inaugurado el 6 de marzo, en coincidencia con la fecha de nacimiento del fundador del Grupo Kress, Heinfried Kress.
“Estamos convencidos de que debemos sembrar educación para cosechar desarrollo, ese es nuestro eslogan”, afirmó Cristina Kress, directora del Grupo Kress del que forma parte la empresa Frutika.
“Creemos que una buena educación es la base de todo desarrollo y crecimiento personal y social. La educación es un indicador clave del desarrollo de un país, y creemos que debe empezar en la primera infancia, para que la capacitación profesional posterior tenga el resultado que se espera. Este fue siempre un pensamiento de mi padre: que a las personas se las debe capacitar para que valoricen su trabajo”, agregó la empresaria.
La tecnología es fundamental y por eso incluimos computación robótica desde los primeros grados, afirmó.
Para el año 2020 proyectan el pleno funcionamiento del Bachillerato Técnico en Mecatrónica, cuyo objetivo es preparar a los niños y jóvenes para su integración al ámbito laboral. Es una condición que no siempre tienen los egresados de un colegio convencional, dijo.
El “Proyecto 2020” será el primer colegio con Bachillerato Técnico en Mecatrónica Industrial del país, y estará ubicado en esta pequeña compañía rural de este distrito, subrayó.
Insistimos en la incorporación de tecnología y en los recursos humanos. Tenemos un plantel muy calificado de profesores, comentó Kress.
El colegio tiene un costo operativo de 250.000 dólares anuales, de los cuales la compañía cubre 50.000 anuales. A través de un programa de padrinazgo mediante una asociación formada para el efecto, con empresas solidarias, están buscando cubrir esos 200.000 restantes, explicó Cristina Kress.
Reciclado
Uno de los proyectos en que está trabajando la empresa Frutika es el reciclado, mediante programas escolares, y con incidencia en la comunidad con campañas educativas.
Kress refirió que en este sentido, y como un auspicioso ejemplo de la responsabilidad social de las empresas, una compañía cliente de Frutika, Tetrapack Paraguay, hizo al colegio una importante donación de muebles hechos a partir del reciclado de envases tetrapack.
Mediante el donativo se pudieron equipar estanterías de la biblioteca abierta del colegio. También las aulas fueron dotadas de mesas y sillas, resaltó la empresaria.