CARAGUATAY, departamento de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Don Rogelio Velázquez (90) es un humilde agricultor que sigue labrando la tierra a pesar de su avanzada edad.
A diario, se dedica a las tareas del campo desde las 04:00, hora en que llega a su chacra ubicada a unos 200 metros de su hogar.
A menudo, la zona baja de sus tierras sufre las inundaciones por el desborde del río Yhaguy, por lo que tiene que trasladar sus animales hacia sectores más altos. Aun así no pierde su optimismo y trabaja con tesón en su campo.
Don Rogelio quedó viudo hace unos meses, luego de que su esposa Susana falleciera tras padecer una penosa enfermedad que la mantuvo postrada por más de 20 años.
La pareja tuvo diez hijos, que hoy en día trabajan en diferentes oficios y profesiones. Solo uno de ellos se dedica como él a la agricultura, por el escaso ingreso económico que genera esta actividad, que solo alcanza para subsistir, según sostienen.
El alegre abuelo menciona que varias veces sus hijos le pidieron que deje de trabajar en la chacra, ya que fue sometido a dos cirugías hace un tiempo que lo tuvieron en cama casi por un año, además de sufrir una afección cardiaca.
Sin embargo, él no se entregó a esas enfermedades y se niega a abandonar su trabajo, pues, según sus expresiones, es lo que hasta hoy lo mantiene vivo, con mucha energía.
Con mucha lucidez, a pesar de su avanzada edad, exclamó que “no hay nada mejor que ver un amanecer desde la chacra. Ver a las plantas crecer y dar sus frutos te llena el alma de un regocijo que no se puede comparar con nada”, exclamó don Rogelio.
Para labrar su campo, carga con mucha seguridad uno de sus mejores elementos, la azada; sin olvidar la pala y el machete.
Sus manos llevan las marcas de un hombre entregado a su trabajo.
Tras una breve pausa, comentó que uno de los peores momentos de su vida fue cuando murió su compañera de la vida, pero que lo superó trabajando.
“Ápe ñambohasa porã la vy’a’ÿ ” (acá hacemos pasar bien la tristeza), manifestó mirando con orgullo sus cultivos de subsistencia.
En su pequeña parcela de dos hectáreas cultiva batata, poroto, mandioca y maní, entre otros rubros agrícolas.
Dice que muchas veces regala sus productos a sus vecinos que le piden, porque quizá otros le van a robar, porque muchos ya no quieren trabajar la tierra.
Aun así, cada temporada toma sus insumos y sus elementos de trabajo para producir sus alimentos.
En su comunidad, don Rogelio es conocido por su honestidad y espíritu de lucha, valores que sirven de ejemplo a los muchos jóvenes con quienes ocasionalmente suele conversar.