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ALTOS, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Cada año, entre el 28 y el 30 de junio, se celebra en la compañía Itaguazú de esta ciudad, la festividad de San Pedro y San Pablo, con ritos ancestrales y religiosos del que participan todos los habitantes de la comunidad.
El festejo da cuenta de una singular fusión entre la tradición pagana de los indígenas y la influencia católica de las misiones franciscanas instaladas en la zona durante la época de la colonización
Así, en el interior del oratorio de la localidad se organizan misas y procesiones con imágenes de los santos Pedro y Pablo, que datan de la época colonial y que la comunidad custodia desde entonces.
En el patio del oratorio se desarrolla el ritual tradicional guaraní, donde el fuego y las grandes máscaras de colores ponen la nota más llamativa de la celebración.
En este festejo, los protagonistas son los guaicurúes, que llevan máscaras de tela pintada de colores y un traje de hojas secas de banano que hace un ruido muy particular, con cada movimiento de los llamados kamba ra’ãnga que representan a los guaicurúes.
En la danza que realizan representan las incursiones que aquellos indígenas realizaban desde el Chaco hasta la Región Oriental del Paraguay para raptar a las doncellas guaraníes, según el relato popular.
Las mujeres están junto a unas antorchas en el centro, cuando llegan los guaicurúes a raptarlas, y se produce una especie de danza, que sería el juego que ellos llaman la “rúa”.
Junto a los guaicurúes, los kamba, que portan grandes máscaras de madera tallada, se encargan de poner la nota jocosa a la celebración, con números humorísticos.