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ARROYOS Y ESTEROS Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Luego de que el año pasado perdiera prácticamente toda su cosecha por los bajos precios, Cristhian Salanueva ahora espera recuperarse y poder pagar las deudas que le quedaron con la venta de tomates.
El joven está muy contento con el rendimiento de su cultivo, del que espera obtener un promedio de 600 cajas de tomates que se venden actualmente entre G. 70.000 y G. 90.000 por caja.
Con esto estima que obtendría un ingreso bruto de entre G. 40 a 60 millones.
El productor menciona que para la presente siembra no tuvieron ningún tipo de apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), cuyos representantes al principio prometieron proveerles semillas, abonos e insumos, que nunca llegaron.
Aun así decidió apostar por este estilo de cultivo, debido a que son requeridos por personas que no gustan de las hortalizas o verduras tratadas con agroinsumos.
Sobre las inversiones que realizó para obtener excelente rendimiento menciona que las bolsas de abono orgánico las adquiere a G. 150.000 cada una y el abono de desechos de aves cuesta más o menos G. 700.000 por cargas.
Añade que cada rollo de hilos de ferretería usados para sujetar las ramas cuesta G. 15.000, de los cuales ya utilizó más de 20 unidades.
Sobre la comercialización, Cristhian manifiesta que es mejor vender las cajas de tomates al menudeo por la zona, que llevarlas a los intermediarios, por el bajo precio que le ofrecen.
Explicó que a menudo llegan distribuidores con el objetivo de comprar sus productos, pero exigen comprar a G. 50.000 por caja y consignar en la boleta G. 100.000 por caja, con lo cual él no está de acuerdo.
Harto de esta situación, Salanueva decidió salir él mismo a ofertar sus tomates en los comercios de la zona y así obtener mejores precios.
Con lo obtenido con su cosecha sostiene a toda su familia.