Oleros necesitan mayor apoyo para mejorar la producción

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SAN JUAN NEPOMUCENO (Antonio Caballero, corresponsal). En el barrio San Agustín, conocido popularmente en esta ciudad como “Posadas”, están instaladas más de 80 olerías dedicadas a la fabricación de ladrillo común. Mientras que en la región noreste del departamento de Caazapá funcionan unas 120 industrias de cerámicas.

Los oleros aseguran que actualmente el mercado de venta esta aquí en la misma ciudad. Toda la producción es adquirida por los pobladores que necesitan cada vez mayor cantidad de materiales de construcción para encarar las obras como mejoramiento de las viviendas y centros comerciales que se están ejecutando.

En ese sentido, Fidelino Benítez, uno de los oleros, señaló que el material en la planta industrial (olería) cuesta actualmente G. 200.000, por cada mil. Pero actualmente la demanda baja considerablemente por la recesión económica. Además, las frecuentes lluvias impiden a los constructores trabajar en forma continuada.

Según los datos, en la ciudad de San Juan Nepomuceno más de 500 personas dependen directamente de la fabricación de ladrillos. Después están los que se benefician indirectamente como los constructores, transportistas, intermediarios, los vendedores de leña que se utiliza para la cocción de los ladrillos, entre otros.

En ese sentido, el ex intendente de San Juan Nepomuceno Carlos Reinaldo Paredes (Unace), que se dedica a la fabricación de ladrillos, dijo que los oleros de la ciudad están trabajando en forma muy precaria. Falta mejorar la infraestructura, mecanizar la producción y es difícil el mejoramiento de las instalaciones a raíz de la falta de recursos económicos.

Paredes dijo que los oleros no están agrupados en cooperativa. No cuentan con una asociación como para buscar ayuda económica, especialmente crédito industrial u otros beneficios.

Además, actualmente el sector está sufriendo por la tremenda escasez de materia prima. Dentro de la zona urbana del barrio San Agustín casi ya no hay arcilla. Los oleros entran ilegalmente en la reserva municipal del arroyo Capiibary destruyendo el medio ambiente porque de lo contrario deben comprar el material de propietarios particulares, según Paredes.

Carlos Ayala, uno de los oleros, señaló que el gasto para producir 1.000 ladrillos es de G. 120.000 y se vende a G. 200.000. Un olero gana por día G. 40.000 y entre cuatro pueden completar 5.000 ladrillos en un día. Pero previamente deben juntar la arcilla para la mezcla correspondiente.

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