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“Entiendo que la cuestión va por la noción y concepto de identidad. La identidad no es una sola, ni es estática. Para ordenar ideas, podemos considerar entonces que ser paraguayo significaría cumplir con algunos criterios identitarios, y sentirse paraguayo por lo tanto sería un sentimiento de pertenencia a un grupo marcado por ciertos rasgos identitarios atribuibles a lo paraguayo.
“Tenemos entonces rasgos identitarios, ellos pueden ser historias, símbolos, músicas, comidas, estéticas, rituales. Por lo tanto, a modo de ejemplo, haber nacido en el territorio de la Triple alianza, tomar tereré, incorporar cotidianamente, o en rituales, comidas paraguayas como chipa guazú, o propias del cono sur como el asado, rendirle homenaje a la bandera paraguaya, hablar guaraní, tener como referente a personajes históricos, configuran una identidad paraguaya mínima. ¿Qué es lo primero que queremos mostrar a extranjeros? Por ahí están las respuestas mínimas y básicas a cuál sería una identidad paraguaya, cosas que nos diferencian del ‘extranjero’, pues la identidad tiene esa función de diferenciar un yo de vos, o un nosotros de ellos. Etiquetar y categorizar según rasgos identitarios, como lo mencionado nada más a modo de ejemplo, para operacionalizar brevemente el concepto.
“La identidad puede ser tanto individual como colectiva. Y, complejizando más, llegamos a la noción de identidad cultural, cuando aparece la cultura.
“Siguiendo con definiciones mínimas y básicas para operar ideas nada más, cultura es todo aquello que nos define que no fue determinado por la naturaleza mediante la genética y evolución de especies. La cultura entonces así incluiría básicamente los valores, la definición del bien y del mal, los conocimientos, el arte, la moral, costumbres. Y funciona de la misma manera que la identidad, crea grupos y pertenencias, crea un nosotros en diferencia a otros, por eso es que existe la expresión ‘guerra cultural’ para expresar conflicto entre culturas opuestas. La identidad y la cultura son términos permanentemente debatidos y mejorados en las ciencias sociales.
“Lo que sí sabemos es que la cultura, en un mundo globalizado y mediado por el rápido flujo de información, interactúa, influye y permea mucho más que antes con otras culturas. Entonces cambia más rápido, se complejiza y se amplía. Pensemos un rato en el término interculturalidad, y del por qué es valorada la interculturalidad. Pista: para tener habilidades cognitivas que ayuden a la comprensión y valoración de diversas identidades y culturas.
“El breve ejercicio anterior permite considerar que lo paraguayo puede hacer referencia a rasgos identitarios y a cultura en los cuales habría un consenso sobre indicadores mínimos, y luego habría otros componentes más amplios, complejos y variables. Así podemos ver a una persona de rasgos culturales europeos tomando tereré, orientales hablando guaraní, indígenas hablando inglés, etc. No es poco común ver esos fenómenos. ¿Dónde empezaría y terminará lo paraguayo en esos fenómenos? De seguro los historiadores y los antropólogos tienen mucho que aportar para saber los rasgos identitarios y culturales paraguayos.
“Muchas de nuestras dificultades para mejorar como sociedad, para generar más riquezas, para disminuir la pobreza, tiene que ver también con rasgos identitarios y culturales que también son paraguayos. El debate es amplio y profundo. Lo mencionado en la frase anterior es lo que a muchos sujetos lleva a renegar de su cultura e identidad paraguaya, pues rasgos negativos también son parte de lo nuestro, pero no es lo único.
“Lo importante es tener herramientas conceptuales y cognitivas para pensar, para autodeterminarse y para saber cómo navegar en un mundo cada vez más intercultural y conectado. Estas mismas herramientas pueden indicar también que lo paraguayo no se va a terminar, sino que irá cambiando, manteniendo unos rasgos mínimos y básicos y ampliando los rasgos blandos. La interculturalidad es una tendencia inevitable, la interculturalidad exige saber definir una cultura e identidad propia y saber dialogar con otras, comprendiendo sus orígenes y sus componentes.
“Paraguay mientras exista como país tendrá sus pertenencias. Cada uno puede preguntarse y responderse a sí mismo: ¿Qué me identifica como paraguayo? y repetir dicha pregunta a sus pares, a sus amigos o a desconocidos inclusive. Si se lo hace en un entorno propicio para explayarse, se encontrarán coincidencias amplias que demostrarán que lo paraguayo existe fuertemente. Lo que sí tenemos que buscar es defender rasgos culturales e identitarios paraguayos pensando en estar listos para contextos interculturales, que exigen una definición cultural a la vez que exige apertura a otras”.