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ATYRÁ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Desde la entrada a la ciudad ya se percibe un ambiente diferente, con aire puro por los árboles que se encuentran a la vera del camino. Solo unos metros más adelante ya está la ciclovía, que a la noche se convierte en un lugar de encuentro de las familias que residen en la zona y que además cuenta con un sector de juegos para los más pequeños.
La avenida principal termina en la peatonal Indio José, donde los artesanos cuentan con una feria permanente de artículos en cuero repujado y tallados en madera, que son muy apreciados.
Termos forrados para mate y tereré, guampas, carteras, mochilas, cintos, llaveros, hebillas, reposeras, alfombras, juegos de jardín, calzados para damas y caballeros, entre otros se pueden apreciar y comprar en la feria.
Cruzando la peatonal se puede ver el templo construido en 1752 y dedicado a San Francisco de Asís, patrono de la ciudad. Tiene un hermoso retablo tallado por los indígenas guaraníes evangelizados por misioneros franciscanos.
Atyrá cuenta también con una floreciente infraestructura hotelera, con sitios que combinan la naturaleza con el arte sacro. Son edificados en serranías respetando al máximo la ecología. Sin duda es un lugar para descansar lejos del ruido mundanal que caracteriza a la mayoría de las ciudades del país.
Los turistas que ingresan a esta comunidad no verán ningún tipo de cartelería política o pintatas de candidatos porque los ciudadanos así lo decidieron.
Este logro se debe a la iniciativa de don Feliciano Martínez (+), quien luego de ser electo intendente inició un proceso de cambio revolucionario que duró cinco años. Realizó una campaña basada en la participación y en la autogestión ciudadana, que culminó con la consagración de Atyrá como la “Primera Ciudad Saludable del Paraguay”.
Don Feliciano dejó de lado las mezquindades y trabajó por una ciudad limpia. Muchos vecinos siguen teniendo muy presente sus enseñanzas, como es el caso de Arminda Maidana. “Don Feliciano nos enseñó que es posible pensar en grande, que no podemos ni debemos seguir arrastrándonos por el suelo con el pesimismo a cuestas”, expresó.