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Uno de los ejemplos de que el productor paraguayo solo necesita de orientación para trabajar adecuadamente la tierra es el caso del comité de productores de Santa María, General Morínigo. Los integrantes pasaron de vivir en la pobreza extrema a convertirse en verdaderos empresarios agrícolas con buenos ingresos económicos.
Los productores no hicieron nada “del otro mundo” para conseguir mejorar su nivel de vida. No necesitaron ir a Argentina, Estados Unidos o España en busca de mejores horizontes, solo mejoraron el suelo utilizando la técnica adecuada para producir mandioca.
Instalaron una pequeña planta procesadora de mandioca donde elaboran almidón y habilitaron recientemente una fábrica de chipas, que tiene mucho éxito.
Los agricultores no solo se dedican a la producción de mandioca, sino también buscan darle valor agregado.
Otra compañía que está saliendo adelante mediante trabajo de los pequeños productores es San Roque, de San Juan Nepomuceno. Los labriegos están trabajando en la producción de granos y de carne de gallina, además de huevos para la comercialización en la ciudad.
En Tarumá, una localidad donde se concentran colonos brasileños, se registran cultivos extensivos. Los pequeños productores resisten mediante la producción y almacenamiento de granos que venden a buen precio.
Los productores de Fariña Cue, jurisdicción de Aba’i, se dedican a la producción de carne de oveja con los que están mejorando el nivel de vida. Todos los comités tienen el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID).
El agricultor Vitalino Reyes, de la compañía San Roque de San Juan Nepomuceno, manifestó que los campesinos no necesitarían ir a otros países a trabajar, si el Gobierno brindara asistencia técnica, capacitación, créditos blandos y mercado seguro para la producción.