Un hogar de emociones

Esta casa moderna no se desprende de los afectos, las reliquias de familia y las novedades en la deco con acento japonés. Es un muestrario del corazón con que fue arreglada porque para sus propietarios son importantes los significados, las costumbres y el buen uso de la energía.

El efecto es ecléctico en esta residencia moderna con muebles de los abuelos que se trajeron de la estancia, y al verlos restaurados causaron gran emoción. Los sentimientos se extienden a los objetos traídos de viajes.

"Hay un sofá de Quality, el comedor es de la fábrica de caña de mi abuelo en Altos que restauramos, es antiguo y lo recuperamos. La mesa de comedor es de trébol, tiene una línea muy sencilla, a ella acompañan las sillas de rattán".

Las ventanas de blíndex se dejaron sin cortinas para aprovechar la luz y el paisaje. En la entrada hay un jardín japonés con flor de loto, camalotes, con relajante sonido que viene de una fuente de agua con bambú, pasto y piedras.

El color de las paredes es marfil lo que aporta mucha paz. Y los toques de colores se dan con almohadones turcos, con telas antiguas, las alfombras persas de Buchara son de hilos de seda. En cambio en el estar los tejidos son de lana, y también se ve un tapiz de Irán.

Las obras de arte son de Edith Jiménez, Félix Toranzos, Lucio Aquino, y un cuadro japonés enorme.

Se destaca un regalo de la emperatriz Michico. “En una mesa tenemos todo lo especial que nos recuerda a mi abuelo que era japonés", nos explican.

LOS SIMBOLOS

El matrimonio se simboliza con cuatro elementos en un arreglo: el bambú, porque es duradero y flexible, una flor -por su belleza, pureza y delicadeza-, una rama de pino -muy fuerte y flexible-, y el ying y yang de la energía que se representa con unas cintas roja y blanca que se atan y eso significa que el matrimonio está unido para siempre con amor y fuerza.

La pileta es solo para masajes, con banquitos, y ahí también hay un jardín japonés con pinos y piedras. Al borde de la piscina hay una jaula de la India con velas.

Los adornos navideños ya están preparados, arreglos con luces, un pesebre paraguayo de madera tallada. Y muy cerca una botella de aceite y pétalos de rosas.

Un arbolito de hierro que parece un espiral enorme rompe la típica imagen, sus giros se suavizan con unas cintas y angelitos artesanales de tela. Abajo ya hay algunos regalos. Son parte de culturas de las que se ha tomado lo mejor.

El proyecto es de los arquitectos Augusto Barrail y Emilia Vera.

Esta residencia es de Yumiko Udagawa quien la decoró con su hermana Fátima Udagawa.
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