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TOBATÍ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). La talentosa artesana ha viajado por el mundo compartiendo sus conocimientos y habilidades y tiene como especialidad la figura humana representada en “los gorditos” como ella las llama con afecto.
Sus obras fueron expuestas en muestras locales y en países de Latinoamérica y Europa. Entre sus últimas actividades se encuentra el Taller de Artes de Barro/workshop en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, junto a una ceramista mapuche y artistas contemporáneos chilenos.
Ha llevado sus obras a París y Alemania, donde siempre son muy admiradas. Sin embargo, todos esos viajes no la han cambiado en absoluto: sigue viviendo en su humilde casa de la compañía 21 de Julio trabajando el barro, sentada en el suelo, como siempre. Sueña con que sus obras puedan ser exportadas al exterior.
Ediltrudis es hija de la ceramista Mercedes Noguera y continúa una tradición familiar de varias generaciones, madre de 8 hijos ha sacado adelante a su familia con el fruto de su arte. Ama su trabajo porque le da la posibilidad de “crear vida con las manos”. Explica que cada pieza es como un hijo para ella, porque todo el proceso de creación implica mucho sacrificio, amor y dedicación.
Trae la materia prima desde la cantera en carretas. Luego, comienza el proceso de ablandamiento y amasado en el tonel empujado por su marido, tarea que resulta muy sacrificada por lo que sueña con un tonel eléctrico. A continuación, sentada en su silleta comienza el proceso de creación modelando figuras de animales o personas a pedido. Luego del secado al sol, se mete al horno calentado a la temperatura adecuada con leña seca para el cocimiento de piezas. Luego viene el pintado.
Ediltrudis ha recibido muchas visitas de personas de todo el mundo, que al ver su trabajo y todo el sacrificio que implica le prometen regresar y ayudar a mejorar sus condiciones: “Sin embargo, las ayudas nunca llegan”, dice entre risas. Todo el proceso lleva una semana en promedio.
El año pasado pudo comercializar un pesebre gigante por G. 3.500.000 que estuvo en el Palacio de López por las fiestas.
Sus mejores clientes son extranjeros, que por referencias llegan a su casa y le realizan los pedidos: “Nuestra gente no valora nuestras obras y prefieren gastar millones comprando cosas fuera del país, en vez de comprar lo nuestro. Sin embargo, los extranjeros dicen que la artesanía paraguaya es una de las mejores de Sudamérica”.
Otro de los sueños de Ediltrudis es enseñar este arte en escuelas y colegios, con lo cual “ayudaría mucho a niños y jóvenes a expresar sus sentimientos a través del modelado de barro”.